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sábado, 25 de septiembre de 2021

A LA VIRGEN MARÍA. A LA VERGE SANCTA MARIA.

A LA VIRGEN MARÍA.

En el capítulo LXXXIII del libro titulado Blanquerna, que escribió Raimundo Lulio en la ciudad de Montpeller hacia los años 1282 y 1283, se lee una trova dirigida a la virgen María, que puso el autor en boca de uno de los personajes que en la obra figuran. Es una composición corta, de bellas formas e ingeniosos y elevados conceptos, que nos da una idea del atractivo que debieron tener los lais o tensiones del enamorado trovador.
- "A vos, Señora, santa virgen María, dice, a vos doy todo mi albedrío, y con tanto ardor quiere de vos enamorarse, que sin vos en nada anhela fijar sus deseos ni su amor: porque el amor que a vos se dirige, que sois madre del amor, es el más fino y elevado de todos los amores; y quien sin vos amar intenta, malogra infelizmente el amor de su corazón. Y pues ya que queréis, excelente reina, toda mi voluntad, os quiero también hacer presente de mi memoria y de mi inteligencia, porque sin voluntad ¿qué haría de ellas, Señora? Mas ay, si os place, madre mía, recordad y haced entender a toda la clerecía cuanto se os honrara si emprendiesen unos el camino de la Tierra-Santa para predicar la divina palabra a los infieles y convertirles a la fé cristiana, y sembrasen otros la paz entre las ovejas de Jesús: que muchos son los que se jactan de que arrostrarían la muerte por vuestro hijo, si ocasión se ofreciera; mas pocos los que emprendan el apostolado, pues el temor de morir les hace andar remisos y negligentes." -

En la versión que en 1521 se publicó en Valencia del Blanquerna, aparece también traducida la trova que nos ocupa, aunque en diferente metro; y si bien en la traducción observamos el lenguaje más culto del siglo XVI, en nuestro concepto no iguala al original. A continuación de este insertamos aquella para que el lector juzgue por sí mismo.

Blanquerna en castellano (descargar pdf)

Blanquerna, castellano, Raymundo Lulio, 1521, valenciano, lemosin, lemosina, lengua castellana, 1749


https://bivaldi.gva.es/es/consulta/registro.cmd?id=8246


A LA VERGE SANCTA MARIA.


A vos, dona verge sancta María,

Dó mon voler, qui 's vòl enamorar

De vos tant fort, quí sens vos no volria

En nulla rè desirar ni amar.

Car tot voler ha melloria

Sobre tot altre que no sia

Volent en vos, qui est mayre d' amar;

Qui vos no vòl no 's pòt enamorar.


Pus mon voler vòl vostre senyoria,

Lo meu membrar e 'l saber vos vuyll dar;

Car sens voler, dona, ¿eu qu ' els faria?

E, vos dona, si us play façats membrar

E entendre, mayre, a clereçia,

Per ço que vagen en Suría

Als infaels convertir e preycar,

E ' els christians fassen pacificar.


Mant hom se vana que murria

Per vostre fill si loch venia;

Mays pauchs son çells qui 'l vagen preycar

Als infaels, car mort los fá duptar.


(Versión de 1521.)

A vos, mare verge, excelsa María,
Lo meu voler done qu' es vòl enamorar
De vos a qui 'm postre, sens quí no volria
Alguna altra cosa desirar ni amar.
Qu' en vos quant s' endreça té, cert, milloria
Sobre 'l que no era ni esser poria;
Puix sou en nosaltres d' amor vera mare:
Y a vos qui nous ama no 'l vòl l' Etern pare.

Puix mon voler prompte voleu, reyna pia,
La mia memoria e 'l saber vos vull dar:
Car sens voler, dea ¿yo qué d' ells faria?
Mas qu' es recordassen d' entendre y amar,
Excelsa princessa, a vos si plahía,
Tots vostres bons clergues d' amar en Suria
A tots los heretges infaels predicar;
Y 'ls crestians fessen prest pacificar.

Mas l' hom perdra 'l viure per vos se gloría
Y 'l vostre fill sacre si 'l cas se seguia;
Y pochs son qui vagen la fe predicar
Als infaels heretges per mort reçelar.

lunes, 30 de agosto de 2021

A LA VERGE MARIA. Victoria Penya.

A LA VERGE MARIA.

Tot anant la Verge un dia  Cullint floretes,  Quantes sos dits ne tocavan  Tornaven perles.



I.

Tot anant la Verge un dia

Cullint floretes,

Quantes sos dits ne tocavan

Tornaven perles.

Les floretes tot gojoses,

Com si ho sabessen,

A María s'inclinaven,

Prendades d'Ella.

Y Ella cull que cullirás,

Ab gran sorpresa,

Fins que de perles se n' porta

La falda plena.

Dins sa cambra les enfila

Tota contenta,

Y veu com fils d'or se tornan

Los fils de seda.


A LA VIRGEN MARÍA.


I.

Cogiendo flores estaba un día la Virgen, y trocábanse en perlas cuantas sus manos allegaban.

Y como si esto presintiesen las florecillas, inclinaban hacia María sus copas, prendadas de su hermosura.

Y ella, sorprendida del milagro, afanábase en su tarea, hasta que de perlas su falda hubo llenado.

Al llegar a su estancia ensarta alegremente las perlas, y los hilos de seda se convierten en hilos de oro.


Quant ne té enfilades quinze

S'ha alabadeta,

Lo collaret en las mans

Y en Deu la pensa.

- ¡Oh, collaret de miracles!

Dins son cor deya,

¡Quí pogués ab tú enjóyarne

La Predilecta!

L'esperança de les gents

A Israel promesa!

La que ha d'esser de Deu Mare,

De gracia plena! -


II.


Des lo mon al cel no pujan

Ni ángels ni vérgens;

La porta n'está tancada

Per tots los setgles.

Mes dins son cor ne guardava

La Providencia

Una ánima inmaculada,

Tota puresa.

Aquesta ánima es María,

La Predilecta,

Que quant Adam naufragá

Mal no vá rebre.


Quince perlas tenía ya en el collarcito, cuando queda embebecida la virgen con la rica sarta en las manos y en Dios fijo el pensamiento.

- ¡Oh, collar milagroso! exclamaba con toda la efusión de su alma. ¡Quién pudiera ataviar con tu riqueza a la elegida entre todas!

A la esperanza de las generaciones del mundo, a la prometida al pueblo de Israel, a la llena de gracia que ha de ser madre de Dios! -


II.

Ni ángeles ni vírgenes ascienden al cielo desde la tierra: cerrada está la puerta por los siglos de los siglos.

Mas la Providencia tiene guardada para sus fines, un alma inmaculada, un alma dechado de pureza.

María es aquella alma, María es la predilecta, la que el pecado de Adán no manchó con sombra de culpa.


La contemplava 'l Senyor

Y als ángels deya:

- Veus aquí la Soberana

De cel y terra!

Gabriel, a la vall de llágrimas

Ton vol emprenne,

Y les claus del cel li portas

A la donzella.

Diguésli: “Tú n'ets, María,

De gracia plena,

Beneyta n'ets per lo fruyt

Del teu sant ventre.”

Lo collaret dels miracles

Son coll cenyesca,

Y una corona compònli

De quinze estrelles.

Tant forta com ma justicia

N'es ma clemencia,

Y jo vull que 'l cel se 'n omple

D'ángels y vérgens. -


Contemplábala el Señor, y a los ángeles decía: - Ved ahí a la soberana de cielo y tierra.

Emprende tu vuelo, Gabriel, desciende al valle de las lágrimas, para entregar a la doncella las llaves del reino celestial.

Dile: “Llena eres de gracia, bendita tú eres y bendito es el fruto de tu vientre.”

Ciña el collar de los milagros su ebúrneo cuello, y coloca en su cabeza una diadema de quince estrellas.

Mi clemencia es tan fuerte como mi justicia, quiero que de ángeles y de vírgenes mi reino se llene.


III.

Brilla que mes brillarás

Les estrelletes,

Com lo seu Criador ohïren

Totes rumbejan.


En son vol l'ángel s'emporta

Les mes lluentes,

Brilla que mes brillarás

Les altres quedan...


Fit a fit miran al cel

Com si diguessen:

- Nosaltres ¿qué havem de fer

Per la gran Reyna?

- Brilla que mes brillarás,

Déu les contesta,

Fins tot l'univers omplirne

De ma grandesa. -

La gloria de Déu n'es gloria

De lo seu temple,

María exalça a qui lloha

L'Omnipotencia.


Déu n'ha sentit l'anyorança

De s' obre mestre,

Sense falta n'ha volgut

L'home en son regne.


Sa clemencia al mon María

Ne representa,

Y del cel se obrin les portes

Per tots los setgles.

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III.


Cuando las estrellas oyeron la voz de su Criador ostentaron todo su brillo, y lucieron con sus mas fúlgidos resplandores.

El ángel arrancó del cielo a las más brillantes para llevarlas consigo, y las otras quedaron centelleando en las alturas.

Y miraron de hito en hito a Dios, como si preguntasen con su mirada:
- ¿Qué podemos hacer nosotras por la excelsa Reina? -

Y contéstales el Eterno: - Brillad, brillad a cual más, llenad de mi grandeza todo el universo.

La gloria de Dios, gloria es de su templo; María ensalza al que alaba la Omnipotencia divina. -

El Criador echó de menos a la más grande de sus obras, y quiso redimir al hombre para que tuviese entrada en su reino.

María representa en el mundo la clemencia divina, y se abren las puertas del cielo por los siglos de los siglos.


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A LA VERGE. Guillem Forteza.

A LA VERGE.

De dins l'avench d'ignominia,

Cementèri d'esperances,

Ont de sempenta en sempenta,

Mals esperits m'abismaren;


A poch a poquet s'axeca

Una colometa blanca,

Lo bech d'òr, els peus de rosa

Y a n'el front estrelles blaves.


¿Quínes mans cruels l'han ferida?

A n'el pit dú set espases,

A la dreta ne dú tres,

A l'esquerra dú les altres.


A LA VIRGEN.


Desde el lodazal de ignominia, cementerio de esperanzas, adonde me arrojaron los malos espíritus de abismo en abismo,

Levántase poquito a poco una palomita blanca, pico de oro, pies rosados y estrellas azules en la frente.

¿Qué mano cruel la hirió? Siete espadas atraviesan su pecho; tres clavadas a la derecha, a la izquierda las restantes.


Es l'amor a la Bellesa,

Es ma darrera esperança,

Pura, dolsa, adolorida

Que vers lo cel bat ses ales.


La devoció es que vos tench

Desde nin, Mare de mares;

Ay, no li tanques les portes

Del teu palau, Verge clara.


Óbrili el bech suplicant,

Posali una sola branca

De l'árbre Misericordia,

Qu'es lo mes xelest dels árbres;


Ella tornará gojosa

Com la paloma del arca,

Y en oblit de mes ofenses

Aquell brot son bech portantne,


Les potestats infernals,

Retudes en la batalla,

Baix de mos peus quedarán,

Baix de mos peus esclafades.

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Es el amor a la Belleza, es mi postrera esperanza, dulce, pura, doliente, que hacia las nubes alza el vuelo.

La devoción es que os profeso desde mi niñez, Madre de madres: Ay no le cerréis la puerta de vuestra mansión, oh Virgen santa!

Abridle el pico suplicante y ponedle en él un rama sola del árbol Misericordia, que es el más bello de los árboles.

Ella volverá alegre, cual la paloma del arca, trayéndome en su boca el bendito ramo, símbolo de perdón.

Las potestades del infierno besando el polvo en la pelea, bajo mis pies quedarán hundidas y anonadadas.

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viernes, 27 de agosto de 2021

Geroni Rosselló, LA TORRE DEL MISTÈRI.

LA TORRE DEL MISTÈRI.

(Á n'en Joseph Coll y Vehí.)


N'es bella, bella la verge

De qui estich enamorat,

La qui mon còr idolatra,

La qui es causa de mont plant. (este mont : mon, com veém mes aball, mon còr)


De lo mòn d'hont jo venia

Dols recòrt ne vaig portar;

Lo recòrt de sa llum clara,

Sa llum que cercant ne vaig.


Y mon còr tant la desitja,

L'esperit l'adora tant,

Qu'en suspiran d'anyorança,

Cansats de pelegrinar.

Jo no sè si fou deliri,

Jo no sè si fou somiant,

Que la vaig trobar un dia,

Lluny, ben lluny de la ciutat.


Cansat del camí n'estava,

Del camí d'un arenal,

De las pujadas dels colls,

De las baixadas als valls.


Jo 'm trobí dins un boscatge,

Aprés del boscatge el mar,

Al mitj de la mar una illa,

Al mitj de l'illa un penyal.


Sobre el penyal una torre

Que ne tè el portal tancat;

La verge al pèu de la torre

Tota vestida de blanch.


¡Qué n'era de santa y noble

La espressió de son semblant!

¡Qué n'era de etsisadora

De sos ulls la claredat!


Ab la nau de la constancia

Jo ne vaig passar la mar;

Ab lo foch de mos desitjs

M'asseguí en el sèu costat.

- ¡Oh reyna de la hermosura!

Senyora de mon pensar!

Mes que sceptres, mes qu'impèris

La téua mirada val!


¡Benhage, benhage l'astre

Que 'n lo sender me guiá!

Que me portá a ta presencia

Per qui tant he suspirat!


¿Qué vols, mon bè, perque sia

Perque sia ton esclau?

Perque begue la llum santa

De que n'estás claretjant?-


Ella ses castes pipelles

Abaixava a mon parlar;

e par que la llum del sol

Hi faltás a dins l'espay.


- ¡Oh, romeu, lo bon romeu,

Bè ne sias arribat!

¡Benhaje el desitj que 't porta!

¡Ben vingut ton còr amant!


Desitj es ardent y noble

Lo qui forsa t'ha donat

Per arribar a la penya

Hont lo meu tresor hi guard'.

Ja n'hauras la recompensa

Si l'esperit n'es constant,

Si dels plaers no 'n fas l'ídol,

Si no creus ton còrs de fanch.


Molts han dit que m'estimaven,

Y han mentit com a vilans;

Y molts diuen que me cercan

Girant la espatla a ma fas.


Molts creuen trobar mon ombra

Seguint lo camí del mal,

Y altres que dins el no res

Feresta ne vaig errant.


Uns matar ma llum volrian,

Per lligar lo genre humá;

Altres cubrir ab mon vel

A la falsa llibertad.


Per l'injusticia m'invocan,
Y m'invocan per l'engany;

Altres lluny d'ells me desterran

Per no fer ma voluntat.


Que som freda y trista, diuen,

Que las ilusions los mat',

Que los priv' de l'esperança,

Que los umpl' de enuigs mortals;

Y entelar lo spill intentan

De la impudicia ab lo baf,

Lo espill hont l'Etern se mira

É hi mostra sa magestad.


Ay! qu'en son de fòlls los homens!

Ay! que n'estan d'ubriachs!

¡Cullir la flor qui 's mostía,

Y lo perfum olvidar!


¡Oh, romeu, lo bon romeu!

¡Oh, romeu ben arribat!

Puis a mon palau vingueres,

Jo te vull donar la má.


Si mon nòm t'ha de ser dòls,

Jo ne som La Veritat;

Lluny de matar l'esperança,

Jo ne só el manantial.


De lo sentiment qu'inspiro

La dolsor coneixerás,

Lo plaër íntim que donan

De ma eterna llum los raigs.


En l'enteniment de l'home,

Quant Dèu l'univers creá,

D'aquesta llum misteriosa

Una espurna hi va posar:

Mes, infla al hom tant l'orgull,

Y son còr n'es tan ingrat,

Que el present divì rebutja

Per anar, cech, palpejant.


¡Oh, romeu, lo bon romeu!

Aguayta desde aquí dalt;

Escampa l'esguart, escampa'l

Per los camps mes dilatats.


¿Quín plaër mes sant no dòna

Est aire pur respirar,

De tantes passions humanes

Contemplar les tempestats?


Y veure, ab lo front seré

Y ab santa tranquilidat,

Les opinions mentideres

Del home orgullós y va?


Si tú me tens per amiga,

Si tú me vols tant amar,

La ventura que jo 't done

La del cèl t'assemblará.


- Oh, hermosa, la mes hermosa!

Reyna de ma voluntat!

Umpl'a tos peus mes potencies

De la llum de ton esguard.

Anys ja fá que, trist romeu,

Ple de amor te vaig cercant;

Y t'he cridada ab mes llágrimes

Y ab lo foch en que m'abrás.


Jo tench sed de la aygua pura

De la vena de crestall

Que de dins les esmeraldes

Veig brollar en el penyal.


Jo vull beure, jo vull beure

De la ciencia en lo raudal,

Y de nostre amor en prova,

Vull que 'm dones lo bes sant.


Jo vull tota possehirte,

Y viure en ta santa pau;

Que 'm dones tot el tresor,

El tresor que tens guardat. -


Ella 'm sonreya amorosa,

Plena de dolsa humildat,

Y de son còll la clau mística

Li prenguí tot tremolant.


De la Torre del mistèri

M'acostava en el portal,

La porta n'era de màrbre,

Un xipré a cada costat.

A damunt, damunt lo marbre,

Estava escrit: - Aquí jau...-

Jo llegia, jo llegia...

Lo demés estava en blanch.

- Atúret, me diu la verge.

La porta no s'obrirá

Abans que ton nòm escrigues

Sobre lo márbre sagrat.


Jo prenguí la santa ploma,

Y vaig escriurer abaix

De Aquí jau “LO CANÇONER,

CANÇONER DE MIRAMAR.”


Llavòrs de la trista porta

Jo ne vaig rodar la clau,

Y s'obrí de pint en ampla,

Davant mos ulls esglayats.


La cambreta de la torre

No era rica, no era gran;

Era fosca y era baixa,

Son trispòl era gelat.


Hi havia una caixa en terra;

Jo espantat la vaig mirar;

Era negra y buyda estava,

Y la verge 'm digué; - Jau! -

Dins ella me vaig estendre,

Y plorant vaig esclamar:

- ¿Aixó es ta santa promesa?

¿Axó 'm tenias guardat?


Los cuchs de la pols del còrs?

La fosca, el no res, el glas?

¿Y en tú de trobar havia

Lo fosser qu'obrís mon vas?


- Jo no som mes qu'una sombra

De la eterna Veritat

Que illumina el bon camí

Dels qui son los seus amants.


Óbri, romeu, la finestra

Que ne tens a l'altre part;

Y si del ver ne tens set,

Tot lo tresòr ne tendrás. -


Jo vaig obrir la finestra

Girantme a l'altre costat,

Y'm despertá la llum d'òr,

La llum de l'eternitat.

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LA TORRE DEL MISTERIO.

(A D. José Coll y Vehí.)

Bella, bellísima es la virgen que enamorado me tiene, la virgen que mi corazón idolatra, la que tantos suspiros y lágrimas logra arrancar a mi pecho.

El alma mia al bajar del astro de donde vino, trajo consigo un dulce recuerdo de su peregrina hermosura, de su lumbre clarísima que afanoso voy buscando.

Y es tan vivo en mí el deseo de aquella luz, mi espíritu le rinde tan fervoroso culto, que cansado de correr en pos de sus destellos, lloro por fin desconsolado el mal de la ausencia.

No sé si fue durante mis delirios, o en el dilatado campo de mis ensueños, que tuve un día la ventura de encontrar aquella virgen, lejos, muy lejos del tumulto de la ciudad.

Cansado estaba del largo camino de un arenal, cansado de las ásperas veredas de los montes, de las rápidas pendientes de los barrancos.

Por fin encuéntrome en la espesura de un bosque, tras del cual balancea la inmensa superficie del mar. En medio del mar columbro una isla, y en medio de la isla un altísimo peñasco.

Sobre la peña levántase una torre cuya puerta está cerrada, y al pie de la torre veo sentada la misteriosa virgen, envuelto su talle delicado en blanquísimo ropaje.

¡Cuán santa y noble era la espresion de su semblante! ¡cuán dulce y hechicera la claridad de sus divinos ojos!

Pasé animoso la mar, embarcado en la nave de la constancia; y con todo el ardor de mis deseos, amoroso y tierno sentéme a su lado.

- Oh, reina de la hermosura! dueña adorada de mis pensamientos! La dicha que infunde tu mirada vale más que todos los cetros e imperios del mundo!

¡Bienhaya, bienhaya el astro benéfico que me guió en mi camino y me condujo a tu presencia, dándome la felicidad porqué tanto he suspirado.

¿Qué exiges de mí, bien mío, paraque alcance la ventura de ser tu esclavo; paraque me sea dado beber los fulgores con que tanto resplandeces?-

Al oír ella mi acento, suave y modesta, inclinaba al suelo sus castas pupilas, y al verme privado de la luz de su mirada, parecíame que el sol faltaba en el espacio.

- Oh, romero, el buen romero! ¡bienvenido seas! ¡Bienhaya el fervoroso deseo que aquí te condujo! ¡Bienvenido sea tu amante corazón!

Ardiente y noble fue el anhelo que te dio valor y esfuerzo para llegar a ese peñasco donde guardo todos los tesoros de mi amor.

Si tu alma es pura y constante, si de los placeres mundanos no eres idólatra, si no atiendes a los impulsos de la carne que te envuelve, yo sabré recompensarte.

Muchos se dijeron mis amantes y mintieron como villanos; otros aseguran que andan buscándome y no hacen mas que volverme las espaldas.

Quienes esperan encontrarse con mi sombra andando por el camino del mal; quienes aseguran que vago errante y pavorosa en las tinieblas de la nada.

Unos quisieran apagar los resplandores de mi luz para mejor encadenar el género humano, e intentan otros cubrir con mi velo la falsa libertad que pregonan.

Invócanme paraque triunfe la injusticia e impere el engaño; y hay quien me destierra del mundo para dispensarse de obedecer la ley inflexible de mi voluntad.

Pregonan que soy fría y triste, que desvanezco todas sus ilusiones, que les vedo las dulzuras de la esperanza y que el alma les lleno de mortales angustias.

Y en su locura intentan, con el aliento de la impudencia, empanar el clarísimo espejo en donde se mira el Eterno, mostrándosenos con toda su majestad.

Ay! cuánta es la locura del hombre! ¡Y cómo le ciega la embriaguez de que está poseído!

¡Qué mal hace en cojer la flor que luego se marchita, para olvidarse de su purísima esencia!

¡ Oh, romero, el buen romero, bien venido seas! Pues llegar supiste intrépido a mi alcázar, yo quiero darte mi mano de esposa.

Si querido te ha de ser mi nombre, sabe que soy La Verdad. Lejos de agostar los goces de la esperanza, soy de ella el puro manantial.

Tú tendrás la dicha de saborear las dulzuras del sentimiento que inspiro, y el placer íntimo que envuelven los rayos de mi divina y eterna lumbre.

Cuando Dios creó de la nada el universo, puso en el entendimiento del hombre una chispa de esa luz misteriosa.

Mas, el ser humano va henchido de tanto orgullo, tanta es la ingratitud que se alberga en su corazón, que repudia el rico presente para ir a tientas y a ciegas por el mundo

¡Oh, romero, el buen romero! ven a asomarte a estas sublimes alturas; estiende, estiende tu vista por estos campos dilatados.

¡Qué placer tan íntimo, qué fruición tan santa respirar estas purísimas auras, y desde aquí contemplar las tempestades que las humanas pasiones levantan.

Y ver con serena frente y tranquilidad en el corazón, las opiniones mentirosas del hombre, hijas de su vanidad y necio orgullo!

Si tener me quieres por amiga, si tanto es el amor que te inspiro, yo te colmaré de una dicha tal, que te parecerá semejante a la que en el cielo te espera.

- ¡Oh, hermosa, la más hermosa! ¡Oh reina de mi alvedrío! Rendido a tus pies, dígnate verter en mis potencias la suave claridad de tus miradas.

Años hace que, triste peregrino y amador esforzado, te voy buscando por el orbe, y hete llamado con mis lágrimas y con todo el fuego que me devora.

Tengo sed de esa agua pura, de esa agua cristalina que veo brotar en la peña, entre el brillo hermosísimo de preciosas esmeraldas.

Quiero beber, sí, quiero beber en el raudal de la ciencia: quiero que me otorgues tu ósculo santo, en prueba del eterno amor que nos juramos.

Quiero poseerte toda, quiero vivir en la paz de tu regazo, quiero que me des todo el tesoro que aquí custodias. -

Ella me sonreía amorosa y llena de humildad y dulcedumbre; y entonces atrevíme, medroso y trémulo, a apoderarme de la mística llave que pendía de su cuello.

Me acerqué al umbral de La torre del misterio: de mármol era su puerta, y a cada lado levantaba un ciprés su fúnebre copa.

En el mármol se había escrito: - Aquí yace... -
Una y otra vez leía estas fatídicas palabras: lo demás estaba en blanco

- Deténte! esclama la vírgen. Esta puerta no se abrirá, no, mientras en el sagrado mármol no escribas tu nombre. -

Tomé la pluma santa fuertemente conmovido, y puse bajo las palabras Aquí yace...
“EL CANCIONERO DE MIRAMAR”.

Entonces, haciendo un esfuerzo supremo, hice rodar la llave en la triste puerta y abrióse de par en par ante mis espantados ojos.

La estancia de la torre no era rica, ni tampoco espaciosa: era oscura, baja y estrecha; y frío su pavimiento (pavimento) como el hielo.

En tierra había una caja que me aterrorizó. Era negra, estaba vacía y señalándola melancólica la virgen, me dijo: - Yace! -

Esténdime (estendíme, estendime, extendime, me extendí) en ella y esclamé derramando abundantes lágrimas: - ¿Y esa es la promesa sagrada que me hiciste? ¿Eso es lo que tu amor me tenía reservado?

¿Los gusanos que esperan devorar las carnes de mi cuerpo? Las tinieblas, el hielo, la nada? ¿Y en ti había de encontrar al sepulturero que abriese la losa de mi tumba?

- Yo no soy mas que una sombra de la eterna Verdad, contestóme; de la verdad que ilumina el buen camino de los que son sus verdaderos amadores.

Abre, romero, la ventana que da a la otra parte; y si te aqueja la sed de lo verdadero, seránte de lo verdadero otorgados todos los tesoros. -

A la insinuante voz de la virgen abrí la ventana, y al volverme al otro lado, despertóme la luz de oro, la luz radiante de la eternidad.

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miércoles, 21 de julio de 2021

XVIII, LLUCH.

XVIII

LLUCH.

Son altes les montanyes, la verda cabellera D´alzines druïdenques cobreix los comallars; Lo Sol de Deu quant daura la matinal brumera Corona ´ls puigs de flames que lluhen com altars.



Et erit in novissimis diebus praeparatus,
mons domus Domini in vertice montium...
et fluent ad eum omnes Gentes.
(Isaiae, cap. 2.) (*)

Son altes les montanyes, la verda cabellera
D´alzines druïdenques cobreix los comallars;
Lo Sol de Deu quant daura la matinal brumera
Corona ´ls puigs de flames que lluhen com altars.

¡Lo vent be remoreja! ¡Lo bosch es un sagrari!
Ressonan dins la selva les primitives veus;
Y surten les sibiles del Lúcus, ab desvari,
Y ´ls sacerdots gentílichs vestits ab blanchs arreus.

Remors de la Velluria, passáu com un oratje;
Les áligues s´axecan del cim de los turons;
Raigs de sol juguetejan baix lo fullam selvatje
Ab gotes de rosada que penjan dels brostons.

(*) Esta oda obtingué “Menció honorífica”, en lo certámen de les Fires y Festes, celebrat á Palma lo día 15 de Setembre de 1881.

XVIII
LLUCH.

Son altas las montañas; la verde cabellera de druídicos encinares ondea en sus vertientes: el Sol de Dios, cuando enciende las brumas de la mañana, corona de llamas las cumbres, que como altares brillan.

¡Suspira fuerte el viento! ¡El bosque es un sagrario! Resuenan en lo interior de la selva, las voces de los habitantes primitivos. Las sibilas salen del Lúcus, tocadas de divino furor; y aparecen los sacerdotes del Gentilismo, envueltos en blancas vestiduras.

Voces de los antiguos tiempos, pasad como la brisa. Levántanse las águilas sobre la cima de los cerros; rayos de sol juguetean, bajo el nudoso ramaje, con gotas de rocío que penden de los mirtidanos.


Brancams de les pinedes, violetes de la vía,
Perfums de les boscuries, olors del vent suau,
Formem un incesari pe´l trono de María;
Que ´ls núvols repartescan l´aroma en lo cel blau.

Fontanes abscondides, brolláu, brolláu depressa;
Cantáu ab més dolçura, rossinyolets de nit;
Y ab vostres harmoníes oferirèm expressa
Cançó á la Santa Verge del fons de nostre pit.

Ací, en mig de les penyes, s´eleva ´l Santüari;
L´Amor en antichs setgles sos fonaments alçá.
¿De los moderns tal volta malnat alè contrari,
Per odi trabucarlos voldría?... ¡No podrá!

Sobre estes santes lloses, devant la negra Imatge
De la celestial Verge, posaren sos genolls
Los qui la gloria cercan, los qui li fan estatje,
Los afanyats de ditxa, los qui n´están sadolls.

Lo rey sa real corona, lo duch sa forta espasa,
Lo llaurador sa rella, sa barca ´l mariner,
Sagraren á María dins esta santa Casa;
Y´l poble baleárich d´amor li feu dosser.

Los qui ´ls verjers colturan de Sóller y Pollença,
Omplint á grans faldades lo porxo de fruyts d´or;
Los qui ab les ones lluytan, d´Andratx en la defensa;
Los qui´ls rahims trapitjan morats de Manacor;
Ramas de los pinares, violetas del camino, perfumes de las selvas, olores de los céfiros, formemos incensario para el trono de María: que las nubes repartan este aroma por el azulado cielo.


Ocultas fuentecillas, saltad, saltad apresuradamente; cantad, cantad, melodiosos ruiseñores de la noche; y con vuestras armonías ofreceremos á la Santísima Vírgen expresa cancion, salida del fondo de nuestro pecho.

Aquí, en medio de las peñas, se levanta el Santuario. El amor en remotos siglos echó sus cimientos. ¿Tal vez los modernos abrigan en contra malsanas aspiraciones, y por odio volcarlos quisieran?... ¡No podrán!

Sobre estas santas losas, ante la negra Imágen de la celestial Vírgen, doblaron sus rodillas los que buscan la gloria, los que ya la poseen, los afanosos de felicidad, los que están hartos de ella.

El rey su real corona, el capitán (lo duch) su invencible espada, el labrador su arado, el marino su buque, consagraron á María bajo las bóvedas de esta Santa Casa; y todo el pueblo balear le preparó en ella el magnífico solio del amor.

Los que cultivan los verjeles de Sóller y Pollenza, almacenando en sus desvanes el abundante fruto de oro; los que, por el buen nombre de Andratx, desafían el poder de las olas; los que pisan en el lagar las moradas uvas de Manacor;


La mare carinyosa qu´espera la tornada
Del qui la mar inmensa per son deber solcá;
L´esposa benehida, la jove enamorada,
Lo noy ple d´esperances, lo consirós anciá;

Tots pujan estes costes, tots duhen presentalles,
Per ornar de María lo noble camaril;
Tots li demanen força del mon en les batalles,
Y esperan obtenirne les gracies mil á mil.

Oh santa Verge nostra, perleta mallorquina,
Sis setgles fa qu´ascoltas la veu dels insulars;
Sis setgles fa qu´est trono de forma gegantina
Bastiren, perque fosses la Reyna de ses llars.

Has vist de nostra historia passar totes les gestes;
Al peu de tes montanyes están los mallorquins;
¡Llibèrtalos, Senyora, d´iniquitats ferestes,
Y de la bella Patria goberna los confins!

Agost de 1881.


La cariñosa madre que aguarda la vuelta del que, en cumplimiento del deber, atravesó el inmenso mar; la bendita esposa; la jóven enamorada; el niño, de esperanzas lleno; el anciano meditabundo;

Todos suben estas cuestas, todos traen ex-votos para colgar en el antiguo camarin de María; todos la suplican les dé fuerzas en los combates del mundo; y esperan obtener de ella mil y mil gracias.

Oh Santa Vírgen nuestra, brillante perla mallorquina; seis siglos hace que escuchas la voz de los isleños; seis siglos hace que te levantaron este trono de gigantesca forma, para que fueses la Reina de la Isla.

Has visto pasar los sucesos de nuestra historia; al pié de tus montañas están los mallorquines. ¡Señora, libértalos de feroces iniquidades; sé Tu el piloto de esta bella patria!

(V. nota 13.)

https://es.wikipedia.org/wiki/Monasterio_de_Lluc

XX, RANDA, DALT LO PUIG.

XX

RANDA.
DALT LO PUIG.

Extén ta vista, observa l´hermosura,
Qu´altra volta ´ns apar,
De Mallorca, la terra de ventura,
La filla de la mar.

Hem corregut de camps y de vilatjes
Lo delicat floret,
Hem cullit per riberes y boscatjes
De Bellesa l´esplet.

Y ara demunt lo cim del Puig de Randa
S´axampla ´l nostre pit;
L´inspiració la voluntad comanda;
Refrèsca ´s l´esperit.

XX
RANDA.
EN LA CIMA DEL CERRO.

Tiende la vista, contempla la hermosura, que otra vez se nos aparece, de Mallorca, la venturosa tierra, la hija del mar.

Hemos recorrido lo mejor de sus campos y pueblos; hemos gozado á la orilla de los torrentes, y en lo hondo de los bosques, los tesoros de la Belleza.
Ahora en la cumbre del Cerro de Randa, dilátase el pecho; con los nuevos impulsos de la inspiracion, se reanima el espíritu.

Aquí vénen, plorant amargues penes
Del mon, los ermitans,
Preferint á la vida entre cadenes
La vida dels milans.

Sant Honorat los lliura de desgracia,
S´en puja l´oració;
Los ascolta la Verge de la Gracia,
Y alcánçalos perdó.

Aquí vengué la gloria d´esta terra
Lo mártyr Ramon Lull;
Aquí somnis d´amor, visions de guerra
Giravan per son ull...

La Verge de la Gracia té edifici,
Que sembla, si be mir,
Arrufat baix penyal, qu´es com cilici,
De Pedra ´l Monastir.

Veig en la coma, guarda que pastura,
De Randa ´l llogaret;
Abaix, de Lluchmajor la vila sura
En estanchs de vinyet.

Prop d´ella jau lo Camp de la batalla,
¡Recordança cruel!
Lo rey en Jaume (III) ab l´inimich batalla,
Donant l´ánima al Cel.


Aquí vienen, llorando las amargas penas del mundo, los pobres ermitaños; prefirieron á la antigua vida entre cadenas, la libre vida de las águilas.

San Honorato los libra de males, y sube su oracion al Cielo; los escucha nuestra Señora de Gracia, y alcánzales el perdon.

Aquí vino la gloria de esta tierra, el mártir Raimundo Lulio; aquí fantaseaba sueños de amor divino, visiones de cruzadas...

Nuestra Señora de Gracia tiene una iglesia, que, acurrucada en el hueco de un peñasco, que tiene forma de cilicio, se parece, si bien se mira, al Monasterio de Piedra, de Aragon.

En la cañada, desparrámase el lugarejo de Randa, como rebaño que pace; y abajo, la villa de Lluchmayor flota en un mar de viñedos.

Cerca de la villa está el Campo de la batalla. ¡Oh cruel recuerdo! Paréceme ver al rey D. Jaime III pelear valerosamente, y perder allí la vida.


A llevant, per la costa, la badía,
Forma lo llunyadá,
D´Alcudia, com antiga sagetía
D´hont vètla ´s l´Africá.

Y vers garbí, ¿sentiu com remoreja
Ab les ones lo vent?
De Palma la badía als peus planeja,
Blava, gran, imponent.

¡Qué lluny está d´aquí la bella Palma,
En braços de la mar!
¡Deu te guart, oh Ciutat! ¡Pugas en calma
Eternament durar!

Setembre de 1881.


Por la costa de levante, asoma á lo léjos la bahía de Alcudia, como antigua saetera, desde la cual se vigila á los Africanos.

Y mirando á poniente, ¿oís el rumor de las olas y los vientos? La bahía de Palma se extiende á nuestros piés, azul grande, majestuosa.

¡Cuán léjos está de aquí la bella Palma, abrazada por el mar! ¡Guárdete Dios, ciudad mía! ¡Ojalá vivas en paz eternamente!

(V. nota 15.)

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