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lunes, 30 de agosto de 2021

AMOR DE MARE. Victoria Penya.

AMOR DE MARE.

I.

Prop d'un bressolet de jonchs,

Hont l'infant ja no hi dormía,

Plorava una pobre mare

Tota la seua desditxa.

Dintre 'ls llansolets d'Holanda

L'hi sonreya fá poch dias

Lo fillet de lo seu cor,

Que altre mes bell no n'hi havía.

La mare, folla d'amor,

En sos brassos lo prenia,

Contra son pit l'apretava,

De tants petons l'enrogía,

Diëntli: - Rey de mon cor,

Vida de la meua vida,


AMOR DE MADRE.

I.

No dormía ya el tierno niño en su cuna pequeña de mimbres, mas junto a la cuna desierta, lloraba una pobre madre la mayor de las desdichas.

Poco ha le sonreía su hijuelo, el ídolo de su corazón, arrebujado entre finas sábanas de Holanda: y era tan hermoso para ella, que ninguno podía comparársele. Loca de amor la apasionada madre, complacíase en tenerle entre sus brazos, le estrechaba contra su pecho, y a fuerza de besos enrojecía su rostro tiernísimo diciéndole:
- Rey de mi alma! vida de mi vida! antes de de que te conociera, no pude comprender toda la intensidad del gozo. Ay, luz de todas mis esperanzas! Ay, fuente de mis alegrías todas! -


Jo no conexía 'l gotx

Quant a tú no 'l' conexía.

Ay, llum de mes esperançes!

Ay, font de mes alegríes! -

Pobre mare, pobre mare!

La pena la té esmortida,

Y ompl' el bressolet de llágremes,

Passantne les diades tristes.

No entra 'l sol dintre la cambra

Ni dins l' ánima afligida;

Ja per ella no hi ha festes,

Lo mon endolat ovira.

Y vindrán tristes y fredes

De Nadal les belles fires,

Tornará la nit de Reys,

Mes no portará joguines,

Vindrá 'l diumenge de Rams

Sense pauma benehida.

Llasseta, n'está pensant

Si le hi ressucitaria

A son fillet lo bon Deu,

Que 's el mateix d'altres dias.

Ja n'hi té ofert a la Verge

De ses joyes la mes rica,

Ja n'hi té ofert a Jesús

Corona de plata fina.

Mes lo seu fillet no torna

Y passan les diades tristes.

Ay, llum de ses esperançes!

Ay, font de ses alegríes!


Pobre madre, pobre madre! la angustia la tiene ya desfallecida; y pasa triste las horas, inundando de lágrimas la fría y desierta cuna de su pequeñuelo. El sol no se atreve a penetrar en la oscuridad de la estancia, ni en la pena profunda de aquel corazón afligido. No hay fiestas ya para la atribulada madre, que ve el mundo cubierto de luto. Vendrán las ferias de Navidad, mas ¡cuán tristes y cuán frías ! Vendrá la vigilia de Reyes, pero no habrá juguetes ni muñecos! Llegará el domingo de Ramos y no verá la madre palmas bendecidas !

Desgraciada imagínase a veces que el Dios a quien siempre invocó en sus oraciones, le resucitará a su idolatrado niño. Para alcanzar el milagro, ofrece a la Virgen la más rica de sus joyas, y una corona de plata a Jesús crucificado.

Mas los días pasan en la tristeza y el tierno niño no torna. Ay, luz de todas sus esperanzas! Ay, fuente de sus alegrías todas!


II.


Aprés del jorn vé la nit,

Aprés de la nit l'aubada,

Aprés de la pluja 'l sol,

La roda del mon may para.

Ja havía dat moltes voltes

Desque llur dol esplayava

Dintre sa cambra soleta,

La mare desventurada.

Desde llavores la vida

La partida a la mort guanya,

Y axó fa que ab dolsa veu

Podrém sentirla quant canta,

Gronxant d'un peu lo bressol,

Cançonetes catalanes, (tú sí que saps cóm se guañe una joya als jochs florals!)

Per adormí un infantó

Y un altre que 'n té a la falda.

Tot cantant, cantant sonriu,

Tot sonrient l'hi cauhen llágremes,

Sonriu als fillets que té,

Plora 'l fillet que l'hi manca.

Son dos ángels, dos esteles,

De son pit nafrat lo bálsam,

Son com l'arch de Sant Martí

Los infants que vuy esguarda.

Los contempla embadalida

Y'ls patoneja la mare,


II.


En pos del día viene la noche, tras la noche luce la alborada, y después de la lluvia asoma el sol en el cielo: vueltas va dando el mundo sin tregua ni descanso. Muchas había dado ya desde que la desventurada madre, triste y sola en su estancia, exhaló en llanto su dolor. Por fin la muerte cedió a la vida; y por esto se oye la dulce voz de la infeliz, que más sosegada, entona cantarcillos catalanes para adormecer al hijuelo que mece en su cuna y al que descansa más tiernecito en su regazo.

Cantando una tonada tras otra, acaba por sonreír, mas sus sonrisas terminan también en lágrimas. Sonríe a los pequeñuelos que Dios le conserva, y llora al otro que le falta. Los que viven son dos angelitos, dos hermosos luceros; son el bálsamo y el consuelo de su llagado pecho, el iris en que se fijan todas sus miradas. Contémplales embebecida la amorosa madre, y les llena de apasionados besos: mas ay, con gotas de llanto cubre



Mes ay! llurs galtetes rojes

Y llur front de neu los banya.

Les besades son d'amor,

Les llágremes d'anyorança!

Els aprompta cent joguines,

Y quant aquestes los cansan,

També 'ls trau les seues joyes,

Y ensemps van perles y llágremes,

Les unes cauhen en terra,

Al cel s'en pujan les altres.

Ben de matinet se lleva,

Ben de matinet s'afanya,

Feynera quant vé la fosca,

Feynera quant trenca l'auba;

Mes tot estirant l'agulla

També la robeta banya;

Cuyta p'els fillets que dormen,

Plora 'l que la terra guarda.

A l' Iglesia s'els emporta

Y allí prega ajonollada;

Los angelets que té al mon

Al que té al cel encomana.

Y quant la gent los hi mira

Sos ulls se negan de llágremes,

Y'ls axeca al cel pensant

Que 'l mes estimat l'hi manca.

Quant son cor se regositja,

L'esperit mòr d'anyorança,

Que es lo cor dels fills que viuhen

Y dels fills que han mort es l'ánima.


sus mejillas rosadas, cubre sus frentes de nieve. Los besos son de amor, mas sus lágrimas las arranca la memoria del hijuelo ausente. Apróntales mil juguetes, y cuando de ellos se cansan, les permite jugar también con sus joyas, juntas van y confundidas lágrimas y perlas. Estas caen desparramadas por el suelo, aquellas suben a las celestes alturas.

Muy de mañanita la madre se levanta, y afánase desde muy de mañana; hacendosa cuando el día empieza, y no menos diligente cuando viene la noche. Mas, mientras la aguja cose y surce (zurce), humedece con llanto su labor; desvélase por los hijuelos que duermen, y llora por el que la tierra guarda en su seno. Llévalos consigo a la Iglesia, y allí ruega con ellos de hinojos; y encomienda al angelito que tiene en el cielo, los que Dios en el mundo le conserva. Cuando la gente los va reparando, se le arrasan de lágrimas sus ojos, y los levanta al cielo, al pensar que allá se subiera el que más ama.

Y si su corazón se regocija, su espíritu muere apenado por la ausencia del ángel que perdió, que el corazón es de los hijos que viven, y el alma para los que se fueron.

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