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miércoles, 21 de julio de 2021

IX , LES CAMPANES.

IX

LES CAMPANES.

Considerada com harmonía, la campana
es una bellesa de primera classe.

(Lo geni del Cristianisme.)

I

La finestra de ma cambra
Dona entrada als primers raigs
Que de l´auba falaguera
La lluna dexa passar.

Al punt, desde l´alta torre
Sona´l religiós aram,
Retruny per los dormitoris,
Pe´ls carrers de la ciutat.

Ab l´oració que començan
Los preberes en l´altar,
Comença també del poble
La pregaria del traball.


IX
LAS CAMPANAS.

Considerada como armonía, la campana
es una belleza de primera clase.

(El genio del Cristianismo.)


I

Abro la ventana de mi cuarto, y entran con los últimos rayos de la luna, los primeros de la naciente aurora.


De pronto en la alta torre de la iglesia, suena el religioso bronce; le responden los ecos de los dormitorios y de las calles.

Con la oracion que principian los presbíteros en el altar, principian tambien los hijos del pueblo la plegaria del trabajo.


Los estols de venedores
Envers la plaça s´en van;
Escometen als pagesos
Los estols de menestrals.

La llum en l´orient se mostra,
Per ço ressona lo clam
De cent beneytes campanes
Que nos diuen: Despertáus.

ENDREÇA.

Matinera campaneta,
Qu´axí conmous les ciutats,
¿Per qué ton ressò benévol
Emprendre nos fa el traball?


II

La Mort á la capsalera
S´asseu del llit d´un malalt;
Verda l´home té la cara
Quant la mira al seu costat.

Un sacerdot lo aconsola,
Li diu que plor sos pecats
Y que´s prepar á la ditxa
De rebre´l Pa celestial.

Ben prest la melancolía
D´un llament ompl els espays,
Sa tristor permet entendre
Qu´es lo seny d´un combregar.


Grupos de vendedoras se dirigen al mercado; los menestrales departen amigablemente con los campesinos.

La luz se muestra en Oriente; por eso se oye el clamoreo de cien benditas campanas, que nos dicen: Despertad.

Dulce campana del alba, que así pones en movimiento las ciudades, ¿qué secreta virtud tienen tus sonidos, que nos hacen emprender la cuotidiana tarea?


II

La Muerte se sienta á la cabecera del lecho de un enfermo; el infeliz palidece al mirarla á su lado.

Un sacerdote le consuela, le dice que llore sus pecados, y se prepare con alegría para recibir el Pan de los cielos.

Luégo recorre el espacio un melancólico lamento; su tristeza misma da á entender que es la señal del Santo Viático.


Recòrdat, home, qu´ets pols,
Diu, y pols te tornarás,
Eleva una tendra súplica
Per l´infeliç qui s´en va.”

Los feels ab atxes de cera
L´Hostia santa seguint van,
Y al sò d´un altra campana
Pregan fervents pe´l malalt.

ENDREÇA.

Campanetes llastimoses,
Qu´endolciu l´últim afany,
¿Per qué vostres veus planyívoles
Aconhortan als cristians?

III

Un día el blassó de gloria
D´Espanya fou trapijat
Sobre l´africana platja,
De Mafumet pe ´ls esclaus.

Llevòrs Espanya era Espanya,
Y´s sentí lo cor nafrat,
Y unida, y forta, y valenta
Sos enemichs humiliá.

Quant los prous d´allí tornaren,
Cenyits de llorers triunfals,
Un crit inmens de l´Espanya
Com héroes los saludá.


Acuérdate, hombre, que eres polvo, y en polvo te has de convertir; eleva tierna súplica por el cristiano que se muere.”

Los fieles con hachas encendidas acompañan la Sagrada Hostia; y, al són de otra campana, ruegan fervorosamente por el enfermo.

Campanas lastimeras, que endulzáis los postreros instantes de la vida, ¿por cuál virtud vuestras voces quejumbrosas consuelan á los moribundos?

III

Un día el glorioso blason de España fué pisoteado en las playas de Marruecos, por los viles esclavos de Mahoma.

Entónces España era España, y sintió la afrenta como una herida en el corazon; y unida, robusta, valiente, humilló á sus infames enemigos.

Cuando los guerreros volvieron de allá, ceñidos de lauro triunfador, inmenso grito de la España toda los saludó como á héroes.


Un crit d´ardent alegría,
D´entussiasme y d´amistat,
Que de les torres baxantne
S´escampava per les valls.

Á un temps meteix desde Asturies
Fins les platjes d´Alacant,
La pura gloria espanyola
Cantavan cent campanars.

ENDREÇA.

Ecos de la patria gloria
Que ´ls esperits escalfau,
¿Per qué teniu tanta vida
Que sabeu encoratjar?

IV

Los jardins del cementeri,
Ve la gent de visitar,
De mort totes les esglesies
Tocan que més tocarán.

Sota les naus endolades
De cristiana catedral,
Vestida la gent de negre
S´agenolla y resa baix.

Llanties y ciris encenen
De les lápides devant,
Y á los fills la noble mare
Parla dels vells enterrats.


Grito de ardiente alegría, de entusiasmo y amistad, que, bajando de las torres, se derramaba por los escondidos valles.

Á un tiempo mismo, desde las sierras asturianas hasta las playas de Alicante, cien campanarios cantaban la pura gloria española.

Ecos de gloria patria, que enardecéis el espíritu, ¿por qué tenéis tanta vida que lográis infundir valor?

IV

El pueblo visita los jardines del campo santo; en todas las iglesias se oye tocar incesantemente á muerto.

Bajo las enlutadas naves de la Catedral, la gente, vestida de negro, se arrodilla y reza en voz baja.

Ante las lápidas sepulcrales, enciéndense lámparas y cirios; y la noble matrona habla á sus hijos de los ascendientes allí enterrados.


Cántichs de mort los preberes
Desde´l cor suspiran ja,
Pujan á Deu les pregaries
Per lo repòs dels finats.

Á cada toch de campana
S´estremeix lo cor cristiá,
Puix sembla que de les tombes
Se volen los morts alçar.

ENDREÇA.

Quant per les mudes arcades
De l´esglesia retronau,
¿Per qué, campanes fatídiques,
Nos retreys lo temps passat?

V
ACABAMENT.

Veus tant suaus ó tant ferestes,
Que lo cor feu bategar,
Del cel ix vostra harmonía,
Vos tramet l´Esperit Sanct.

Ja com avís que á los hòmens
La matinada donau,
Ja com uns consols que´ns dona
La derrera caritat;
Be com expansió vivíssima
De la gloria nacional,
Ó com suspir d´anyorança
Que á los defunts enviam;


Los sacerdotes en el coro suspiran cantos de muerte; suben á Dios las plegarias por el eterno reposo de los finados.

Á cada repique de las campanas, se estremece el corazon, como si los muertos quisiesen alzarse de los sepulcros.

Cuando retumbáis por las calladas bóvedas de los templos, ¿por qué virtud, campanas fatídicas, nos recordáis los tiempos ya pasados?


V

Voces tan suaves ó tan tristes, que hacéis latir el corazon; del cielo viene vuestra armonía; el Espíritu Santo os manda á la tierra.

Ya como aviso que dáis por la madrugada á los mortales, ya como consuelos que nos proporciona la caridad última;

Hora cual expansion vivísima de la gloria naciona, hora cual suspiro de nostalgia que á los difuntos enviamos:


Sempre que l´home há fretura
Del Be per combatre ´l mal,
Ara en mig de les grandeses,
Ara en ermes soledats;

Sou un crit de l´esperança,
Recort de l´eternitat,
Un adeu del Cristianisme,
Una llengua celestial.

TORNADA.

¡Vulla Deu que quant la terra
Répia mon derrer esguart,
Lo grat sò d´una campana
Fins al Cel no´m dexi may!

1869.


Siempre que el hombre necesita del Bien para combatir el mal, ya en medio de las grandezas de la vida, ya desamparado en yermas soledades;

Sois grito de la esperanza, recuerdo de la eternidad, un adios del Cristianismo, una lengua de los cielos.

¡Quiera Dios que, cuando el mundo reciba mi mirada postrimera, el grato sonido de una campana me acompañe hasta la eterna Gloria!

domingo, 11 de julio de 2021

XII, Deyá

XII

DEYÁ.

I

Viatger, qui de Valldemossa
Dexas les antigues tanques,
Y emprèns l´hermoset camí
Cap amunt per la collada;
No´t deturen les pinedes
Qu´environan l´ermitatje,
Ni del mar los blaus llençols
Que devant de tu s´axamplan.
Dexa enrera Miramar,
D´en Ramon Lull noble casa;
Dexa Son Gallart enrera,
Y´ls recorts qu´allí t´aguardan.
Passa puigs vestits d´alzines,
Travessa espessos boscatjes
De gegantins olivers,
Y arriba al peu del vilatje,
La vila tan deliciosa,
Qu´enjoya l´Illa dorada.

XII
DEYÁ
I

Viagero, que abandonas las antiguas cercas de Valldemosa, y enfilas el hermoso camino por todo lo alto del collado;

no te detengan los pinares que rodean la célebre Ermita, ni las azules sábanas del mar, que se extienden ante ti.

Deja á la espalda Miramar, noble casa de Raimundo Lulio; deja también el predio Son Gallart, y los recuerdos que en él te esperan de la Beata Catalina.

Pasa cerros cubiertos de encinares, atraviesa espesos bosques de gigantescos olivos, y llégate al pié de la villa;
la villa tan deliciosa, joya de la Isla dorada.

II

El camí que serpenteja
Casi ranet de les platjes,
A poch poch se torç y acosta
Vers un pujol qui s´atansa.
Vénen horts; les llimoneres
Encreuan ses fortes rames
Ab taronjers perfumosos
Que los sentits embalsaman.
Un torrent el puig rodeja
De roques descapdellades,
Per hont baxan enfurides
Les aygues en l´ivernada.
Dalt lo puig la bella esglesia
Son nou campanar exalta,
Y en l´aspra pendent la vila
Les cent teulades escampa,
La vila tan deliciosa,
Qu´enjoya l´Illa dorada.

III

Viatger, atura ton pas,
Vora l´esglesia descansa,
Asseute sobre ´ls pedrissos,
A l´ombra d´aquexa parra.
Devant, les serres del Teix
Forman inmensa murada;
Derrera, el camí de Sóller
Se pert á dins la montanya.

II

El camino culebrea, siempre cerquita de la playa; tuerce luégo hacia dentro, y se acerca á un cerro que le sale al paso.

Vienen huertos; los limoneros cruzan sus fuertes ramas con perfumosos naranjos, arrobamiento de los sentidos.

Circunvala el cerro un torrente de revueltas rocas, por cuyo álveo bajan en el invierno enfurecidas las aguas.

Sobre el cerro, la bella iglesia levanta su modesto campanario; y en el áspera pendiente, el pueblecito esparce su centenar de casas;

el pueblecito delicioso, joya de la Isla dorada.

III

Viagero, detente; descansa cerca de la iglesia; siéntate en ese poyo, á la sombra de la parra.

Enfrente, las sierras del Téix forman inmensa muralla; á la espalda, el camino de Sóller se pierde en las espesuras.

Lo cel sense nigulets
Extén son blau cortinatje,
Y´l Sol s´estoja tranquil
Allá, per la mar veynada.
Del fons de la vall s´en pujan
Fins á tu remors boscanes,
Y´t saluda ´l rossinyol
Tendra veu d´aquest paratje,
D´esta vila deliciosa
Qu´enjoya l´Illa dorada.

IV

¡Quína gent la pagesía
Que coltura estes marjades!
Ací feyneres les dones
Cuydan l´hortet y la casa.
Los hòmens van fora vila
A fer carbó en la montanya;
S´en van lo dilluns matí
Abans de que trenqui l´auba;
Uns en les carboneríes
Passan la dura setmana,
Altres en les possessions
O en les viles no llunyanes;
Y tornan robusts y alegres
Lo capvespre del dissapte,
Per honrar al Creador
Lo Diumenje en son vilatje,
La vila tan deliciosa
Qu´enjoya l´Illa dorada.

El cielo, sin nubecillas, despliega su azul cortinaje; y el Sol se esconde tranquilamente, á lo léjos, en el seno del mar, que lame la cercana costa.
Del fondo del valle suben hasta ti los misteriosos ruidos de las selvas; y te saluda el ruiseñor, dulce palabra de estos lugares;
de esta villa deliciosa, joya de la Isla dorada.

IV

¡Qué gente tan buena los montañeses que cultivan estos ribazos! Aquí hacendosas las mujeres, se cuidan del huertecito y de las labores domésticas.
Los hombres se van al campo, á hacer carbon en el monte. Se van todos los lúnes, de madrugada, ántes de salir la aurora.
Unos pasan la semana en las carboneras; otros en las casas de labor, ó en los pueblos vecinos;

Y regresan alegres y robustos por las tardes de los sábados, para adorar al Creador los Domingos, en la parroquia de la villa;

la villa tan deliciosa, joya de la Isla dorada.

V

¡Quín be de Deu les donzelles
Mostran en ses joves cares,
Etcisant aquests contorns,
Conmovent la fadrinalla!
Bellesa qui les anima
N´es de Grecia recordança,
N´es dels moros sa blanor,
Y dels espanyols sa gracia.
Miráu exes pagesetes,
Garrides com les garlandes,
Falagueres com lo vent
Qui remou lo sech fullatje.
A la claror de la lluna,
De los oms sota les rames,
Omplen d´aygua la jarreta,
D´aygua viva aquí brollada,
En esta vila preciosa
Qu´enjoyella nostra patria.

VI

Quant es la festa major,
Casi al mig de l´estiuada,
Fadrinets y fadrinetes
Se posan sos mellors trajes.
Al sò de les xeremíes
Comença ´l ball en la plaça,
Y lluhen los richs volants,
Y ´ls botons d´or y esmeraldes...

V


¡Qué perfecciones adornan el rostro de las doncellas! Hechizan el país, conmueven á los jóvenes!

La belleza que las anima es recuerdo de la Grecia; es de los moros su morbidez, y de los españoles su gracia.

Ved esas aldeanas, lindas como los amarantos, lijeras como el viento que mueve el seco follaje.

A la claridad de la luna, bajo las ramas de los olmos, llenan su jarrito de agua viva, de agua nacida ahí mismo;

en esta villa preciosa, joya de la Isla dorada.

VI

Cuando llega la fiesta del santo Patron del pueblo, en medio del verano, mozos y muchachas visten sus mejores trajes.

Al són de las chirimías se empieza el baile en la plaza; y brillan las blancas tocas, y los botones de esmeraldas y oro...

Quant la dolça primavera
Rumbeja ses noves gales,
Vestit de festa lo poble
Celebra de Deu la diada.
Ab ses capes los prohoms
L´Hostia de Deu acompanyan,
Les fadrines al devant
Ab manteta y filigranes,
Per esta vila preciosa
Qu´enjoya l´Illa dorada.

VII

Felís, Deyá, felís, poble
Que vius dins estes montanyes,
Lluny de les ciutats superbes,
Lluny de la gloria mundana.
Prech á Deu que te preservi
De la furia que´ns aglaça,
Prech á Deu que may tos fills
Obliden sa tendra mare.
Vora tos monts empinats,
Per dins tes valls amagades
Troba lo viatger salut,
Troba del avior l´imatge.
Les oliveres t´ombrejan,
Los passerellets t´encantan,
Y´l mar dormint á tos peus
Eternalment t´afalaga,
¡Ets la vila deliciosa
Qu´enjoya l´Illa dorada!

Juliol de 1873.

Tambien cuando la dulce primavera hace ostentacion de sus nuevas galas, vestido de fiesta el pueblo, celebra el santísimo Día del Córpus.
Los prohombres de la Hermandad, lucen sus largas capas negras, acompañando procesionalmente la Hostia del Señor; las mocitas van por delante, con mantilla y botones de oro afiligranados;
por esta villa preciosa, joya de la Isla dorada.

VII

Feliz, Deyá, feliz, pueblo que vegetas en estas montañas, léjos de las soberbias ciudades, léjos de la gloria del mundo.

Ruego á Dios que te preserve del huracan que nos azota; ruego á Dios que tus hijos no se olviden nunca de la Fe cristiana, su tierna madre.

En tus empinados cerros, en tus escondidos valles, el viagero encuentra salud, encuentra la viva imágen de la antigüedad.

Los olivos te dan sombra, los pajarillos encanto; y el mar, dormido á tus pies, eternalmente te acaricia.

¡Eres, villa deliciosa, joya de la Isla dorada!

(V. nota 8.)

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