III
BENEDICCIÓ DE DEU.
EN LA MATINADA.
Benedicite
Omnia
opera Domini
Domino.
(Cántich dels tres jóvens de
Babilonia.)
Lo
sol desde la mar d´orient envía
Son primer raig, engendrador del
día;
Los pins de les montanyes lo reben ab fervor;
La
benvinguda á sa faysó li donan
Les boyres de la serra, que se
fonen
Sentintne les besades de la sua calor.
III
BENDICION
DE DIOS.
EN LA MAÑANA.
El sol, desde los mares de oriente, nos manda su primer rayo, padre del día; los pinos de los montes lo reciben alborozados; los vapores de la sierra danle á su modo la bienvenida, derritiéndose á los besos de su dulce calor.
Ánimes
racionals, ab l´oroneta
Que fuig, ab los perfums de la
floreta,
Ab lo ressò del cántich qu´entonan monts y
valls,
Pujem á Deu, volem á les altures,
Y en nom de les
humanes criatures
De gratitut mostremli los més ardents flamalls.
Senyor,
beneyt sïau, llum de la vida;
Permeteu que ma ánima axerida
De
bon matí vejentvos exalce ´l vostre Nom;
Ara
lo sol sa claretat escampa,
Y ara també la resplandor
s´estampa
De vostra imatge viva dins l´esperit del hom.
Vos
creáreu del mon exes belleses
Que ab tanta d´abundor vehém
exteses,
Ab sola una paraula reblíreu l´ample espay;
Y ab
vostre mot vivificant rodaren
Les estrelles, les serres
s´axecaren,
Y brollaren les aygues corrent sens aturay.
Vos
moveu exos sérs donantlos força;
Vos aturau lo Mal que los vol
torce´,
Vos d´esperit de ciencia per gracia los ompliu.
Y
vostra voluntat benavirada
Es per tots ells de cor
reverenciada,
Perque d´amor hi cova dins ell lo sant caliu.
Almas racionales, con la golondrina que vuela, con los perfumes de la florecilla, con el eco de los cánticos que exhalan valles y montañas, subamos á Dios, volemos á las alturas; y, en nombre de los humanos, démosle las más ardientes muestras de gratitud filial.
Señor, bendito seas, luz de la vida; permite que mi alma, regocijada al verte, ensalce esta mañana tu santo Nombre. Ahora derrama el sol su tibia claridad; y, ahora tambien, el resplandor de tu divino Verbo se grava en el espíritu humano.
Tú creaste esas cosas bellas del mundo, que con tal abundancia se ofrecen á la vista; con sólo una palabra henchiste la inmensidad del espacio; y, á esa palabra vivificante, rodaron los astros por sus órbitas, se levantaron las sierras, y surgieron las aguas, corriendo sin reposo.
Tú mueves los séres, dándoles actividad; Tú paras el ímpetu del Mal, que intenta extraviarlos; Tú por gracia les infundes espíritu de ciencia. Y tu bienaventurada voluntad acátanla de corazon todos ellos, porque en todos ellos arde el sagrado rescoldo del amor.
Aucellets
del espay, coloms ayrosos,
Que us elevau est dematí
joyosos,
Perdentvos per les ones y els nubolets del cel;
Benehíu
al qui estufa vostres ales,
Benehíu al qui pinta vostres gales
Y
eus dona una llengueta més dolça que la mel.
Aygues
de pluja que formau rïeres
Y l´hermosura sou de les
praderes,
Torrents que de les roques rompeu lo badaluch;
El
Senyor vos aplega en bons paratjes,
Y fent córrer inflats vostres
venatjes
Ab ells á la semensa prepara jorn astruch.
Oh
boschs ombrívols, selves estojades,
Glorificáu la Má que us ha
formades
Y la sava us dispensa dels arbres d´antigor;
Camps de
blat hont l´oratje jugueteja
Y ahönt la fauç del llaurador
lluenteja,
En est matí cantaune la gloria del Senyor.
¡Oh!
jo us convit, ma cristïana lira
Sént que llohau al Sér per qui
delira...
¡Senyor, vos qu´enardíeu les harpes d´Israel,
Vos
que ´l cor encenguéreu del Profeta,
Dau á tots exos sérs, dau
al poeta
La veu de l´alabança, l´agrahiment fidel!
Avecillas del espacio, gentiles palomas, que esta mañana emprendéis el vuelo, locas de alegría, sumergiéndoos en las olas del aire y en las tornasoladas nubes; bendecid al que vigoriza vuestras alas; bendecid al que pinta vuestros colores, y os da lengua más dulce que la miel.
Aguas pluviales, que formáis arroyos, hermoseando las praderas; torrentes, que os abrís cauce entre masas de rocas; el Señor os reune en lugares aptos, y dirigiendo vuestras hinchadas corrientes, prepara felices días á la siembra.
Oh sombríos bosques, escondidas selvas, glorificad la mano que os formó, y áun os da la savia de los vegetales de la antigüedad. Campos de trigo, donde juguetea el manso céfiro y brilla la hoz de los labradores; cantad esta mañana la gloria del Señor.
¡Ah! yo os convido; mi cristiana lira sabe que alabáis al Ser, objeto de su entusiasmo... ¡Señor, Tú que enardeciste las arpas de Israel, Tú que inflamaste el corazon de los Profetas, da á todos los séres, da al poeta, la voz de la alabanza, el himno del agradecimiento!
Natura
se desperta, l´alterosa
Montanya sembla que ab sa faç
blavosa
Saluda les llunyanes riberes de la mar;
L´áliga desde
´l cim reprén volades,
Y desde ´l pla s´en pujan
perfumades
Essencies que l´oratje s´en du pe´l comellar.
L´home,
diamant del Cel, per desventura
Engastat en la terra,
s´apressura
Á unir l´acció de gracies al hymne matiner;
¿Veys
al pagés que surt de la cabana,
Com ascolta la veu de la
campana
Que li diu: “per Deu sía ton pensament primer?”
Home,
cor escalfat, que fantasías
Un nou mon en desig, cor que
somías,
¿Saps tu quí dona forces y ajuda á lo teu vol?
¿De
hónt vens tu, poderosa inteligencia,
Que la terra espurnejas ab
t´ardencia,
Ab flama molt més viva que l´ull cremant del sol?
Era
un dels jorns de Creació, y exires
De la Má creadora, y
exoíres,
Home débil, la parla del Deu omnipotent;
Y ab sa
clemencia divinal passares
Del Paradís, y aprés senyorejares
En
sigles pochs la terra, l´orient y l´occident.
Naturaleza sale de su sopor; la alta montaña de azulado rostro, saluda al parecer las lejanas orillas de la mar; el águila emprende repetidas veces su vuelo, de la cima del collado; y las llanuras despiden olorosas esencias, que la brisa se lleva á las quebradas de los montes.
El hombre, diamante del Cielo, engastado por desgracia en la tierra, se apresura á unir su accion de gracias al himno matinal de la Creacion. ¿Veis al campesino que sale de su choza, cómo atiende á la voz de la campana, que le dice: consagra á Dios tu primer pensamiento?
Hombre, corazon ardiente, que en tu deseo fantaseas nuevos mundos; corazon que sueñas; ¿sabes tú quién da fuerzas, quién da brío á tus grandes expansiones? ¿De dónde vienes, poderosa inteligencia, cuya llama reparte chispas en la tierra toda, más que el ojo centelleante del sol?
Era uno de los días de la Creacion, y saliste de la mano creadora, y escuchaste, débil criatura, la palabra de Dios Omnipotente. Por divina clemencia pasaste las puertas del Paraíso; y luégo, en breves años, te apoderaste del oriente y del occidente en el planeta.
Y
si pe´l nort fredós hont res hi aguanta
Més que lo gel y el
trebolí qu´espanta,
L´home pot fer que onejen les palmes del
mitjorn;
Si en los deserts hont lo llopart habita
Y el sol
crema los òssos del moabita,
L´home pot delitarse fent un verjer
d´un forn;
Es que la sobirana Inteligencia
Ha
mogut als humans ab providencia,
Es que de Ella rebérem la força
y lo voler;
Es que Deu ha impulsat la raça humana,
Y en el
nort y en el sur, y en mont y en plana,
Dexá y dexa guspires del
infinit poder.
Benhíu
á Deu, vilatjes y masíes,
Ciutats, alberch de dòls ó
d´alegríes,
Realmes de la terra que al hom energulliu,
Nacions
glorificades per la ciencia,
Jutjes, artistes, reys de la
eloqüencia,
De vòstron únich Pare la gloria benehíu...
¡Ay,
Senyor! ¡Deu magnífich! ¡Alabada
Sía la vostra Essencia
benhaurada!
Jo sent dins mes entranyes lo foch de vostre
amor;
Tots exos sérs vos cantan y enaltexen;
¡Oh! ¡que no
n´hi haja cap dels qu´existexen
Que no diga mil voltes son
cántich al Senyor!!
1873.
Y si nada en el helado
norte, donde nada existe sino eternas nieves y horribles
ventisqueros, el hombre puede hacer que se columpien las palmas del
mediodía; si en los desiertos donde vive el leopardo, y el sol quema
los huesos del moabita, el hombre puede encontrar deleite, trocando
en verjel las abrasadas llanuras,
es que la soberana
Inteligencia de Dios ha guiado providencialmente la humanidad; es que
de ella hemos recibido la fuerza y el querer; es que Dios ha
impulsado á la raza humana; y en el norte, y en el sur, y en todas
partes dejó y deja centellas de su poder infinito.
Bendecid á Dios, aldeas y cortijadas; ciudades, alberge de tristezas y alegrías; reinos de la tierra, orgullo de los hombres; naciones glorificadas por la ciencia; jueces, artistas, reyes de la palabra, bendecid la gloria de vuestro único Padre.
¡Ay, Señor! ¡Dios grande! ¡Alabada sea tu soberana Esencia! Yo siento en mis entrañas el fuego del amor. Todos los séres te cantan y glorifican. ¡No haya un solo átomo en la existencia universal que no repita millares de veces su cántico al Señor!