jueves, 29 de julio de 2021

XII, LA MORT DE SANT PAU.

XII

LA MORT DE SANT PAU.

Ego enim jam delibor, et
tempus resolutionis meae instat.
Bonum certamen certavi,
cursum consummavi.
(Ad Tim cap. IV.)


Al peu del Capitoli, que domina
De la reyna del Tíber los palaus,
En mig de cendres y de greu ruína,
Se descubreix la carçre Mamertina,
Últim alberch de presoners y esclaus.

Les cendres y les ruines qu´estremexen
Los vents al devallar del Apení,
Son los casals antichs que no existexen,
Son los vells caserius que desparexen
Perque Céssar Neron ho mana axí.


XII
LA MUERTE DE SAN PABLO.

Al pié del Capitolio, que señorea los palacios de la reina del Tíber, entre escombros y montones de cenizas, se descubre la cárcel Mamertina, último asilo de prisioneros y de esclavos.

Las cenizas y las ruinas, que el viento sacude al bajar del Apenino, son las antiguas (la i no se ve) casas solariegas, que han sido derribadas por el fuego; son los viejos caseríos, que desaparecen, porque César Neron lo manda.


Roma sotsmesa baix d´un jou de ferra,
No té un cor que renegui dels tyrans;
Roma envilida dins lo fanch y l´erra
Declara als bons inacabable guerra,
Y llepa´l fuet que brandan los vilans.

¡Als bons!... Dins exa carçre malanada,
Dins exa cova que l´Imperi té
Pera guardar sa vída assegurada,
Espera ´l sol de la derrera diada
Un home just, un defensor del bé.

Es un valent que de llunyana platja
N´es vingut contra´ls vicis á lluytar,
Pero de Roma el gobernant selvatje
No comprèn d´eix soldat lo pur llenguatje,
Y ordres dona per ferlo degollar.

Es lo Apòstol de Crist, qu´ha corregudes
Les nacions y provincies infidels
Per l´espasa romana combatudes,
Y á ses gents sota del pecat segudes
Ha duyt la creencia y lo perdó dels cels.

Y ara del bé qu´ha fet en recompensa,
En premi dels dolors qu´ha alleugerat,
En premi de l´humana renaxença
Qu´ha sostengut ab valentía inmensa,
Per los humans á mort es condemnat.


Roma, sometida al férreo yugo, no tiene ni un corazon que reniegue de la tiranía; Roma, encenegada en el vicio y el error, declara incansable guerra á los buenos, y lame el látigo que blanden manos viles.

¡Los buenos!... En esa cárcel maldita, en esa cueva que el Imperio tiene para defenderse de importunas agresiones; espera el sol de su último día un varon justo, un defensor del Bien.

Es un héroe, que vino de lejanas tierras á pelear contra los vicios; pero el déspota de Roma no comprende el purísimo lenguaje de ese valiente, y da la órden de decapitarlo.

Es el Apóstol de Cristo, que recorrió las provincias y naciones infieles, expugnadas por el romano brazo; y á tantas gentes, sentadas á la sombra de la muerte, llevó la creencia y el perdon divinos.

Y ahora, en recompensa del bien que ha hecho, en premio de los dolores que ha consolado, en premio del Renacimiento moral de la humanidad, que ha predicado con inquebrantable valor; los hombres le condenan á muerte.


¡Miráulo!, dret en la presó; ferida
D´una aurora de Juny pe´l raig primer
Qu´entra per la finestra empetitita,
La cara del Apòstol enardida
Resplendeix com lo sol dematiner.

La barba en llargues trenes retorçuda,
Sobre´l pit inflamat de sant ardor,
La capa sus l´espatlla decayguda,
La má per les cadenes abatuda
Y els ulls fixats en la llampant claror.

Una dolça visió de l´esperança
Brilla en los ulls oberts del gran cristiá;
Ab l´oratjol del día que s´atança,
Les aures de l´eterna benhaurança
Afalagan son front sobrehumá.

Recorda Saulo ses etats primeres,
La ja passada ardenta jovintut;
Les un jorn penosíssimes carreres,
Per escampar les noves enciseres
De la gracia, la gloria y la virtut.

Y ab l´accent de profunda melanjía
Qu´els genis contrariats solen tenir
Quant ve llur suspirada derrería,
Mes ple del esperit que l´enfortía,
Deya parlant ab sí meteix: - “¡Finir!;


¡Vedle!, de pié en la prision; alumbrada por el primer rayo de un día de Junio, que entra por estrecha saetera, la cara del Apóstol, enardecida, resplandece como el sol de la mañana.

La barba, retorcida en largas trenzas, sobre el pecho, inflamado en santos ardores; el manto, caído de sobre los hombros; las manos, abatidas por las cadenas; y los ojos, fijos en la brillante claridad.

Dulce vision de la esperanza chispea en los abiertos ojos del gran cristiano; con la brisa matinal, las auras de la Bienaventuranza acarician su transfigurada frente.

Saulo recuerda su primera edad; su ardiente juventud; y recuerda sus penosísimos viajes, para propagar las grandes nuevas de la gracia, la gloria y las virtudes.

Y con el acento profundamente melancólico, que los genios contrariados suelen usar al acercarse su ansiada postrimería; pero lleno del espíritu de fortaleza, decía, hablando consigo mismo:
- “¡Morir!


¡Finir quant l´enemich posseyeix les portes
De la humanal ciutat;
Finir quant tantes ánimes veig mortes,
Y en tenebres la pobre humanitat!

Perque he volgut el bé de les criatures
Encadenat ne som;
Mes l´ánima romprá estes lligadures,
Y volará al bon Deu com un colom.

Desitj qu´est tabernacle se disolga,
Y esser prompte ab Jesús;
Qu´en pols ma vestidura se resolga,
Y anármen d´aquest mon que corre il-lús.

Molts que´s deyan amichs son traydors ara,
Quant abatut m´han vist;
Alexánder y Démas copa amara
Beure fan al enviat de Jesucrist.

¿Qué importa? El Reyne de la pau divina
Dins la Ciutat s´extén;
Dins la matexa carçre Mamertina
Lo foch de Gracia y d´Esperit s´encén.

La llavor de la Fe s´es derramada
Del Orient al Ocás,
La Fe qu´en altre temps fo maltractada
Pe´l fariseu, la vía de Damás.


¡Morir, cuando el enemigo posee las puertas de la ciudad del mundo; morir, cuando tantas almas yacen en la muerte; y las tinieblas cubren la Humanidad!

Porque quise el bien de los hombres, encadenado estoy. Pero mi alma romperá estos nudos, y volará á Dios como una paloma.

Deseo que este tabernáculo se disuelva; deseo hallarme pronto con Jesucristo; que en polvo se convierta mi carne, y huya mi alma de este mundo ilusionado.

Muchos que se decían amigos, resultan traidores, al verme vencido. Alexánder y Démas dan á beber amarga copa al enviado del Salvador.

¿Qué importa? El reino de la paz de Dios se propaga en la Ciudad; hasta en la cárcel Mamertina prende la llama del Espíritu.

La semilla de la Fe sembróse del oriente al ocaso; la Fe, perseguida ayer por el Fariseo, de Damasco en el camino.


¡Y còm ens resisteix la Sinagoga,
Reptant á los crehents!
No vol que la barrera se remoga
Pera obrir pas á les humanes gents.

¡Ella m´ha perseguit per mar y terra,
Ella avorreíx mon nom;
Mos germans israelites dura guerra
Juraren cechs al cristiá renom.


“La paraula de Fe de ells es llevada,
Y es duyta als infidels;
Y l´hora d´un nou poble es arribada,
De bones obres seguidor excels.


El pare benehit, qu´es invisible,
L´Unigènit enviá;
Y´l Senyor humiliat en carn visible
A les figures cumpliment doná.

Ara ja ni en Judea ni en Samaria
l´únich altar veurém,
Mes de la terra en l´infinita amplaria
Los temples del amor axecarém.

“L´amor, la gracia, la virtut divina,
Lo goig universal;
Perque devant la Creu la Palestina
Dona als hòmens un òscul fraternal.


¡Y cómo se nos resiste la Sinagoga, desafiando á los creyentes! No quiere destruir la antigua barrera y abrir paso á todos los pueblos.

Ella me ha perseguido en todas partes; ella aborrece mi nombre. Mis hermanos israelitas juraron, en su ceguedad, encarnizada guerra al Cristianismo.

Quítaseles la palabra de la Fe, y es llevada á los infieles: ha llegado la hora de constituir un nuevo pueblo, excelso seguidor de buenas obras.

El padre en las alturas invisible, envió al Unigénito; y el Señor, humillado en carne visible, dió cumplimiento á los antiguos símbolos.

Ya ni en Judea, ni en Samaria veremos el único altar; sino que en la infinita redondez de la tierra, levantaremos los templos del amor.

El amor, la gracia, las virtudes de Dios, el gozo universal; porque ante la Cruz, la verdadera Palestina da á todos los hombres el ósculo de la fraternidad.


Jo he visitat les illes de l´Acaya,
Menat pe´l dit de Deu;
Y sens la ciencia y ab polvorosa saya,

Los he mostrat la ignominiosa Creu.

Los sabis del Areópago sentiren
Que´l Deu desconegut
Que los antichs poetes enaltiren,
A redimir los hòmens es vingut.

La incerta ciencia dels prohoms d´Atenes,
Qu´era ergull solzament,

Se posa les dolcíssimes cadenes
De Fe cristiana y renovada´s sent.

De la mar de Corinto á Macedonia
La Grecia he corregut;
No hi há ciutat capdal, no hi há colonía
Hont la Gracia de Deu no m´haja dut.

Y perills en la mar y en les planures,
Perills de nit y jorn,
Perills y cansament y desventures,
Y fam y set en qualsevol sejorn.

Moltes voltes los grechs apedregaren
A est home malhaurat;
Moltes voltes les ones l´enfonzaren,
Perque´l Regne de Deu fos ofegat.


Yo visité las islas de la Acaya, guiado por el dedo de Dios; y, sin ciencia de mi parte, y en traje de peregrino, les enseñé la ignominia de la Cruz.

Los sabios del Areópago oyeron que el Dios ignoto, celebrado por los antiguos poetas, ha venido á redimir á los hombres.

La incierta ciencia de los sabios atenienses, que sólo era orgullo, se pone las dulcísimas cadenas de la Fe cristiana, y adopta verdaderos principios.

Desde el mar de Corinto á Macedonia, he recorrido toda la Grecia; no hay ciudad capital, no hay colonia, á donde no me haya llevado la gracia de Dios.

Y peligros en el mar, y en la tierra; peligros de noche, y de día; peligros, y cansancio, y desgracias, y hambre, y sed, en todas partes.

Muchas veces los helenistas apedrearon á este desventurado; muchas veces las olas lo cubrieron, para ahogar el Reino de Dios.


Oh fills de l´alta Grecia estimadíssims,
Goig y corona meus,
Estáu en el Senyor, fillets caríssims,
Vulláu per sempre enderrocar los deus.

El senyor vostres còssos dirigesca
Y´ls nobles cors anim,
Y esperit de paciencia us infundesca,
Y eus apart de tacarvos ab lo crim...

“Jo he vingut fins al centre del Imperi,
Per divinal Bondat;
Mes, ay, que´ns hi preparan cementeri,
Perque ´ls fa mal la llum de Veritat.

Lo Crist desde la cima del Calvari
Morint vencé la mort,
Mes la mort y l´infern en son desvari
Forcetjan per destruir la nostra sort.

Italia, la Senyora de la terra,
Italia ´s lliga ab ells,
Italia nos rebutja y nos desterra,
O tira ´ls nostres còssos als arpells.

Roma, superba Roma, tu qu´esclafas
Lo mon ab ton greu pes,
Tu qu´ab vils ferros á los justs agafas,
Contra´l Deu inmortal no podrás res.


Oh queridos hijos de la exclarecida Grecia; mi gozo y mi corona; estad en el Señor, hijos carísimos: derribad para siempre los infames dioses.

El Señor dirija vuestros pasos, y anime vuestros corazones, y os infunda espíritu de paciencia, y os preserve de mancharos con el crímen de la idolatría...

“Yo he venido hasta el centro del Imperio, por bondad de Dios; mas, ¡ay!, que aquí se me ha cavado la fosa, porque la luz de la verdad daña sus ojos.

El Cristo desde la cima del Calvario, muriendo venció la muerte; mas la muerte y el infierno en su furor forcejean para destruir nuestra dicha.

Italia, la señora del orbe, Italia se une á ellos; Italia nos rechaza, nos destierra, ceba con nuestros cuerpos las aves de rapiña.

Roma, soberbía Roma, tú que aplastas el mundo con tu peso; tú que vilmente aherrojas á los justos; contra Dios inmortal no podrás nada.



Les tenebres d´infern s´acaramullan,
L´ignorancia ´s remou,
Plens de verí y de rabia los cors bullen,
Perque dels ídols cruximent ja s´ou.

De l´una part los fruyts de la materia:
Latrocinis violents,
Adulteris y morts y gran llatzeria,
Y mentides crüels en los potents.

De l´altra part les glories religioses,
Los fruyts del Esperit;
Éram abans tenebres horroroses,
Ara llum celestial en Jesucrist.

¿Y tu tems, Missatger de la llum pura,
Nunci del Redemptor?
¿No veus créxer la nova criatura,
L´home perfet, lo setgle venidor?

Sento de llibertat el suau aroma,
De fe, virtut y pau;
Mostrar debem á los tirans de Roma
Còm se mor per la fe d´un Deu esclau.

¡Abba! Jesús, Senyor de cels y terra,
A Vos, Pare meu, vinch;
Ni ´ls açots, ni ´l poder, quietut ni guerra
Me podrán apagar l´amor que us tinch.


Infernales tinieblas se agolpan; la ignorancia se retuerce; arden en venenosa rabia los corazones; porque ya crujen los pedestales de los ídolos.

De una parte están los frutos de la materia: violentos latrocinios, adulterios, asesinatos, miseria espantable, y crueles mentiras en los poderosos.

De otra parte las glorias religiosas, los frutos del espíritu. Éramos ántes horribles tinieblas; ahora la luz celestial en Jesucristo.

¿Y tú temes, mensajero de la pura luz, nuncio del Redentor? ¿No ves crecer la nueva criatura, el hombre perfecto, el siglo por venir?

Siento el suave aroma de la libertad; la fe, la virtud, la paz divina. Mostremos á los tiranos de Roma, cómo se muere por la fe de un Dios esclavo.

¡Abba! ¡Jesus, Señor de cielos y tierra, a Ti voy, Padre mío! Ni los azotes, ni el poder, ni la paz, ni la persecucion, me podrán apagar el amor que te profeso.


Guardí ´l depósit que de gracía un día
Jesús me confiá;
S´es consumada la carrera mía;
¡Anem!... ¡Deu per l´Esglesia vetlará!”-
__

Diu lo Sant; y el Senyor de les altures
Que res oblida ni la tendra flor,
Que may gira l´espatla á ses criatures,
Un ressò de les cèliques ventures
Dexa sentir que li engrandeix lo cor.

Les guardies del Pretori reforçades
S´acostan ja ab ses llances y destrals,
Ressonant per les sòlides arcades;
Axí los glavis en les mans sagrades
S´ou retenir vora ´ls xotets pascals.

Entran; l´Apòstol á ses mans se dona,
Desafiant del Imperi los furors;
Pere surt pera rebre igual corona;
S´abraçan fortament per breu estona;
Y al Viminal s´en van ab los lictors.....

La sanch del Cristiá fou derramada,
La sentencia del Céssar per cumplir;
La Terra ab ella romangué tacada;
¡Mes l´arbre de la Creu feu gran brostada,
Y ses rames lo mon varen cubrir!!

Febrer 1874.


He guardado el depósito de la gracia que Jesus me confió; he consumado la carrera mía. ¡Vamos!... ¡Dios velará por la Iglesia!”-
__

Dice el Santo; y el Señor omnipotente, que nada descuida, ní siquiera las florecillas del valle; que nunca desatiende á sus criaturas; déjale oír un eco de la celestial felicidad, que le ensancha el corazon.

La guardia del Pretorio reforzada, se acerca ya; resuenan las lanzas y segures bajo los sólidos arcos, Así las víctimas, en el sacrificio, oyen el ruido de las sagradas cuchillas.

Entran; el Apóstol se entrega á ellos, afrontando el furor de los verdugos. Pedro viene tambien, para recibir igual corona; abrázanse estrechamente breves momentos y salen para el Viminal con los lictores......

La sangre del cristiano derramóse, para cumplir la sentencia del César; la tierra quedó manchada con un crímen más; pero el árbol de la Cruz echó infinitos renuevos, y sus ramas cubrieron el mundo.

XI, LO DÍA DE TOTS SANTS.

XI

LO DÍA DE TOTS SANTS.

Lumen Gloriae.

Alegres sonan les majors campanes,
Ecos de ditxa los carrers omplenen,
Dexan los hòmens les converses vanes,
Fadrins del poble lo traball no prenen.

Vuy lo derrer alè de los bons díes
Nos du lo sol, vencent la nuvolada;
Demá s´acabarán les alegríes,
Demá lo adeu direm á l´estiuada.


XI
EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS.

Suenan alegremente las campanas mayores; ecos de felicidad llenan las calles; los hombres abandonan las vanas tertulias; los hijos del pueblo no toman los instrumentos del trabajo.

El sol vence las nubes, y hoy nos envía el postrer aliento de los días hermosos; mañana, día de los muertos, se acaban las alegrías; mañana se dice adios al verano.


Gran gernació, de gom en gom, xalesta,
S´en va á la Seu per ascoltar l´Ofici;
Es de Tots Sants la majestuosa festa;
Canta lo chor; comença ´l Sacrifici.

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Lo Subdïaca la Visió sagrada
Llig de Sant Joan, que l´esperit nos dona;
Dels fills de Deu la multitut salvada
Veym, y lo Cel ahont tenen la corona.

Hermoses tendes lo seu camp cobrexen,
Bells tabernacles de color divina;
Les banderes de Crist hi resplendexen
Ab llum que de son Trono ´ls illumina.

Segella ´ls fronts la Sanch inmaculada
Del viu Anyell que redimí la terra;
Violetes naxen á son pas d´aubada,
Dolça alegransa los dolors desterra.

Ab ells triunfan, oh Deu, les causes nobles,
Los qui per los humans daren la vida,
Los leals amichs de la salut dels pobles,
Los defensors de gent mal oprimida.

Los missioners, dexant patria ventura
Y ofrint als negres del desert los braços;
Y les hermoses verges de clausura,
Fuytes del mon per evitar sos llaços.


Numeroso y alegre gentío llena la Catedral de bote en bote, para oír la solemne Misa de Tercia. Se celebra la majestuosa festividad de Todos los Santos; canta el coro; principia el Santo Sacrificio.

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El subdiácono lee la sagrada Vision de San Juan, que nos infunde religioso espíritu. Ya vemos la innumerable muchedumbre de séres glorificados, y el Cielo donde ciñen la corona.

Hermosas tiendas cubren su campamento, bellos tabernáculos de sorprendente color; las banderas de Cristo resplandecen, con la luz que emana del alto Trono.

Sella sus frentes la inmaculada Sangre del Cordero vivo que redimió la tierra; á su paso nacen las flores, como al del alba; la dulce alegría del bienestar aleja de ellos el dolor.

Con ellos triunfan, oh Dios, las nobles causas; los que díeron su vida por la humanidad; los verdaderos amantes de la salud del pueblo; los defensores de familias oprimidas.

Los misioneros que abandonaron las dulzuras del patrio hogar para correr al desierto, en busca de infelices negros que consolar y convertir. Las hermosas vírgenes del claustro, que huyeron del mundo para mejor evitar sus redes.


Los pobres llauradors qui sense enveja
Les possessions vehines contemplaren;
Los reys que ab forta má feren que´s veja
Lliura la patria d´hosts que la violaren.

Los qui extragueren al Dolor los glavis,
Pujant á véure´l á los últims pisos;
Y´ls qui no amaren venjament d´agravis,
Nets de conciencia y de vilesa llisos.

En mig d´aytal exèrcit hi figuran
Los Pares de la ciencia y l´art cristianes;
Qui menysprearen la gloria que procuran
Del mon los sabis y les ciencies vanes.

La llum de lo infinit, llum de la gloria,
Revest los còssos de claror divina;
Himne sublim de la inmortal victoria
Al temple del Amor los encamina...

Benhaurats, oh vosaltres, qui ventura,
Ventura eterna possehiu fa estona,
Guardantne sòls d´antiga desventura
Florits llorers d´una esplendent corona.

Benhaurats, los humils; haveu per terra
Per mar y cel empriu y anomenada;
Lo poble vostres òssos desenterra,
Per darlos sempre reverent besada.


Los labradores pobres, que miraron sin envidia las posesiones del rico vecino. Los reyes que, con fuerte mano, libertaron su patria de enemigas huestes que la violaban.

Los que extrajeron al dolor la espada, subiendo á las guardillas á visitarlo. Y los que no toman venganza de las injurias, limpios de corazon, libres de toda indignidad.

En medio de ese gran ejército descubro á los Padres de la ciencia y del arte crístianos, que menospreciaron la gloria mundanal y la vanidad de la falsa ciencia.

La lumbre de lo infinito, lumbre de gloria, reviste los cuerpos de divina claridad. Himno sublime de inmortal victoria, los guía al templo del Amor.

Bienaventurados, oh vosotros que poseéis há tiempo la eterna felicidad; de vuestros antiguos pesares os han quedado los floridos lauros de esplendente corona.

Bienaventurados los humildes; tenéis en la tierra, en el mar, y en el cielo, señorío y duradera fama. El pueblo levanta de la tierra vuestros restos, para cubrirlos siempre de besos respetuosos.


Mil voltes benhaurats los qui patíreu
Fam y set de justicia ab gran fortesa;
Los qui afrontes crüels del mon sofríreu,
Pe´l mon cercant lo Ver y la Bellesa.

¡Oh! molt just era qu´arribás lo día
De premiar, Ramon Lull, tos dòls y hassanyes;
Y´ls teus, bell ángel de la patria mía,
Colom de nostres patriarcals montanyes.

Francesch, imatge de Jesús sencera,
Cor ardent de Teresa l´espanyola,
Thomás, lo sabi de la ciencia vera,
Pere, Clau del Poder que´ns agombola...
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Nosaltres hem vengut per ascoltarne
Devant l´altar la sacrossanta Missa;
Germans del Cel, venim pera lloarne
Vostra vida mortal á Deu submissa.

Sérs, que gosau la llum d´eterna Aurora,
De la infinita ditxa en la posada;
No oblideu, no, la fosca malfactora
Qu´avuy creix per la terra malanada.

Ara qu´estau sobre la blava esfera,
Més amunt que lo cércol de la lluna;
En presencia de Deu, formant renglera,
Intercerdíu del mon per la fortuna.

Novembre de 1869.


Bienaventurados mil veces los que padecisteis con fortaleza hambre y sed de justicia; los que sufristeis crueles afrentas del mundo, buscando siempre la verdad y la belleza.

Justo era que llegase la hora de premiar, oh Raimundo Lulio, tus amarguras y grandes hechos; y los tuyos, oh Catalina Tomás, bello ángel de mi patria, paloma de nuestros valles.

Francisco de Asís, completa imágen de Jesucristo; Teresa, la española de corazon ardiente; Tomás de Aquino, el sabio de la verdadera ciencia; Pedro, llave del poder que nos une....


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Nosotros hemos venido para oír ante el altar de la Catedral la sacrosanta Misa; hermanos del Cielo, venimos para alabar los hechos de vuestra vida mortal, á Dios siempre sometida.

Séres que gozáis la luz de eterna aurora, en la morada de la eterna dicha; no olvidéis que en nuestro desgraciado planeta, avanza hoy espantosa oscuridad.

Ahora que vivís sobre la azul esfera, más arriba que el círculo de la luna; formad un coro al rededor del trono de Dios, é interceded por la prosperidad del mundo.

X, Á MADONA SANTA MARÍA EN LA DIADA DE LA SEUA GLORIOSA ASSUMPCIÓ.

X

Á MADONA SANTA MARÍA

EN LA DIADA DE LA SEUA GLORIOSA ASSUMPCIÓ.

¿Y t´en pujas, María?
¿La terra dexas del dolor Posada?
¿T´en vas? ¡Oh dolça aymía!
¡Oh celestial rosada
Del Ver y del Amor tan suspirada!

Los ángels te rodejan,
Relluu ta noble faç enlluernadora;
Los serafins voltejan
Per l´ala voladora
Posar baix de tos peus, oh gran Senyora.


X
Á LA SANTíSIMA VÍRGEN MARÍA
EN SU GLORIOSA ASUNCION.

¿Y te vas, María? ¿Dejas la tierra, mansion de los dolores? ¿Te vas?
¡Oh dulce Amada nuestra! ¡Oh celestial suspirado rocío de la verdad y del amor!

Rodéante los ángeles; brilla deslumbrador tu noble rostro; los serafines , oh gran Reina, ponen debajo de tus piés sus voladoras alas.


Dolcíssima harmonía
Per los espays de lo infinit ressona;
Desde allí dalt, María,
Lo Cel joyós abona
L´admiració que sent per la gran Dona.

Per los núvols moguda,
Casi no´t veig del còs ab les ullades...
¿Y á la nau combatuda
Per tempestats irades,
Quí les riberes mostraráli amades?

¿Quí de la nau de la vida
D´ara en avant gobernará per l´ona?
¿L´Angoxa malehida
Veurém dins breu estona
Del Mon enjoyellarse ab la corona?

L´Angel caygut ¿no esguerra
Del sant conhort l´abnegació divina?
¿Còm, donchs, podrá la terra,
Velleta sexantina,
Sens Tu portarne del dolor l´espina?

Sense Tu al visitarnos
La bona sòrt, ¿no pert el quest totduna?

¿Còm podrem lliberarnos
De l´adversa fortuna?
¿Còm sens Tú viatjarém, lusenta lluna? …

¡Ay! Mare glorïosa,
Un poch aguárdat, car axò retgira!

Mare mía amorosa,
La pobre terra mira;
¡Ton fill ascolta, qui de cor suspira!

1869.


Dulcísima armonía resuena por los infinitos espacios; el alto cielo da regocijada muestra de la admiracion que siente por la gran mujer.

Por las nubes velada, apénas te descubro con los ojos del cuerpo...
¿Y á la nave, por fieros temporales combatida, quién le enseñará las amadas playas?

¿Quién gobernará de hoy en adelante la nave de la vida, en medio de las ondas? ¿Los tristes pesares se ceñirán pronto la corona del mundo?

El ángel caído echa á perder la divina abnegacion de los santos consuelos; ¿cómo, pues, la tierra, ya anciana octogenaria, podrá soportar las espinas de los dolores?

Sin Ti la dicha al buscarnos no nos encuentra. ¿Cómo nos libraremos de calamitosos infortunios? ¿Cómo viajar sin Ti, luciente luna?

¡Ay! gloriosa Madre, aguárdate; que tal pensamiento nos asusta. Madre amorosísima, mira la infeliz tierra; ¡escucha los suspiros de este hijo tuyo!

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