domingo, 11 de julio de 2021

XII, Deyá

XII

DEYÁ.

I

Viatger, qui de Valldemossa
Dexas les antigues tanques,
Y emprèns l´hermoset camí
Cap amunt per la collada;
No´t deturen les pinedes
Qu´environan l´ermitatje,
Ni del mar los blaus llençols
Que devant de tu s´axamplan.
Dexa enrera Miramar,
D´en Ramon Lull noble casa;
Dexa Son Gallart enrera,
Y´ls recorts qu´allí t´aguardan.
Passa puigs vestits d´alzines,
Travessa espessos boscatjes
De gegantins olivers,
Y arriba al peu del vilatje,
La vila tan deliciosa,
Qu´enjoya l´Illa dorada.

XII
DEYÁ
I

Viagero, que abandonas las antiguas cercas de Valldemosa, y enfilas el hermoso camino por todo lo alto del collado;

no te detengan los pinares que rodean la célebre Ermita, ni las azules sábanas del mar, que se extienden ante ti.

Deja á la espalda Miramar, noble casa de Raimundo Lulio; deja también el predio Son Gallart, y los recuerdos que en él te esperan de la Beata Catalina.

Pasa cerros cubiertos de encinares, atraviesa espesos bosques de gigantescos olivos, y llégate al pié de la villa;
la villa tan deliciosa, joya de la Isla dorada.

II

El camí que serpenteja
Casi ranet de les platjes,
A poch poch se torç y acosta
Vers un pujol qui s´atansa.
Vénen horts; les llimoneres
Encreuan ses fortes rames
Ab taronjers perfumosos
Que los sentits embalsaman.
Un torrent el puig rodeja
De roques descapdellades,
Per hont baxan enfurides
Les aygues en l´ivernada.
Dalt lo puig la bella esglesia
Son nou campanar exalta,
Y en l´aspra pendent la vila
Les cent teulades escampa,
La vila tan deliciosa,
Qu´enjoya l´Illa dorada.

III

Viatger, atura ton pas,
Vora l´esglesia descansa,
Asseute sobre ´ls pedrissos,
A l´ombra d´aquexa parra.
Devant, les serres del Teix
Forman inmensa murada;
Derrera, el camí de Sóller
Se pert á dins la montanya.

II

El camino culebrea, siempre cerquita de la playa; tuerce luégo hacia dentro, y se acerca á un cerro que le sale al paso.

Vienen huertos; los limoneros cruzan sus fuertes ramas con perfumosos naranjos, arrobamiento de los sentidos.

Circunvala el cerro un torrente de revueltas rocas, por cuyo álveo bajan en el invierno enfurecidas las aguas.

Sobre el cerro, la bella iglesia levanta su modesto campanario; y en el áspera pendiente, el pueblecito esparce su centenar de casas;

el pueblecito delicioso, joya de la Isla dorada.

III

Viagero, detente; descansa cerca de la iglesia; siéntate en ese poyo, á la sombra de la parra.

Enfrente, las sierras del Téix forman inmensa muralla; á la espalda, el camino de Sóller se pierde en las espesuras.

Lo cel sense nigulets
Extén son blau cortinatje,
Y´l Sol s´estoja tranquil
Allá, per la mar veynada.
Del fons de la vall s´en pujan
Fins á tu remors boscanes,
Y´t saluda ´l rossinyol
Tendra veu d´aquest paratje,
D´esta vila deliciosa
Qu´enjoya l´Illa dorada.

IV

¡Quína gent la pagesía
Que coltura estes marjades!
Ací feyneres les dones
Cuydan l´hortet y la casa.
Los hòmens van fora vila
A fer carbó en la montanya;
S´en van lo dilluns matí
Abans de que trenqui l´auba;
Uns en les carboneríes
Passan la dura setmana,
Altres en les possessions
O en les viles no llunyanes;
Y tornan robusts y alegres
Lo capvespre del dissapte,
Per honrar al Creador
Lo Diumenje en son vilatje,
La vila tan deliciosa
Qu´enjoya l´Illa dorada.

El cielo, sin nubecillas, despliega su azul cortinaje; y el Sol se esconde tranquilamente, á lo léjos, en el seno del mar, que lame la cercana costa.
Del fondo del valle suben hasta ti los misteriosos ruidos de las selvas; y te saluda el ruiseñor, dulce palabra de estos lugares;
de esta villa deliciosa, joya de la Isla dorada.

IV

¡Qué gente tan buena los montañeses que cultivan estos ribazos! Aquí hacendosas las mujeres, se cuidan del huertecito y de las labores domésticas.
Los hombres se van al campo, á hacer carbon en el monte. Se van todos los lúnes, de madrugada, ántes de salir la aurora.
Unos pasan la semana en las carboneras; otros en las casas de labor, ó en los pueblos vecinos;

Y regresan alegres y robustos por las tardes de los sábados, para adorar al Creador los Domingos, en la parroquia de la villa;

la villa tan deliciosa, joya de la Isla dorada.

V

¡Quín be de Deu les donzelles
Mostran en ses joves cares,
Etcisant aquests contorns,
Conmovent la fadrinalla!
Bellesa qui les anima
N´es de Grecia recordança,
N´es dels moros sa blanor,
Y dels espanyols sa gracia.
Miráu exes pagesetes,
Garrides com les garlandes,
Falagueres com lo vent
Qui remou lo sech fullatje.
A la claror de la lluna,
De los oms sota les rames,
Omplen d´aygua la jarreta,
D´aygua viva aquí brollada,
En esta vila preciosa
Qu´enjoyella nostra patria.

VI

Quant es la festa major,
Casi al mig de l´estiuada,
Fadrinets y fadrinetes
Se posan sos mellors trajes.
Al sò de les xeremíes
Comença ´l ball en la plaça,
Y lluhen los richs volants,
Y ´ls botons d´or y esmeraldes...

V


¡Qué perfecciones adornan el rostro de las doncellas! Hechizan el país, conmueven á los jóvenes!

La belleza que las anima es recuerdo de la Grecia; es de los moros su morbidez, y de los españoles su gracia.

Ved esas aldeanas, lindas como los amarantos, lijeras como el viento que mueve el seco follaje.

A la claridad de la luna, bajo las ramas de los olmos, llenan su jarrito de agua viva, de agua nacida ahí mismo;

en esta villa preciosa, joya de la Isla dorada.

VI

Cuando llega la fiesta del santo Patron del pueblo, en medio del verano, mozos y muchachas visten sus mejores trajes.

Al són de las chirimías se empieza el baile en la plaza; y brillan las blancas tocas, y los botones de esmeraldas y oro...

Quant la dolça primavera
Rumbeja ses noves gales,
Vestit de festa lo poble
Celebra de Deu la diada.
Ab ses capes los prohoms
L´Hostia de Deu acompanyan,
Les fadrines al devant
Ab manteta y filigranes,
Per esta vila preciosa
Qu´enjoya l´Illa dorada.

VII

Felís, Deyá, felís, poble
Que vius dins estes montanyes,
Lluny de les ciutats superbes,
Lluny de la gloria mundana.
Prech á Deu que te preservi
De la furia que´ns aglaça,
Prech á Deu que may tos fills
Obliden sa tendra mare.
Vora tos monts empinats,
Per dins tes valls amagades
Troba lo viatger salut,
Troba del avior l´imatge.
Les oliveres t´ombrejan,
Los passerellets t´encantan,
Y´l mar dormint á tos peus
Eternalment t´afalaga,
¡Ets la vila deliciosa
Qu´enjoya l´Illa dorada!

Juliol de 1873.

Tambien cuando la dulce primavera hace ostentacion de sus nuevas galas, vestido de fiesta el pueblo, celebra el santísimo Día del Córpus.
Los prohombres de la Hermandad, lucen sus largas capas negras, acompañando procesionalmente la Hostia del Señor; las mocitas van por delante, con mantilla y botones de oro afiligranados;
por esta villa preciosa, joya de la Isla dorada.

VII

Feliz, Deyá, feliz, pueblo que vegetas en estas montañas, léjos de las soberbias ciudades, léjos de la gloria del mundo.

Ruego á Dios que te preserve del huracan que nos azota; ruego á Dios que tus hijos no se olviden nunca de la Fe cristiana, su tierna madre.

En tus empinados cerros, en tus escondidos valles, el viagero encuentra salud, encuentra la viva imágen de la antigüedad.

Los olivos te dan sombra, los pajarillos encanto; y el mar, dormido á tus pies, eternalmente te acaricia.

¡Eres, villa deliciosa, joya de la Isla dorada!

(V. nota 8.)

XI, Dins Miramar, Desconort

XI

DINS MIRAMAR.
DESCONORT que feu Mossen Joseph Taronjí, estant en devota oració, un decapvespre hora baxa, devora ´l sepulcre del Benaventurat
Ramon Lull.
Fou llegit en la VI festa centenaria de Miramar, l´any 1877.

(IMITACIÓ DEL POEMA DESCONORT.)

Ací jau de Ramon la venerable òssa,
Ací descansa l´héroe que viu may descansá;
Perdona, ánima santa, si avuy prop de ta fossa
Desficiós y tètrich l´esperit meu está;
Perdona del poeta lo plant si desvaría,
Lo prech tan sols ascolta del sacerdot cristiá;
Lo vel de l´amargura cobreix l´anima mía,
Con tu un jorn te trobares mon cor se troba ja.
Desconortat te veres y ple de cruel sofratxa,
Sense poder donarnos l´ennobliment humá;
Y á mi també m´empeny del desconort la ratxa,
Com jay qui sens companya per un desert s´en va.

XI
EN MIRAMAR.
Desconsuelo que compuso Mosen José Taronjí, estando una tarde en devota oracion ante el sepulcro del Bienaventurado
Raimundo Lulio.
Fué leido en el VI centenario de Miramar, en 1877.

(IMITACION DEL POEMA TITULADO DESCONSUELO.)

Ahí yacen los venerables restos de Raimundo; ahí descansa el héroe que en vida no descansó nunca: oh alma santa, perdona si hoy junto á tu sepulcro mi espíritu está displicente y sombrío; perdona el delirante lloro del poeta, escucha solamente la plegaria del sacerdote cristiano: el velo del pesar anubla mi alma: como te encontraste tú algún día, al componer el sublime Desconsuelo, así se encuentra ya mi corazon. Desconsolado te viste, lleno de mortales angustias, sin poder alcanzar para la humanidad la nobleza que le deseabas; á mí tambien me arrastran las ráfagas del sufrimiento, y soy como anciano sin guía que anda errante en inmensos arenales.

Llegides de la Historia les ben escrites fulles
Veig les corrents malignes que arrastran tot lo mon;
Del bé de Deu romanen únicament despulles
Que per vestir no bastan les ánimes que hi son.
Mallorca, nostra terra, segueix la torrentera,
La malvestat se mostra pe´l mallorquí horizon;
Mallorca quaix no pensa lo qu´altre temps ella era,
Y apenes si´s recorda del mallorquí Ramon.
No hi há negú que cerqui de Veritat lo temple
Y avuy sanch de ses venes per Jesucrist ne don;
Negú dels infëels lo malestar contempla
Y´l llum de fe divina dins boyres se confón.

Oh Lull, oh noble cor, que ací jaus sots los marbres,
Dígasme ¿qué s´es feta la llum del teu ideal?
De tos desigs y somnis los misteriosos arbres
¿Còm ses arrels perderen al buf del temporal?
Jo cerch de tes idees la poderosa força,
De tes amors vull veure lo místich torrental;
La nau del pensament en nostres aygues orça,
S´afona ó pert les veles qu´esquexa lo mestral.
Drspèrta´t, ombra santa, de gloria possehida,
Del Cel ahon ets devalla, recort de lo inmortal;
En mig de les tempestes als náufrechs de la vida
Mòstra ´ns un raig de gloria qu´es bálsam sens igual.

Al estudiar el gran libro de la Historia, veo las corrientes del mal que envuelven el mundo: del reino de Dios quedan tan sólo tristes ruinas, insuficientes, al parecer, para cobijar tantas almas. Mallorca, nuestra patria, sigue el arrebatado torrente: el genio del mal aparece en el horizonte de la isla. Mallorca no piensa en su glorioso pasado; apénas si se acuerda del mallorquin Raimundo. Nadie busca el templo de la verdad; nadie está pronto á dar su sangre por Cristo; nadie piensa seriamente en el triste estado de los pueblos infieles; y la luz de la Fe divina se pierde en los vapores de las nieblas.

Oh Lulio, oh gran corazon que yaces ahí debajo de estos mármoles, dime: ¿á donde es ida la estrella de tu ideal? Los misteriosos árboles de tus ensueños y deseos, ¿cómo los tronchó sin remedio la furia de los huracanes? Busco la poderosa vitalidad de tus ideas; quiero contemplar la catarata de tus místicos amores. En nuestros mares la nave del pensamiento es asaltada por la tempestad, va á zozobrar, pierde las velas, rasgadas ya por el Noroeste. Despierta, sombra querida, que posees la luz; en medio de la borrasca enséñanos á nosotros, pobres náufragos de la vida, el inapreciable bálsamo de un rayo de tu gloria.

L´estatua del sepulcre s´axeca silenciosa,
Sos ulls de pedra viva me miran fixament,
Rosari de grans grossos estreny sa má dolrosa
Y de la Creu los braços me signa dolçament.
Ja entench, oh cristians, lo que vol dir son llabi,
Consir de ses parpelles lo foch y moviment;
Sense motar s´expressa lo mártyr y lo sabi,
Y á ses paraules verges hi pos tot mon esment.
¡Qué fa de bon sentirles exes paraules nobles,
Que cauen com á flames sobre mon cor ardent!
¡Soldat, tu que portares la llum á tants de pobles,
La Creu era ta espasa, la Fe ton vestiment!

Mes ¡ay! les teues forces... veules avuy perdudes;
Negú de dins Mallorca desitja ton penar,
Los teus afanys indòmits, les teues corregudes
Per dar á tots los hómens del mon un sol altar.
Ta inspiració divina, ta Idea sacrossanta
N´es mel de primavera gustosa al paladar;
Si d´aquest mon la gloria lo flach sentit encanta,
Exa Idea, del ánima lo fons pot encantar.
Oh Idea benhaurada, de la humanal progenie
Sòls tu la gloria vera, sòls tu lo benestar;
Sens tu no hi há pe´ls hómens ni salvació ni venia,
Sens tu los fills del Pare no´s volen abraçar.

La estatua yacente se levanta silenciosa del sepulcro, sus ojos de frío mármol me miran con fijeza; su dolorida mano abraza un rosario de gruesas cuentas, y me señala dulcemente los brazos de una Cruz. Oh cristianos, entiendo lo que quiere decirme su mudo labio; veo en sus párpados el fuego de la vida; sin pronunciar palabra se expresa elocuentemente el sabio mártir; yo presto toda mi atencion á sus vírgenes acentos.
¡Qué placer el mío, al escuchar sus nobilísimas razones! ¡Caen como llamas sobre mi ardiente corazon! ¡Soldado, tú que llevaste la luz á tantos pueblos, tan sólo la Cruz era tu espada, tan sólo la Fe tu completa armadura!

Mas ¡ay! tus esfuerzos... míralos hoy ineficaces; nadie en Mallorca desea padecer tus trabajos, tus indómitos afanes, tus inmortales fatigas, para dar á todos los hombres del universo mundo un solo y mismo altar. Tu inspiracion divina, tu sacrosanta Idea, es semejante á la miel de Mayo, tan agradable al gusto. Si la gloria mundana halaga la vanidad de los sentidos, esa tu Idea sabe encantar el fondo mismo del alma. Oh bienaventurada Idea, verdadera gloria y positiva felicidad del humano linaje; sin ti no hay para los hombres perdon ni salud; sin ti los hijos del Padre no quieren darse un fraternal abrazo.

La gloria, sí, la gloria de Deu il-luminava
Lo front de Lull, y ell sempre ministre d´ella fo;
La Creu de Jesucrist als descresents portava,
La imatge de María, senyera de perdó.
De Mafumet los errors ab lògica batía,
Mantell de fe cristiana donant á la raho;
Juheus y moros treya de la infernada vía,
Volent de la nissaga d´Adam la germandó.
Desde ´l estret de Gades fins á la India ignota,
Dés les arenes líbiques als gels del Aquiló,
Predica del Dimoni l´universal derrota,
De la unitat dels hòmens arbora ´l gonfaló.

¿Y qué ´s son fets, digáume lo fruyt de ses carreres,
Los pensaments hermosos que Lull sembrar pogué?...
Llarch temps ombra li daren quaix totes les banderes,
Y en son palau los papes vejéronlo també.
Pobre, vell, ple d´angunies, després de returarse
A l´Anglaterra y Génova, París y Montpellé,
Los bisbes del concili lo veyan presentarse
Y alt, y ferm, demanarlos ajuda per mercè;
Que los cristians volguessen tornar á la Creuada,
Y, acompanyats de monjos y sabis de gran fe,
Convertissen dels moros la innúmera maynada,
Posantlos sens violencia de Religió lo fre.

Sí, la gloria de Dios iluminaba la frente de Lulio; siempre fué ministro de Ella. Llevaba á los descreídos la cruz de Jesucristo, la imágen de María, bandera de perdon. Con su lógica combatía los yerros de Mahoma, cubriendo la Razon con el manto de la fe cristiana. Sacaba á Judíos y á Moros del camino del Infierno, queriendo la fraternidad de la raza de Adan. Desde el estrecho de Gádes hasta la ignota India, desde las arenas de la Libia hasta las heladas regiones del Norte, predica la universal derrota de Satan, enarbola el pendon de la unidad de los humanos.

¿Y qué se han hecho, pregunto, los resultados de tantos viajes, los hermosos pensamientos que Lulio logró sembrar por do quiera?... Mucho tiempo le dieron sombra casi todos los pabellones; los papas recibiéronle tambien en su palacio. Pobre, viejo, achacoso, emprende otro viaje á Inglaterra, á Génova, á París, á Mompeller; y los obispos del concilio de Viena venle presentarse ante ellos, y altivo, y firme, suplicarles por caridad que le ayudasen en su empresa. Que los Cristianos volviesen á la Cruzada, acompañados de multitud de monjes y sabios de ardiente fe, y convirtiesen las innumerables tribus de la morisma, poniéndoles sin violencia el saludable freno de la Religion católica.

¡Quín goig lo seu quant era prior d´aquella Ermita
Que´l bon rey de Mallorca per ell volgué bastir!
La bella mar sens terme, les penyes sense fita,
Los arbres de la selva, lo cant del Monestir...;
Tot son cor inflamava, tot nodría sa pensa;
L´Amich be contemplava l´Amat á son albir;
La lluna que sortía, per l´estelada inmensa,
Mil voltes ascoltava son ardorós suspir.
Los tretze religiosos, de Miramar pe´ls claustres,
Los orientals llenguatjes solían repetir;
Ramon los esguardava guaytant en los balaustres,
Y en la Creuada nova fixava son consir.

¡Creuada de la Idea! Per ço de nit y día
Ramon estudiava lo plá del Univers,
De los cels contemplava bell ordre y harmonía,
De Deu y criatures sabía lo comers.
Per ço ben dematí Blanquerna se levava,
Y oracions matutines d´angelicals concerts,
Ab cor molt abrasat d´amor á Deu, alçava,
Per fer fugir l´astucia del enemich pervers.
Per ço llibres y llibres la font de la Sapiencia
Dictávali sens treves en mig de los deserts,
Llibres de santedat, espill de la ciencia,
Pastura saborosa qu´atrau als nobles sers.

¡Qué gozo el suyo, al ser nombrado prior de aquel Eremitorio, que el buen rey D. Jaime II de Mallorca mandó edificar para él! El hermoso mar sin límites; los montes no cercados; los árboles de la selva; los cantos del Monasterio; todo inflamaba su corazon, todo nutría su espíritu. El Amigo contemplaba incesantemente al Amado. La luna que salía, por la inmensa bóveda de las estrellas, mil veces escuchaba su ardoroso suspiro. Los trece religiosos aprendían en los claustros de Miramar las lenguas del Oriente; desde las galerías escuchaba Raimundo, fijando su consideracion en la nueva Cruzada.

¡Cruzada de la Idea! Por eso noche y día Raimundo estudiaba el plan del Universo, contemplaba el órden y armonía de las esferas, entendía las relaciones que unen á las criaturas con el Creador. Por eso madrugaba mucho el ermitaño Blanquerna, y, con el corazon abrasado en el amor divino, para evitar las astutas asechanzas enemigas, elevaba á Dios las angélicas notas de las oraciones matinales. Por eso la Fuente de la Sabiduría dictábale sin cesar innumerables libros, áun en el fondo de los desiertos; libros de santidad, espejo de la ciencia, pasto sabroso de las almas grandes.

Oh tu de Miramar històrica ruina,
¿Recordas la figura del ermitá senyor;
Son captener simpátich, sa inspiració divina,
Ses passes magestuoses, son perpetual clamor? -
¡Ay! ¡ay! Dins los abismes de lo Passat caygueren
Los claustres hont sonava la místiga remor,
Per sempre ses corones de gloria se desferen,
Y ni les fulles sabies tenim de l´antigor.
¡Ay! ¡qué n´havem perdudes de sobiranes glories!
¡Còm pot aconortársen lo fèrvit amador?
¿Ahónt son de Ramon Lull les ínclites memories?
¿Ahónt son les belles págines del inmortal autor?

Quant hi pens, l´agonía rohega mes entranyes:
¡No hem sabut estamparlos sos llibres més altius!
Aplech de ses grans obres en les nacions estranyes
Se feu, mes no´l conexen los balears arxius.
Aquella dolça llengua, corrent de sabiesa,
Que d´unció y d´harmonía donávali amples rius,
Apenes si pe´ls sabis del día n´es entesa,
Per més que sos mots sían valents, y purs, y vius.
Demá, quant podridura s´hajan tornat les obres
Que´ns restan arrufades com fulles de los nius,>
Nostres Jurats y prínceps, d´aytal riquesa pobres,
Devant la Historia patria no al-legarán motius.

Oh tú, que nos escuchas, histórica ruina del Colegio de Miramar, ¿recuerdas la figura de aquel ermitaño caballero? ¿Recuerdas su simpático continente, la inspiración de su mirada, su majestuoso andar, sus no interrumpidos clamores? -
¡Ay! ¡ay! Los claustros donde resonaba el místico murmullo de la oración, se derrumbaron en los abismos de lo Pasado; deshiciéronse para siempre sus gloriosas coronas; y ya no nos quèdan de la antigua edad ni las hojas más venerandas. ¡Ay! ¡cuántas soberanas glorias hemos perdido! ¡Cómo podrá resignarse á tal estrago el amador entusiasta? ¿Dónde están las ínclitas memorias de Raimundo Lulio? ¿Dónde están las bellas páginas del inmortal autor?

Cuando pienso en ello, la angustia devora mis entrañas. ¡No hemos sabido dar á la imprenta, puros, sus más sublimes originales! Las naciones extranjeras coleccionaron traducciones latinas de sus grandes obras; pero los archivos baleares apénas conocen tal edicion. Aquella dulce lengua, corriente del saber, que en su boca se transformaba en impetuoso río de unción y de armonía, apénas la entienden los ilustrados modernos, por más que sus vocablos tan enérgicos, tan castizos, estén en uso todavía. Mañana cuando la carcoma haya destruido las obras, que áun nos quedan arrinconadas como las hojas en los nidos, nuestros Jurados y magnates, perdida tal riqueza, no podrán alegar excusa alguna ante el severo tribunal de la Historia patria.

No podrán al-legarlos devant de l´alta Ciencia,
L´empagahida cara tendrán que decantar,
Perque en lo nostre sigle d´industrial potencia,
La joya més preuada no volen conservar.
¡Ángel dels ulls de foch, Historia mallorquina,
Tu que guaytas perenne del Puig Majó á la mar,
Ab quín estil més negre la tontedat mesquina;
La nostra indiferencia per temps sabrás contar!
Tu dirás que teníam ací y allá bells Códices
De Lull, y per peresa los hem dexat corcar,
Sens que hi hagués un ánima que removent los óbices,
En edició magnífica li fes un nou altar.

¡L´altar! ¡oh! esta paraula renova ma ferida.
¡L´altar! ¡Sòls un s´axeca, sòls un en trist convent,
Sòls un en tot Mallorca remembra que la vida
Va dar lo sabi Mártyr, de Deu en honrament!
Després de sis centuries no podem dirli encara
De Sant y de Doctor lo propi tractament;
¡A Ell, qui en son posat, y fets, y seny, y cara,
De Sant y de Doctor portava l´ardiment.
A Ell, qui componía l´Art general, Blanquerna,
El Félix, y les altres estrelles del talent;
A Ell, que vuytantí, lluny de la llar materna,
Per Jesucrist sofría pedrades y torment!

No podrán alegar motivos ante la alta Ciencia; tendrán que esconder avergonzado el rostro; porque en el siglo de la omnipotencia industrial no quieren conservar, por medio del arte, una joya de valor tan subido. ¡Ángel de las miradas de fuego, Historia mallorquina, tú que observas perennemente los acontecimientos que se suceden desde el Puig Mayor al mar, con qué negros colores pintarás nuestra torpeza, nuestra ruin desidia! Tú dirás que teníamos acá y acullá bellos códices lulianos, y por pereza hemos dejado que la polilla los corroyese! ¡Y no ha habido un alma generosa que, removiendo los obstáculos, publicase la magnífica edicion genuina, castigada, de las obras de Lulio, levantándole con eso un nuevo sublime altar!
¡El altar! ¡oh! esta palabra renueva mis heridas. ¡El altar! ¡Sólo uno se levanta, sólo uno en triste convento, sólo uno en toda Mallorca nos hace recordar que el sabio mártir dió su vida por la gloria de Dios! Despues de seis siglos, todavía no podemos darle canónicamente el tratamiento, que tan propio le es, de Santo y de Doctor. ¡A Él, que en su talle, en su historia, en su genio, en su rostro, llevaba el ardimiento de la Santidad y de la Ciencia! ¡A Él, que componía el Arte general, el Blanquerna, el Félix, y las otras estrellas del talento! ¡A Él, que octogenario, léjos del hogar de sus padres, era apedreado por amor de Jesucristo y padecía martirio por la Fe católica!

No voldría pensarhi, perque un corcó maligne
M´estreny del cor la boca, qu´apenes puch dir ¡ay!...
Veig d´uns l´indiferencia, dels altres l´odi indigne,
Y´l llum de sa capella que fa´l derrer baday.
Per altra part los moros y heretjes qu´ell cercava
Dur á la Fe, no hi vénen, ans gosan més espay;
Tothom oblida´l fí que Lull tan desitjava,
Tothom pert la semblança d´aquell gloriós miray.

¡Ah! sòls una esperança conceb que m´enamora:
La dolça poesía renaix y té espiray.
Ramon, de los poetes vindrá ta nova aurora;
¿Nosaltres oblidarte, Ramon? ¡Jamay, jamay!

Decembre de 1876.

No quisiera pensar en ello, porque entónces una violenta pasion de ánimo me oprime el corazon, que apénas puedo respirar. Veo en unos el frío de la indiferencia, en otros la indignidad del odio; y la lámpara de su Capilla da las últimas boqueadas. Por otra parte el Mahometismo y la Herejía, que él deseaba reducir á la Unidad cristiana, no han venido; ántes, al contrario, ocupan más territorios, deshonrando el planeta.
Todos se olvidan del fin que tanto deseaba Lulio; todos pierden la semejanza de aquel gloriosísimo espejo.........

¡Ah! Solamente concibo una esperanza, que es amor y consuelo mío. La dulce poesía de los antiguos tiempos renace, y tiene poderosas expansiones. Raimundo, de los poetas vendrá tu nueva alborada; ¿nosotros olvidarte, Raimundo? ¡Jamas! ¡jamas!

(V. nota 7.)

X, égloga Valldemossina, imitació de Garcilaso

X

ÉGLOGA VALLDEMOSSINA.
(IMITACIÓ DE GARCILASO)

Vull fugir del gran mon la tiranía
La remor ascoltat de les arbredes,
Y de los fills del camp la llengua pura;
Tal volta la dolcíssima harmonía
Dels aucells, y verdor de les pinedes
En mon pit calmarán la desventura.
La pau de la Natura
Es joya molt preuada,
Més que l´or de l´entrada;
Diuen que travalar quietes les hores
Se sent dels torrentols just á les vores.
La Santa Imatge qui lo cor inspira
De les gentils pageses,
Envíe fresca inspiració á ma lira.

X
ÉGLOGA VALLDEMOSINA.
(IMITACIÓN DE GARCILASO)

Quiero huir la tiranía del gran mundo, escuchando el manso ruido de la arboleda, y la pura lengua de los hijos del campo. Tal vez los melodiosos gorjeos de los pajarillos, y la verdura de los pinares mitiguen las ansias de mi corazon. La paz de la Naturaleza es más preciosa que el oro de los palacios. Dicen que á orillas de los arroyos, se deslizan suavemente las horas. La santa Imágen de la Vírgen, que inspira el corazon de las graciosas lugareñas, envíe fresca inspiracion á mi lira.

Ja la Mare de Deu, molt carinyosa,
Treya de son mantell les riques diades
Del mes de Maig, escampador d´aromes.
Y n´eran molt de veure en la xamosa
Vila de la Beata les marjades
Esclatar en esmelts de noves pomes.
Un matí que les comes
Lo clar Sol festejava,
Y novella cantava
Pe´l sementer la jove cadernera;
Sobre ´l folgat herbey de la vorera
Del llampant torrentol que´l puig bressola
De Na Fátima ombrívol,
Mirantse ´l puig en l´aygua qui trescola;

Recolzat un pastor s´hi llamentava
De la mala dis-sort que´l perseguía,
Y dexant son flaviol, tristíssim deya:
¿Te´n recordas, Silvestre? Sorollava
Lo ventol esguardant ta bella aymía,
Y una catifa de fullam li feya.
Y ella com llum sonreya,
Dient: ta aymía plora
Per tu, y sempre t´anyora.
Llevòrs ple de vivor mil besadetes
Brostava mon coret, com floretetes
Brosta la vall pe´l temps de primavera.
¡Ay, Bon Jesús, servaume;
Tirar no´m voldrèu Vos per la carrera!

Ya la Madre de Dios, llevada de su maternal cariño a los hombres, sacaba de entre los pliegues de su manto los azules días de Mayo, pebetero de ricos aromas. Eran de ver en la pintoresca villa de la Beata, los huertos brotando flores, esmalte de los nuevos frutos. Una mañana en que el Sol acariciaba las faldas de los montes, y los jilgueros cantaban en las sementeras: sobre el hojoso musgo de la orilla del claro riachuelo, que lame los piés del sombrío Monte de Fátima, miéntras el Monte se mira en la plácida corriente;

Recostado un pastor, se lamentaba de su fatídica desventura; y, soltando su caramillo, con profunda tristeza decía: ¿Te acuerdas, Silvestre? Suspiraba el cefirillo al mirar á tu amada, y tendía delante de sus piés alfombra de hojas y flores. Y ella como la luz sonreía, diciendo: - Tu amada llora por ti, y siempre echa de ménos tu presencia.
- Entónces de mi corazon brotaban con viveza millares de besos, como del valle brotan florecillas durante la primavera. ¡Ay Jesús mío, valme; que se burla de mí la mala suerte!

Na Bel ab sos ditets de blanca rosa
Formava un ramellet de dolça flayre
Ab aquelles besades, y en sa boca
Dúya´l, enamorada com esposa.
Son suspir no´m fugía, perque l´ayre
Travavan les alzines dins llur soca.
Com enmelada coca
Sos dietats m´encisavan,
Y mos mals axellavan
Si perdía ´l falcó m´escampadissa,
O ´s trencava un xotet en la bardissa,
O robavan gorrions lo blat de ´l era.
¡Ay, Bon Jesús, servaume;
Tirar no´m voldrèu Vos per la carrera!

Una fada maleyta pogué exirne
Del infern, y ha esmortit s´hermosa cara,
Tan plena de frescor quant de Deu volía;
Y sos ulls ha enfosquit, qu´embadalirne
Feyan les ovelletes de son pare,
Si les agombolava en la masía.
Feresta malaltía,
Qui ma dolça penyora
Del cor ab má traydora
Robar me vols, ¿no sabs que hi ha niuada
Dintre mon cor ma tortereta aymada?
¿No sabs que n´es mon pit bona sagrera?
¡Ay, Bon Jesús, servaume;
Tirar no´m voldrèu Vos per la carrera!

Isabel, con sus diminutos dedos de blanca rosa, entretejía con aquellos besos un oloroso ramo, y lo llevaba en la boca como enamorada consorte. No se desvanecían del todo sus suspiros; porque el aire se enredaba en los troncos de las encinas. Sus palabras me tenían hechizado, sabiéndome á pastelillos con miel; y mitigaban mi dolor, si el gavilan atacaba mis palomas, ó algun corderillo enfermaba en el redil, ó si bandadas de gorriones robaban el trigo de la era. ¡Ay, Jesus mío, valme; que se burla de mí la mala suerte!

Una maldita fada pudo escapar del infierno, y ha marchitado el hermoso rostro de Isabel, tan lleno de frescura cuando Dios quería; y ha oscurecido sus ojos, que eran el embeleso de las ovejas de su padre, cuando ella las abrigaba en los establos del predio. ¡Ah! horrible enfermedad, que quieres arrebatar con traidora mano la dulce prenda de mi corazon, ¿no sabes que en éste formó su nido mi amada tórtola? ¿No sabes que mi pecho es para ella cual sagrada ermita? ¡Ay, Jesus mío, valme; que se burla de mí la mala suerte!

Aygues, qui aviat aviat vos empenyíau,
Quant jo ací de l´amor la mel tastava,
Al lluny del lluny contant mes amoretes;
Eures, qui les olives estrenyíau,
Mentres lo goig del pit al cel muntava
A despertar les gayes aucelletes;
Jo us deya mes secretes
Tristors; y, al clar de lluna,
L´òliba´m responía dés la runa:
Per la primaveral y encesa rosa
Que´t creyas del verjer la més flayrosa,
Besar deus una trista passionera.
¡Ay, Bon Jesús, servaume;
Tirar no´m voldrèu Vos per la carrera!

Per tu´m recordo que la vall ombrosa,
Per tu les violes, y remors boscanes,
Y´l cant del rossinyol més m´eternían;
Per tu la fontanella barbullosa
Me delitava, y´l blanch de les cabanes
Colgat entre les rames qui´s movían.
Los somnis que venían,
Les amors qui me veyan,
Volatejant de flor en flor se deyan:
Mira exa colometa malmenada,
Cayguda en mig del erm y desanada,
Que dins l´herba punxosa s´esparvera.
¡Ay, Bon Jesús, servaume;
Tirar no´m voldrèu Vos per la carrera!

Aguas, que apresuradamente os deslizabais, cuando yo gustaba en estos sitios la miel del amor, y contabais á lo léjos mis amores; hiedras, que os abrazabais con los olivos, miéntras el gozo del corazon subía al cielo á despertar las alegres avecillas: yo os comunicaba en secreto mos tristezas; y, al melancólico rayo del astro de la noche, la lechuza me respondía de lo alto del ruinoso muro: en lugar de la encendida pura rosa de primavera, que se te figuraba la flor más olorosa del verjel, besarás una triste pasionaria. ¡Ay, Jesus mío, valme; que se burla de mí la mala suerte!

Por ti el umbroso valle, por ti las violetas, y susurros del bosque, y los trinos del ruiseñor más me agradaban; por ti la ruidosa fuentecilla me daba sumo gozo, y la blancura de las cabañas que se descubren entre las movibles ramas de los árboles. Los ensueños que se me acercaban, los amorcillos que me veían, volando de flor en flor murmuraban entre sí: Mira esa ajada paloma, desfallecida en el desierto (yermo) cuál se estremece de miedo entre espinas y abrojos.
¡Ay, Jesus mío, valme; que se burla de mí la mala suerte!

Aquí sos tendres planys interrompía
El pastoret, y lo blau cel mirantne
Pe´l desconhort semblava que´s fonía.

Una perla vivíssima brollantne
De sos ulls en ses galtes se desfeya,
Per l´herba de la vora travalantne.

Ab sa tristor melancoliós no veya
Lo ramat dels anyells, ni la dolçura
Del ventijol del auba li sonreya.

Que ab má pitjada beure ´ns fa l´agrura
Del dol de nostra aymía, l´astorada
Ombra del mal qui á son llindar s´atura.

Ab axò un ermitá, de venerada
Forma y cenrosa barba, quiet venía,
Silenciós removent l´herba estufada.

Y ab veu blana, com es la melodía
Dels ángels, al pastor li assegurava
Que Deu nostre Senyor provehiría.

Mes Silvestre, qui ab ell se consolava:
- ¿Sabeu còm estará la meua vida,
Lo meu conhort?, plorós li preguntava.

¡Ah! ¿tal volta ´m dirèu que s´es mostida
Aquella blanca rosa, qu´ encisera
Per mí dins esta vall havía exida?

Al llegar aquí el pastorcillo interrumpió sus lamentos, y dirigiendo una mirada al cielo, daba claras muestras de la honda pena que le aquejaba.

Una vivísima perla brotó de sus ojos, corrió por sus mejillas, y se deslizó sobre el musgo de la márgen.

Sumido en melancólica tristeza, no paraba miéntes ni en el rebaño de corderillos, ni en la frescura de las brisas del alba.

Porque con extraordinario sentimiento probamos la copa de la amargura, cuando nos la presenta la asustada sombra del dolor, desde el umbral donde vive nuestra amada.
En esto, un ermitaño de venerable aspecto y cenicienta barba, se acercaba paso á paso, abriéndose camino disimuladamente al través de la exuberante vegetacion.
Y con voz llena de suavidad, cual debe de ser la melodía de los ángeles, infundíale al pastor la confianza de que Dios muy pronto acudiría á su remedio.
Mas Silvestre, que con sus palabras se consolaba, le pregunta lloroso: ¿sabéis cómo sigue á estas horas la que es mi vida?

¿Tal vez venís para decirme que se ha marchitado aquella blanca rosa, de hechizos llena, que brotara para mí en este valle?

- No, lo bon pastoret; ja la pradera
Per tot sonriu, les flors ab la rohada
Ne copsan los alens de primavera.

El mon fa festa. ¿Y nostra Verge aymada
Qui de matí´t vejé, la Creu divina
Besant, no´tornaría l´estimada?-

L´ermitá diu; y surt la tendra nina
De l´ombra del brancam, ab faç riallosa,
Com matinera gota d´aubahina.

Enllestida ab volant y ab flochs ayrosa,
Son trajo li coneix de rampallada
En Silvestre, y l´abraça molt gojosa....

Y atxerevit prenent la caramella:
¡Isabel, deya, còm s´encén ta ullada,
Cóm s´alegra ma ditxa moridora!
De dalt lo Teix quant me sorprèn l´aubada,
No llúu com tu cap matinal estrella,
Ni com tu de delit es movedora.
Que en avant vividora
Deu te fassa. Los lliris,
La blancura dels ciris
Del altar de Cartuxa tu superes;
Míra´t en estes clares fontinyoles,
Y ho diu l´aygua qui besa les riberes,
Mentres du brins y fulles y atzeroles.

Mentres du brins y fulles y atzeroles.



- No, buen pastorcillo, no. El prado sonríe, las flores con el rocío beben el aliento de la primavera.

El mundo celebra su cumpleaños. Y la Vírgen, que te ha visto esta madrugada besar la santa Cruz, ¿no te ha de devolver tu adorada novia?-
Dice el ermitaño, y sale de la sombra de los árboles la cándida doncella, alegre el semblante, como gota de rocío matinal.

Adornada con blanca toca de muselina, al estilo mallorquin, y anchas cintas verdes en su sombrerito de paja, Silvestre la reconoce al momento, y la abraza cariñosamente.

Y presuroso, recogiendo su caramillo, la decía: Isabel, ¡cómo se anima tu mirada: cómo revive mi moribunda dicha! Cuando la aurora me sorprende sobre la cumbre del Téix, no brillan tanto como tú las estrellas de la mañana, ni me causan tanto placer.
¡Qué Dios te conceda largos años de vida! Tú eres más blanca que los lirios, y más que las velas del altar (cirios) de Cartuja. Mírate en estas claras fuentecillas, y te lo dice el agua que besa las márgenes, arrastrando sólo briznas, hojarasca y acerolas.

Anem á reposar, la més garrida
D´entre les pagesetes. Valldemossa
La llar ovir de nostre be y ventura.
Jo era un romeu perdut prop d´una fossa,
Y florint m´esperança ja pansida,
Tu ets lo llumeneret de ma foscura.
La pau de la Natura
Per mi tos ulls inclouen;
Y lo soroll que mouen
Los pinars qui saludan l´ermitatje
No´s tan placévol com ta veu. Grat sía
Mil vegades á Deu y á son Imatge,
Puys rebrota mon goig curant m´aymía.

Setembre de 1868.

Vámonos a descansar, oh la más linda de las campesinas. Valldemosa vea levantarse el hogar de nuestro bien y ventura. Yo era un peregrino extraviado, próximo al precipicio: mi esperanza marchita reverdece; tú eres la lucecilla en mi oscuridad. Para mí la paz de la Naturaleza se encierra en tus ojos. El ruido que mueven los pinares al saludar la Ermita, no es tan placentero como tu voz. ¡Gracias sean dadas mil veces á Dios, y á su Madre; pues renace mi dicha con la curacion de mi amada!

(V. nota 6.)  

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