jueves, 29 de julio de 2021

IX, EL COR DE JESÚS.

IX

EL COR DE JESÚS.

I

Dins la mar de les negres desventures
Vogam de nit y jorn,
Y té lo desconhort en les criatures
Perpetüal sejorn.

He vist desgraciats que l´aspra vida
No poden suportar,
Y sanch de sa cruelíssima ferida
No cessa de ratjar...

Cor de Jesús, ab les paraules mudes,
Eloquents, que sabeu,
Vulláu aconsolar al qui perdudes
Ses alegríes veu.

IX
EL CORAZON DE JESUS.

I

En el mar de las negras desventuras, vogamos incesantemente; el desconsuelo tiene en el corazon humano perpetua morada.

He visto desgraciados, que no pueden sobrellevar el cruel peso de la vida; y de sus heridas nunca se restaña la sangre.

Corazon de Jesus, con las mudas pero elocuentes palabras que Tú sabes, consuela á los que han perdido la alegría.


II

En mig de les foscors que perseguexen
Al home peregrí,
Cercam les resplendors que no finexen
Y mostran lo camí.

He vist enteniments que fantasiavan
Un mon de veritat,
Y ansiosos de trobarlo sòls trobavan
Impura realitat.,.

Cor de Jesús, ab la claror divina
Que de Vos se desprén,
Vulláu il-luminar al qui camina
Y´l bon camí no pren.


III

Com suspiran les flors pe´l dolç oratje
Per la pau suspiram,
Mes de la guerra ab lo febrós coratje
La patria destroçam.

Veig qu´arboran fatídiques banderes
D´Europa´ls pobles-reys,
Y posan dels canons en les rengleres
Les sobiranes lleys...

Cor de Jesús, la pau tan anyorada
Se pert en somnis vans;
¡Vulláu que´s donen prompte una abraçada
Al manco los cristians!


II
En medio de las tinieblas que persiguen al peregrino de la vida, buscamos los resplandores eternos, que señalan la verdadera senda.

He visto espíritus que soñaban un mundo de Verdad, y, anhelando descubrirlo, sólo descubrían la realidad impura.

Corazon de Jesus, con la celestial claridad que de Ti se desprende, ilumina al viajero que yerra el camino.


III

Como las flores suspiran por suaves cefirillos, suspiramos por la paz; pero destrozamos la patria con el calenturiento ardor de la guerra.

Veo que en Europa los pueblos-reyes enarbolan fatídicas banderas; y cifran en la multitud de sus cañones la soberanía de la ley...

Corazon de Jesus, la tan suspirada paz se evapora en vanos sueños.
¡Haz que pronto se den abrazo duradero, al ménos los Cristianos!


Senyor, Vos sou lo goig, la llum, la vida,
De los humans tresor.

¿Quína font brolla aquexos dons sens mida?
¡Ah, Deu meu: vostre Cor!

1873.


Señor, Tú eres el gozo, la luz, la vida de las criaturas; su gran tesoro.
¿De qué fuente fluyen tan inconmensurables dones? ¡Ah, Dios mío: DE TU SACRATÍSIMO CORAZON!

VIII, ¡ALELUYA!

VIII

¡ALELUYA!

¡Resurrexit!, la llum de l´aurora,

¡Resurrexit!, los raigs de lo sol,
¡Resurrexit!,
l´estrella de l´auba,
¡Resurrexit!,
exclamam ab goig.
_

L´ha vist ara l´amant Magdalena,
L´han vist ara dexebles d´Emaús,
L´ha vist ara la Verge María,
L´han vist ara Sant Pere y Sant Joan.

_

¡Aleluya!
, ressòn dins l´esglesia,
¡Aleluya!,
la mar y lo mon,
¡Aleluya!,
beneytes campanes,
¡Aleluya!,
cridáu ab amor.

Setembre 1881.


VIII
¡ALELUYA!

¡Resurrexit!, la luz de la aurora,
¡Resurrexit!,
con gozo exclamó,
¡Resurrexit!,
la estrella del alba,
¡Resurrexit!,
los rayos del sol.

_

Que le ha visto la fiel Magdalena,
Que le han visto camino de Emaús,
Que le ha visto la Vírgen María,
Que le han visto San Pedro y San Juan.
_

¡Aleluya!, resuene en el templo,
¡Aleluya!, en la gran creacion,
¡Aleluya!,
benditas campanas,
¡Aleluya!, gritad con amor.

VII LA MATINADA DEL DIVENDRES SANT.

VII

LA MATINADA DEL DIVENDRES SANT.

Á MA GERMANA MARIETA.

I

A L´AUBA.


Avuy finá´l bon Jesús;
Tal día com ´vuy la mort
Tot un Deu del Cel y Terra
Sofrí clavat en un tronch.

Axecáuvos, ma germana,
Que vull anar al sermó;
Axecáuvos, les cinch justes
Toca´l rellotje de Cort.

Temps prou n´hi há per dormir,
Descans ne tenim bé prou;
Ara al servici de Deu
Ab afany correrém pront;


VII
LA MADRUGADA DEL VIÉRNES SANTO.

Á MI HERMANA MARÍA.

I
AL ALBA.

Hoy murió nuestro Señor Jesucristo; hoy el soberano Dios de cielos y tierra sufrió la muerte, clavado en un madero.

Levántate, hermana: iremos á oír el sermon; levántate, las cinco dan en punto en el reloj de la Ciudad.

Ya dormiremos más otro día; sobrado tiempo queda para el descanso; ahora debemos correr con presteza al servicio de Dios.


Ara qu´els braços extesos
Per derramar gracia al cor,
Per darnos una aferrada
Estreta té´l Fill del Hom.

Vaja, sí, ma germaneta,
Vestíuvos saya de dol,
Llarch vestit de merin negre,
Espessa manta de gro;

Y ab cabells plans, á imatge
De la Mare dels Dolors,
A ab los ulls baxos, plorosos,
Y gens falaguer lo còs;

Ab humil cara mostráune
Del pit lo greu desconhort;
Que l´Esglesia nos convida
A que dexem vuy lo mon.
¡Ay, Deu meu, per mi moríreu;
Muyra mon pecat per vos!


II
PE´L CARRER.

Qué n´es de fredós l´oratje;
Còm siula lo ventijol;
D´un extrem á altre natura
Desficiosa se conmou.


Ahora tiene el Hijo del Hombre abiertos los brazos, para derramar su gracia en el corazon, para abrazarnos estrechísimamente.

Vaya, hermanita. Vístete traje de luto; larga falda de negro merino, mantilla de espesa seda.

Ciñe tu pelo, sin rizos, como el de la Vírgen de los Dolores; ten los ojos bajos y llorosos, el paso grave;

El ademan humilde, el rostro compungido, para demostrar de alguna manera el acerbo dolor del alma: que la Iglesia nos convida á que hoy dejemos el mundo.

¡Ay Dios mío, por mí moriste! ¡Muera por Ti mi pecado!

II
EN LA CALLE.

Qué aire tan frío. Silba el viento. Naturaleza se conmueve toda por extraño modo.



Tardana´s venguda l´auba,
No llambrejará lo sol,
Qu´avuy tapat, esmortit,
Roda per un cel boyrós.

Mes ¡ay! ¿còm lluhir podría
Si Jesucrist son autor,
Si´l Sol diví de Justicia
Apaga ses resplendors?

Mira el cel, ma germaneta,
Mira lo cel, que fa por,
Perque los ángels avuy
No volen mirar lo mon.

Y plany la naturalesa
Los traballs de son Creador;
Cada any sembla que s´asusta;
Veus, filla meua, ja plou.

No´s descobreix la montanya,
Ni clareja l´horizont,
Ni una campana ressona,
Ni lo fum ix dels fogons;

Ni les gayes pagesetes
Esmeltan son pit ab flors;
Perqu´es ben trista diada
Del Divendres sant lo jorn.
¡Ay, Deu meu!. per mi moríreu!

¡Muyra mon pecat per vos!


Tarde lució el alba; el sol no mostrará su faz, porque cubierto, desmayado, gira en el nublado cielo.

Mas ¡ay! ¿Cómo brillar pudiera, si Jesucristo, su autor, divino Sol de Justicia, apaga los propios resplandores?

Mira el cielo, hermana mía, mira el cielo; infunde pavor, porque hoy los ángeles no quieren mirar el mundo.

La Naturaleza se conduele de los padecimientos de su Creador; todos los años se asusta. Ya está lloviendo, hija mía.

No se ven las montañas; no hay un claro en el horizonte; ni una campana resuena; ni el humo se escapa de los hogares;

ni las graciosas campesinas esmaltan con flores su pecho; porque es tristísimo día, el día del viérnes Santo.

¡Ay Dios mío, por mí moriste! ¡Muera por Tí mi pecado!


III
DINS LA SEU.

Baix d´estos archs nos espera
La verge de la oració;
No cerquem aygua beneyta,
Que´s d´alegría recort...

Encara la Casa-Santa
Destil-la ses resplandors,
Sobre´l sepulcre d´argent
Ahont reposa lo Deu-Hom.

Sacramentat tot lo día
Des l´ofici de Dijous,
En tota la nit passada
Ací ha ascoltat sublims vots.

Ni un ciri, ni una catifa,
un domás se veu p´en lloch;
Sens ornaments les columnes,
Despullat lo Altar major.

Sobre les rònegues pedres,
Demunt los banchs y escalons,
S´asseuen en terra broja,
Moguts per la devoció,

Homes y dones del poble,
Mariners y texidors,
Qu´han vengut per meditar
La mort de son Redentor.

III
EN LA CATEDRAL.


Bajo estas bóvedas nos espera la vírgen de la oracion; no busquemos agua bendita, que es recuerdo de gozo espiritual...

Áun está iluminado el Monumento, y el resplandor de sus hachas se difunde sobre el argénteo sepulcro, donde descansa el Hijo del Hombre.

Sacramentado desde la misa del Juéves Santo, toda la noche ha escuchado quí sublimes deseos.

Ni una vela, ni una alfombra, ni un damasco se ven en los otros lados de la iglesia; sin adornos las columnas, desnudo el altar mayor.

Sobre las solitarias piedras, en los bancos y escalones, se sientan, en el santo suelo, llevados de su devocion,

hombres y mujeres del pueblo, marineros, tejedores, que han venido á meditar la sagrada muerte de Jesucristo.


¡Quín silenci! ¡quín silenci!
Les ombres dels sigles morts
Sembla qu´ouen, y s´acostan,
Ab llurs mantos descomposts...

Lo sacerdot dés la trona
Conta de Deu la Passió,
Y á la multitut plorosa
Relliquies mostra ab fervor;

Un quadro del Ecce-Homo,
Quant treyan Deu al balcó;
Espines de la corona
Que li aficaren al front.

Ne conta les set paraules
Que en la creu digué´l Senyor;
Lo perdó dels enemichs,
Del home la redempció;

Son gran crit, quant espirava;
Y´l terratrémol del mon,
Entés per un humil sabi
D´una llunyana regió.

Los desgraciats que ascoltan
Suspirs llan
çan y singlots;
Ningú´s distrau, ningú parla;
Y posantse de genolls,


¡Qué silencio! Las sombras de los pasados siglos prestan atencion, y se acercan, con los mantos agitados...

El sacerdote desde el púlpito narra la Pasion del Redentor, y enseña á la llorosa muchedumbre santas reliquias;

un cuadro del Ecce-Homo, que representa cuando Pilátos sacó a Jesus al balcon; espinas de la corona, que le hincaron en la frente.

Cuenta las siete palabras que el Señor habló en la Cruz; el perdon de los enemigos; la redencion del género humano;

su gran clamor, cuando espiraba; y el terremoto del mundo, interpretado por humilde sabio de lejanas regiones.

Los pobres trabajadores que escuchan, lanzan profundos suspiros y sollozos; ninguno se distrae, ninguno habla; y poniéndose de rodillas,


Miran la encreuat Jesús
Que senyala´l sacerdot...
Míra´l, oh germana mía;
Tres hores de cruels dolors

Costaren á Deu los hòmens
Y llurs térboles passions.
Míra´l, extés per nosaltres,
Li ratjava sanch á doll........
¡Ay, Deu meu, per mi moríreu!
¡Muyra mon pecat per vos!

Març de 1869.


Miran al crucificado Jesus, que el sacerdote tiene en las manos.... Míralo, hermana mía: tres horas de crueles dolores

costaron á Dios las turbulentas pasiones humanas. Míralo, clavado por nosotros, le saltaba la sangre á torrentes.......

¡Ay Dios mío, por mí moriste! ¡Muera por tí mi pecado!

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