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martes, 21 de septiembre de 2021

Raimundo Lulio. III.

III.

Los que suponen, para dar al hecho más visos de sobrenatural, que Raimundo Lulio después de su conversión, así como pasó desde la vida sensual y mundana a la espiritual y contemplativa, desde la vanidad y los devaneos a la virtud más sublimada, pasó también de la ignorancia al grado de la más alta sabiduría, cometen un error harto visible. No es justo que el afán de hacer ver que la gloriosa era de su sabiduría empezó por un milagro, así como la de su libertinaje había acabado por un desengaño, haya de apartar nuestros ojos de los testimonios que el mismo Raimundo nos da de lo que fuera él durante su vida cortesana y caballeresca. Si su inteligencia apareció como iluminada prodigiosamente por un destello de clara luz, no es que el sacro fuego no estuviese depositado en el fondo de su alma grande, creada para altísimos fines, sino que su ardor permanecía como extinguido bajo el peso de su misma degradación moral, y ahogado al parecer por la indómita carne que le envolvía. ¡Qué mucho pues que al recibir el doble y continuo incentivo de la contemplación y del estudio, no radiase en poco tiempo y se convirtiese en una antorcha de claridad vivísima y deslumbrante!

Raimundo, además de nacer con el privilegio del genio estampado en su frente, recibió una educación la más esmerada que en aquellos tiempos podía apetecerse, al lado de la nobleza y entre los más altos príncipes de la época: y si bien a las armas se había propuesto consagrar toda su existencia, no por eso dejó de alternar en este noble ejercicio con el de las letras, para ser más tarde un caballero tan apto para defender a su patria con su brazo, como para aconsejar a su rey con su saber. A pesar de lo independiente de su carácter y de lo indómito de sus pasiones, contra las cuales, según el mismo manifiesta, no bastaban palabras ni astucias, castigos ni halagos, el joven Raimundo se hizo uno de los donceles de más inteligencia y talento de la corte aragonesa. La instrucción en los negocios de estado, el conocimiento de la índole, usos y costumbres de los pueblos, el arte de la guerra, la política, la cosmografía, la historia y las letras, venían a formar los más bellos adornos de su espíritu, en términos de que por lo claro de su entendimiento tanto quizás como por su hidalguía, y por los servicios que prestara su padre al rey Don Jaime el Conquistador en sus bélicas expediciones, le escogió este de entre la muchedumbre que formaba la nobleza de su reino, para senescal de su hijo el príncipe Don Jaime, más tarde rey de Mallorca.

Tan alto y distinguido empleo no era a la verdad propio de sus juveniles años, pero lo que le sobraba en talento suplía lo que en años le faltaba; y tan a gusto de su señor desempeñó en palacio su cometido, que conquistó enteramente su afecto y se granjeó por do quiera las más vivas simpatías. Tratando con los más altos y distinguidos personajes adquiría mayor experiencia, así como en los viajes en que acompañaba a su príncipe se hacía con mayor instrucción. Por eso en los comienzos de su vida contemplativa pudo escribir aquellos preciosos y ya citados libros sobre el Régimen de príncipes y del Orden de caballería, y más tarde su Arte política que cita Alfonso de Proaza en su catálogo de las obras de Lulio, fruto de su experiencia y de sus observaciones durante su existencia palaciega.

Una de las tareas literarias empero que más ocupaban los ocios de su brillante juventud, fue el dulce estudio de la poesía. Aspirando al título de trovador, con que se habían honrado hasta los Alfonsos y los Pedros de Aragón, y que tanto había ennoblecido desde antiguo la protección que los Berengueres de Barcelona dispensaron a la gaya ciencia, poco costó sin duda a su rica imaginación hacerse el mejor lugar entre los que ocupaban entonces la atención general. Y el aura popular de que le rodeara la viveza de su ingenio y la gracia de sus trovas, haciéndole objeto del amor de las damas y del respeto de los caballeros, fue quizás lo que contribuyó a que despertase su corazón a los malos instintos de la vanidad у a que se rindiese a las seducciones de la vida galante y sensual que acabaron por conducirle a los mayores extravíos.

Mas aunque después, tal vez a pesar suyo, hubo de abandonar la corte aragonesa que tantos incentivos ofrecía a su espíritu, para pasar a Mallorca con el infante Don Jaime a quien servía; ni la vista de su nativo suelo, ni el reposo a que la pacífica isla le brindaba, pudieron desviarle de la existencia inquieta y aventurera a que se había lanzado. Sus devaneos se hicieron públicos, sus amoríos llegaron al escándalo y sus compatricios no veían ya en él sino a un loco disipado a quien la providencia había concedido un talento que deplorablemente malograba. Así como en Barcelona la emulación y la sed de gloria literaria le dictaron tal vez más de un lais para aspirar a la violeta de oro que en premio se ofrecía en los poéticos certámenes al que mejor rimaba, en Mallorca destinó solamente el habla divina de la poesía con que el cielo le dotara, para cantar por las noches lánguidos suspiros de amor bajo la reja de desdeñosa doncella, o para insinuar con la magia de su poder en el alma de cándidas vírgenes el sensualismo que le estaba devorando.

Por desgracia de las letras mallorquinas estos rasgos de la pluma juvenil de Raimundo se han perdido. Toda aquella vida de exaltación y de amorosa fiebre, de quejas y suspiros, de temores y desdenes, de exigencias y reproches, de placeres y orgías que estampaba en el papel en armoniosas consonancias el más ardiente y mejor hablista de los trovadores lemosines de su época, ha quedado envuelta en las tinieblas de los siglos; o quizás las aniquiló el remordimiento del poeta sin dejar de ellas rastro alguno, al aniquilar en su propio corazón hasta el más mínimo rastro de sensación mundana y de profano sentimiento. Ay! ¿Quién pudiera tener en sus manos uno solo de aquellos inspirados cantares del amante trovador, una sola de las concepciones poéticas que trazara aquella imaginación poderosa, aquella alma de fuego, cuando concentrada toda en el amor, por el amor vivía, por el amor deliraba y de amor enloquecía! ¡Quién pudiera tener en sus manos aquel precioso romance que, en medio del despecho amoroso que le produjera el más terrible de los desengaños, escribía para dar salida a los sollozos de su corazón dilacerado, poco antes de representarse a sus abrasados ojos la figura del Redentor, para que tras él emprendiese el camino de la virtud! ¡Quién pudiera fijar una mirada sobre aquellos sentidos versos con que se despedía de un amor que tan cruelmente le había desengañado, y de la idolatrada hermosura que de tan terrible manera le había hecho comprender lo falaz y miserable de los placeres del mundo (1)!

Ni una canción siquiera de las que escribió Lulio durante su existencia de corte ha llegado a nuestros días; y si el autor coetáneo de su vida y el poeta mismo en varios pasajes de sus obras no nos dijese que en escribirlas se ocupó mucho durante su extraviada juventud, creyéramos sin duda que su afición a la rima y su arte en manejarla, fue uno de tantos resultados que alcanzó su entendimiento luego de entregarse a la contemplación y al estudio.


(1) Hay divergencia entre los biógrafos de Lulio acerca el nombre de la bellísima genovesa que tan amorosamente perdido tenía a Raimundo, y que en tan gran manera contribuyó a su conversión, haciéndole ver la repugnante enfermedad que corroía su seno, y mostrándole que solo lo eternamente bello e incorruptible era digno de ser amado. Leonora es el nombre que unos dan a tan interesante hermosura; otros, y entre ellos Solerio, asegura que se llamaba Ambrosia del Castello.

Sin embargo ha habido biógrafos estrangeros que han trascrito una versión, sino del poético billete con que Raimundo declaraba a su dama la pasión que le devoraba, de la contestación que la bella hizo llegar a sus manos. He aquí como cuenta uno de dichos biógrafos la singular aventura. - “Costumbre era entre los poetas catalanes celebrar en sus versos la belleza, objeto de su adoración. En una trova que Raimundo Lulio dirigió a Ambrosia, hizo grande elogio del seno de la hermosa dama, pintando la admiración y el ardiente amor que le inspiraba. La trova no ha llegado a nuestros tiempos, pero sí la contestación de Ambrosia, cuya lectura ofrece algún interes. "Señor, dice, los versos que me habéis dirigido, si bien demuestran la excelencia de vuestro espíritu, hacen ver al mismo tiempo el error, cuando no la debilidad de vuestro juicio. No es extraño que pintéis con tan vívidos colores la hermosura, cuando sabéis embellecer aun la fealdad misma. Mas ¿cómo consentís en serviros de vuestro divino ingenio para prodigar alabanzas a un poco de arcilla coloreada con el tinte de la rosa? Emplear debierais toda vuestra habilidad en ahogar el amor que os consume en vez de declararle. No es que no os considere digno del aprecio de las damas más distinguidas, mas sin duda desmereceríais mucho ante ellas si persistiéseis en servir a la menor de todas. Así, no es regular que un alma esclarecida como la vuestra, creada únicamente para Dios, se ciegue hasta el extremo de adorar una criatura. Olvidad, pues, una pasión que degrada vuestra nobleza, y no expongáis por tan poco vuestra reputación: que si continuáis en tan loco empeño me veré en la necesidad de desengañaros, haciéndoos ver que lo que forma el objeto de vuestro entusiasmo no debe serlo sino de vuestra aversión. Me decís en vuestros versos que mi seno os ha flechado el corazón! Bien, yo convengo en descubríroslo para curar vuestra llaga. Mas en el ínterin podéis estar seguro de que os tengo tanto amor, como aparento no amaros." Raimundo Lulio, como amante, interpretó estas líneas enigmáticas en favor de su pasión, y se enamoró más locamente de Ambrosia. Seguíala a todas horas, y tal era su frenético afán de verla, que un día cabalgando Raimundo por la plaza mayor de Palma, en el momento mismo en que Ambrosia se dirigía a la catedral, llevado de su ciega pasión la siguió montado hasta el interior del templo. Aunque esta extravagancia fue objeto de burla y de muchos comentarios en toda la ciudad, Raimundo llevó a tal extremo su indiscreción, que la dama, que en lo que menos pensaba era en tal amor, resolvió poner fin a un asunto cuyos resultados podían llegar a ser desagradables. Con posterioridad a la carta que había enviado a Lulio, ni las manifestaciones más visibles de desagrado ni hasta los desdenes que empleó la linda genovesa, pudieron contener a su constante perseguidor. Cansada en fin de tan inútiles medios, se decidió, acorde con su esposo, a emplear el último recurso. Escribió a Raimundo y le dio en su casa una cita; acudió volando a ella el joven amante, quien no pudo menos de conmoverse, viéndose en presencia del objeto que adoraba, y al notar la calma, la gravedad y el sello de tristeza que se vislumbraba en su semblante. La dama fue la que rompió el silencio preguntándole el motivo porque tan obstinadamente la perseguía; a cuyas palabras Raimundo, más insensato que nunca, le dijo que siendo ella la criatura más hermosa de la tierra le era imposible no adorarla, o dejar de seguirla. Hallándose pues en su tema favorito de la belleza de su ídolo, no vaciló en loar con entusiasmo los hechizos que le habían inspirado sus versos. Entonces la infeliz Ambrosia decidióse a sanar a Raimundo de su amorosa locura. "Vos me creéis, le dijo, la más bella de las mujeres; ¡cuánto os engañáis! Mirad, añadió, mirad lo que tanto amáis, mirad lo que causa vuestro delirio; y le descubrió su seno que un espantoso mal estaba devorando. Pensad en la podredumbre de este pobre cuerpo que alimenta vuestras esperanzas, y aviva vuestros deseos. Ah! exclamó Ambrosia no pudiendo comprimir sus lágrimas, dirigid a mejor fin vuestra pasión, y en vez de amar a una imperfecta criatura que se consume, amad a Dios que es perfecto e incorruptible.” Apenas hubo Ambrosia proferido estas palabras, cuando se dirigió al interior de su estancia, dejando solo a Raimundo entregado a sus reflexiones." -

Sea como fuere, nosotros deseáramos que los que estampan palabras tan textuales, hubiesen dado pruebas de su autenticidad, trascribiéndonos el original de tan interesante carta, o citándonos el cronista del sentido coloquio. Por lo demás es lo cierto que esta aventura al mismo tiempo que puso término a los amoríos y locuras de Raimundo, dio fin también a sus apasionadas trovas; y que conduciendo el alma del amante a más elevadas regiones, dio a su estro un carácter sublime, grave y severo.

Si en este cambio vino a ganar o no la poesía de Lulio no es fácil determinarlo cuando no hay posibilidad de comparar; sin embargo es de creer que perdiese en la forma y en la gracia de la expresión lo que por otra parte ganaba en elevación y grandeza: pues como sus galantes y amorosos versos tenían por objeto exclusivo deleitar con su armonía a las beldades que le inspiraban para hacer más fácil la conquista de su corazón, o lucir quizás sus dotes poéticas en los concurridos certámenes, era regular fuesen escritos con más esmero todavía que aquellos en que, prescindiendo algún tanto de semejante atractivo, se dirigían noblemente a más altos fines y a mayores empresas. La guerra abierta que declaró a cuanto pudiese dar el menor halago a los sentidos, al mismo tiempo que le circunscribió a un género de vida extremadamente rígido, le hizo adoptar hasta en sus escritos un lenguaje ajeno de todo artificio, si bien puro y agradable; y a tal extremo llevó su severidad, que hasta se duele en varios pasajes de sus obras de que sus contemporáneos gustasen de las pinturas y vanos adornos en los libros y prescindiesen del espíritu que en ellos se encerraba.


Su devoción le aficionó a los asuntos místicos y religiosos; sus contratiempos le hicieron a veces plañidero y elegíaco; la magnitud de sus proyectos le dio atrevimiento y osadía en sus versos de circunstancias; su fé, caridad y amor al prójimo le convirtió en cantor de la moral más pura y de las excelencias de Dios; y la idolatría con que amaba la ciencia le hizo poeta didáctico: y así como durante los desvíos de su juventud, según él mismo manifiesta, la hermosura de las mujeres era el imán de sus ojos; más tarde lo fueron de su corazón la poética figura de María, bajo cuyo manto procuraba conducir a los que vivían en las tinieblas del error, la imagen (imájen) sagrada de la religión por la que tanto se desvelaba, y la majestad sublime de la sabiduría de que quiso ser hijo predilecto.

Remordiéndole la conciencia por el sensualismo de las profanas canciones que había escrito, cuyos consonantes exhalaban, dice, el hedor de la concupiscencia (1), quiso expiar su falta dedicándose a los asuntos místicos y escribiendo lleno de devoción y en sentidos versos una bella composición elegíaca sobre el Llanto y dolores de María, y otra que tituló las Horas de la Virgen; para inmortalizar sus infortunios nos dejó el Canto de Raimundo y el Desconsuelo; para alentar a la cristiandad en los grandes proyectos que tenía meditados compuso el Concilio; para que la criatura conociese los misterios y las grandezas del Todo-poderoso trazó su Dictado de Raimundo y los Cien nombres de Dios; para inculcar los sanos principios de la moral cristiana y enseñar a aborrecer el vicio puso en rimas el extenso libro que llamó Medicina del pecado; y para la mejor aplicación de su doctrina, delineó un poema sobre la Lógica, y otro sobre las Reglas para la aplicación del Arte general.


(1) Teniendo presente Lulio sus pasadas trovas escribía en el libro de Contemplación, que fue uno de los primeros que compuso en su retiro: - “Luxuria fá, Senyor, fer cançons, dançes, é voltas, é lays als trobadors é cantadors. On ¿qu' els val, Senyor, loament de fayçons, ni de agensament de paraules, pus que la obra per la qual son cantadors es tota plena de pudors é de sucietats?" - Cap. 143.


Siendo pues la poesía nuestro exclusivo objeto, ocuparémonos de cada una de estas obras en particular, por el orden cronológico con que fueron escritas, y daremos de las mismas los textos originales, inéditos todavía (1), con toda la exactitud que nos sea dable, prefiriendo siempre en los pasajes que nos han parecido oscuros, transcribirlos letra por letra y tal como están en los antiguos códices que poseemos, antes que alterar en lo más mínimo ni la idea ni la expresión del autor, y notando las principales variantes que nos resulten del minucioso cotejo de ambos códices; mas no consentimos en dar fin a nuestro bosquejo sin que insertemos un fragmento de la carta que por vía de nota acompaña la bellísima Descripción histórica artística del castillo de Bellver, escrita por el célebre Jovellanos. - “El solo nombre de Lull, dice, vale por cuantos testimonios se pudieran alegar en favor de Mallorca. En la esfera inmensa de sus escritos se descubre un amor decidido, y un felicísimo talento para la poesía. Han perecido a la verdad los innumerables versos de amor y galanterías que confiesa haber escrito en su extraviada juventud, y aún yacen olvidados muchos de sus poemas piadosos; pero bastan los que se conocen para prueba de que ningún trovador del siglo XIII le igualó ni en hermosura de dicción, ni en pureza de estilo. Lo más digno de notar es, que mientras los demás trovadores envilecían su profesión y numen, copiándose y repitiéndose unos a otros ideas lúbricas y pensamientos frívolos, solo Lull levantándose en las alas de la filosofía y de la religión, consagraba su estro ora a la expresión de las ideas más sutiles y abstractas, tal como en su lógica y retórica en metro catalan, ora a los pensamientos más sublimes y piadosos, como en su patético poema del Desconort, y en los que escribió sobre los cien nombres de Dios y sobre el orden del mundo. De forma que si V. considera que Lull nació en Mallorca dos años después de la conquista; que recibió en ella su educación, y que pasó su juventud en la corte de sus reyes, no sólo hallará que la musa balear ganó por él un puesto muy distinguido en el Parnaso catalan, sino que a él le deben la lengua y la poesía catalana su majestad y esplendor."


(1) No sabemos que se haya impreso en su original ninguna de las obras poéticas de Raimundo Lulio. Algunas lo han sido en latín por algunos amantes de las glorias de nuestro célebre paisano. D. Nicolás de Pax publicó en el siglo XVII una traducción castellana del Desconort que se ha reproducido en nuestros días.

Yo no sé si esta fue la razón que tuvo el docto Mariana para decir que los poetas de la corte de Don Juan I componían y trovaban en lenguaje mallorquín; pero el suyo fue siempre muy exacto, y sus frases siempre muy pensadas, para que creamos que asentó aquella sin alguna buena razón. Lo que no tiene duda es que el ilustre ejemplo de Lull no fue perdido para su patria. Si el descuido ha dejado olvidar en ella como en otras partes las producciones de sus trovadores, la frecuente residencia de los reyes de Mallorca en Cataluña y Francia; la gran cabida que tuvieron los mallorquines, así, en su corte como en la de Aragón; su afición constante a los buenos estudios, y el genio que en ellos acreditaron, y que se podría comprobar con muchos y buenos testimonios, no permite que se les excluya de la participación de esta gloria, cuanto menos constándonos el aprecio que siempre hicieron de los escritos de su ilustre paisano, cuyos libros andaban a todas horas en sus manos, y el esplendor con que sus discípulos cultivaban todavía la poesía nacional en el siglo XV y a la entrada del XVI.

jueves, 23 de septiembre de 2021

EL LLANTO DE LA VIRGEN. PLANT DE NOSTRA DONA SANTA MARÍA.

EL LLANTO DE LA VIRGEN.


Esta composición poética no es la primera que escribió Raimundo Lulio después de su conversión. Antes que poeta místico, abandonado que hubo las quimeras del mundo y su estro de trovador, se ejercitó en la poesía didáctica, rimando un tratado de Lógica que citan D. Nicolás Antonio en su Biblioteca antigua española, el P. Pascual en sus Vindicias lulianas y otros autores. El mismo Lulio nos habla de este poema en su Doctrina pueril, de cuya obra al parecer formaba aquel un apéndice. Después de inducir a su hijo, para quien escribió la Doctrina, a que se dedicase al estudio de la lógica para venir en conocimiento de la verdad, le dirige las siguientes palabras. - "Antes de estudiar la lógica en latín, apréndela en lengua vulgar y en rima, así como se contiene al final de este libro, lo cual te aconsejo para que de este modo la puedas después entender mejor, mediante la ayuda de Dios."

Lulio a imitación de los árabes, que tanto estudiaba, se aficionó a la didáctica, y así como ellos hacían objeto de sus poemas todas las ciencias por sutiles y abstractas que fuesen, nuestro autor no se arredró ante la dificultad de emplear su numen, en rimar una Lógica y más tarde unas Reglas para la aplicación del arte general, materias de suyo aridísimas para la poesía. Mas nada podemos decir con respecto al mérito de la primera porque no ha llegado a nuestros días; pero a juzgar por lo demás que de poesía didáctica nos ha dejado Raimundo, nos inclinamos a creer que no sería sin duda la mejor hoja del lauro poético del autor.

Hacia la misma época empero, o sea en el espacio que media entre los años de 1275 a 1282, en que escribió Lulio el tratado de Lógica en verso, parece que trazó también su elegía titulada Llanto de la Virgen. Durante este tiempo pasó Raimundo retirado en el colegio de Miramar cuya fundación había promovido, los días más sosegados de su existencia: calma breve sí, pero fructífera, y a la que debemos excelentes libros. En la tranquilidad de aquel retiro fue pues donde Raimundo, al mismo tiempo que escribía el precioso opúsculo de Oraciones y Contemplaciones, elevada su alma en alas de su devoción, trazaba el canto elegíaco de que nos ocupamos, dirigido a pintar la desolación de María al presenciar la angustiosa pasión y muerte de su divino hijo.

Esta composición está escrita con pureza, y sus versos son muy sentidos. Bellos son los apóstrofes que dirige la madre del Salvador a Judas que tan traidoramente vendió a su maestro; bella la queja que dirige al Eterno Padre por la deslealtad de los judíos.
- "Cómo a tanto te atreviste? dice al Iscariote. ¿Cómo tu boca asquerosa se atrevió a besar a mi hijo, tan cumplido en todo, y cuyos labios manan el aroma de la verdad, y la dulzura de los buenos consejos? ¡Cuánto le has ofendido con tu repugnante contacto!” - No son menos notables las exclamaciones de María al verse desamparada de todo el mundo, y las que le inspira la negación de San Pedro: - Preso está mi hijo, dice; llévanselo los judíos sin que nadie levante una palabra en su defensa; sin que yo, pobre y desvalida mujer, pueda estorbarlo. ¿Y no hay uno siquiera entre vosotros que le ayude?" - "Amedrentado por los judíos ha negado San Pedro a Jesús. ¿Y cómo no hubo más temor de mi hijo, que es su Dios y Criador? Y eres tú, Pedro, aquel a quien confió el cuidado de su rebaño, y a quien hizo pastor de sus ovejas! Tan atribulada me tienes por el poco amor que a tu maestro has demostrado, que no cesa de plañir mi boca, ni mis ojos de llorar." - Después se dirige a la muchedumbre y dice: - “ ¿No hay nadie entre vosotros que tenga compasión del que tanto nos ha dado, y que tanto sufre por nosotros?" - Al ver escarnecido a Jesús a quien escupían los judíos en el rostro, exclama: - "Oh cara gloriosa, cuya vista tanto placer me daba! ¡cuánto me holgaría de poder enjugarte siquiera! " - Y en otra parte se plañe de este modo: - “Desnudado han a mi divino hijo. Aquel que señor es de la tierra y de los mares, no tiene un miserable harapo con que cubrirse! Ay triste! Cuando veo caer sobre él tantos vituperios, mi razón se desvanece y mi pecho estalla de dolor. Señor, tomad ese mi velo para cubrir vuestras carnes, ya que vuestros enemigos escucharme no quieren." - Y al espirar (expirar) el Salvador, vueltos los ojos al cielo, exclama (esclama) fuera de sí: - “Miguel, Querubín, Serafín, Gabriel y Rafael, bajad y horrorizaos de la muerte que dan los infieles a su Salvador! Mirad como espira sediento, sin más refrigerio en su boca que hiel y vinagre! ¡Ni Caín fue más impío con Abel que estos malvados!" -

La elegía que nos ocupa abunda en bellezas y es una de las del autor escritas con más pasión. Hubiéramos de traducirla entera para indicar todos los pasajes que nos parecen notables: mas consideramos inútiles las citas cuando puede quien quiera formar su juicio con la lectura del original que transcribimos.


PLANT DE NOSTRA DONA

SANTA MARÍA.


I.


Anava ab gran gaug la verge María

A veser (1) son Deu fill que haút havía,

Per lo Sant Esperit sens d' home paría,

E car son Deu fill e home sabía

Lo gran gaug, e' l plaer que per éll sentia

No es quil pogués dir; mas gens no sabía

L' íra n’ el desconort en qu' esdevenia,

Car Judas Schariot concebut havía

En trahir Jesu-Christ qui morir volía

Per nosaltres a salvar, e per donar vía

Com mays l' hom servescha e que cascun sia

Seu per compra de mort, car per nos moría.


II.

- Judas Schariot! tú has mon fill venút,

Lo qual mays val que tot quant n' has haút;

Donat has per argent lo senyor de virtud;

Tú eres per mon fill e per mí molt volgut;

Mí has fals enganada e tú n' est deçebut:

E si eu ne son trista, tú ne serás perdut.

Fals! ¿com has pogut vendre cell qui es mays temut

Qui en home e Deu, e rey es de salut?

Jo' n romanch dolorosa: e tu n' est abatut!

¡Judas fals e traydor! mon cor has combatut

Ab ira e dolor aytant com has pogut,

Perqu' en serás en infern combatut e vençut.

III.

Senyor! a tuyt mi clam de la gran trayció
Que han fayt a mon fill li fals jueu falló,
Qui en mí ses fayt home per lur salvació,
E tots temps ha fayt bé e falliment nó (2).
Ara lo m' han trahit, e l' han mes en presó.
Ah jueus traydors! ¿per qual intenció (3).
Avets trahit mon fill que del linatge fó
De Davit e Moyses segon profeció?
D' aquest tan gran trayment, lassa, irada' n só
Tan fort, que tota' m sent en consumació,
E tot quant ha en mí tot está en passió;
D' aquest mal qui n' es fayt ¿qui 'n trobará perdó?

IV.

Judas! fals enemich de tot defalliment!
¿Com fuyts hanc tan ardit? ¿qual boca tan pudent
Basist mon Deu fill e amich de compliment,
Qui ha boca olent ab tan bell parlament
Que hanc mays no mentí n' en perlá ‘n falliment,
Ans en diu veritat tan virtuosament,
Que null hom viciós ne qui' n sia mintent
No la deuria baysar per negun trayment?
E tú fals, ergullos, has donat baysament
A mon fill qui es Deu e home exament,
Lo qual soven baysaba tan amorosament!
Ah fals! ¿com l' has trayt per ton vil tocament?

V.

Judas! tú has donat un bays per senyal fal
Per portar a mort lo meu fill que tant val,
E qui encresía de persona leal,
Enemich de virtud e en tot ple de mal,
Car has fayt fals senyal, tú n' haurás tal trebal
Que tostemps n' estarás en lo foch infernal:
Trista hanc mays no fó segons dret natural
Que ab falsa semblança hom visques en l' hostal
Mostrar veritat de nulla re corporal,
E aysó mateix es de causa spiritual;
E tú, fals mostrador, has mostrat hom vidal
Qui en cuant es Deu no pòt esser mortal.

VI.

Dolenta marrida, lo meu fill está pres;
Menenlosen jueus sens qu' éll no es defes
Ne eu que som fembra no y poria fer res.
¿Há negú entre vos qu´ ajudar y pogues?
Anava la puella pres son fill e espes
Demandava ajuda e tirava ses manes,
Sos cabells e sa cara rompía, e no es
Qui li donás ajuda, com si res no valgués
Ella ne son Deu fill, perque pietat es
Ausir lo desconort en lo qual ella s´mes:
E com foren ves ella, vilá e descortes
Tuyt li seu companyón el juden mal apres (4). -

VII.

Estava la regina molt fortment irada
Com per los seus si era desamparada,
Car sino Sant Johan per tots fó lexada;
Cridava la donçella: - Lassa! ¿on es anada
La nostra companya qui m' ha deshonrada,
Car m' han jaquida sola ab tant vil maynada?
Maynada del demoni, e qui m' ha donada
Tanta de pressura, e tanta de bocada
Que apenas mi sostench, tant fort son cascada. (5)
Lassa! e ja era per los meus aviada:
E si que hanc no fui en vers ells errada,
¿E per qual raysó m' han donchs exoblidada?

VIII.

Negat ha Sant Pere lo meu fill per pahor,
La qual hac dels jueus: ¿e no la hac major
De mon fill glorios qui es son creador?
E tú, Pere, qui eres un pobre pescador,
¿Has negat lo meu fill qui t' es honrat Senyor
E qui tú ha elet esser procurador
De totes ses ovellas, de qui t' ha fet pastor?
- Pere, dix la regina e dona de valor,
Tant fort mi has treballada per la pauca amor
Que aguist a mon fill per pauca de temor
De presó o de mort, per qu' em planch e' m plor,
…........

IX.

Estava lo meu fill entre´ els jueus cluchat;
Cascún colps li donava, dient: - ¿qui t' ha tochat?
Pus que tu 't fas profeta, devina veritat. -
Estava lo meu fill pacient e sanat
Per donarnos eximpli de gran humilitat
E de gran paciencia; perque fá gran pecat
Qui no pren son eximpli qui tant li ha costat
E qui no fá ço que pòt com él sia honrat.
Ah senyors! com son trista com tant pauch es amat
Lo meu fill Deus, qui nos ha tant donat,
E que per nosaltres es tan fort avilat.
¿Ha negun entre vos qui n' haja pietat?

X.

Pres es estat mon fill e per villania;

En la sua cara cascun li escopía;

Cara de Deu e home e on tot bé havia

En que veig escopir si ella podía

En ella escopir negú no y jaquía

E tant estava gran la inmundicia

Qu' en ella pausaven, que com la vesía

D' ella no‘m venia lo gaug que solía;

E car a ella, lassa, venir no podia

E que la denejás un pauch no moria.

Ah cara gloriosa, d' on joy me venia!

E com gran gaug hauria si tocar vos podia!

XI.

Per la cara e' l coll veig lo meu fill ferir
Ab las mans, e no 's mou, tant ama soferir
E seu trista e esper quant s' en volrán jaquir.
¡Ah cara a qui tany honrament e servir
E que hom vos deman perdó de son fallir,
Que en axí vos veig colpejar e´scarnir
Per tant malvat jueu! ¿com se pòt abstenir
Que no plor e no faça mant amargós sospir?
Ah coll tan pacient! ¿com podets sostenir
Tan spés feriment, ni eu com puch vivir
Vesentvos per tant hom tan fort envilanir,
Ni los malvats jueus no ugar de ferir?

XII.

Ah trista de mon fill! ¿e con es deshonrats
Entre los mals jueus e homens armats
Qui l' escarnexen com si hagués peccats!
Ah jueus plens de mal e no escarniscats!
Aquel per qui serets jutjats e flastomats
Lo dia del judici per ço col deshonrats
Quant adonchs vos dirá: - Anats, malavirats,
En lo foch infernal, on tots temps estiats,
Car mi encolpavets de ço d' on sots nafrats!
Ah fill! per piétat un pauc mi esguardats,
E ab vostre veser a ma pena ajudats,
Car en vos scarnir es mon cor treballats.

XIII.

Despullat es mon fill e tot quant ha li par,
Cell qui es ver Senyor de terra e de mar,
No ha un petit drap de qu' es puscha abrigar.
Ah lassa! tant lo veig en aysi nutz estar,
E per los fals jueus tant fort vituperar,
Ab pauch no pert lo seny e' l cor vòl esclatar;
- Senyors! aquest meu vel placiaus en él pausar:
Cells com a enemichs no´m volen escoltar.
Ah fill gloriós! pus vos lexats despullar,
De vostra ignocencia nos vullats adossar:
Car eu no payria l' escarns qu' eus veig far (6),
Ne car eu, lasseta, nous puch abraçar. -

XIV.

Trista fui e marrida quant viu lo meu fill ligat,
Fill qui está Senyor de tot quant es creat;
Fill que hanc mays no feu falliment ni pecat;
En aysi com anyell que hom ha degollat,
Qui en res no ´s defen e 's mon fill sanujat
Per pendre e ligar a la lur volentat,
Los braços tant forts ab un filet delgat: (7)
Mas açó éll sofería per sa humilitat
La divina natura qui tant l' ha exalçat,
Que tot quant ha creat a éll ho ha donat
E ab éll ajustada es hom e deytat. -

XV.

Estaba Jesu-Christ a un pilar ligat
E per dos forts ribaúts fortment era açotat,
Que lo cuyr dels costats n' havian tot levát.
Cridava la doncella: - ¿Ahont es pietat?
Ah jueus traidors! e com es gran crueltat
En lo vostre coratge ple de gran falsedat! -
Cridava la regina en alts crits a Pilat,
Que falsament havia son fill a mort jutjat:
Car en null falliment no l´havia trobat.
- Ah fill! dix la doncella, e com sots malmenat!
E com lo meu cor ab qu' eus he tant amat
Está en gran dolor e per vos treballat!

XVI.

De dos grans fusts fo fayt un molt greu bastiment
Per ço que lo meu fill en éll sofris turment,
Fayta' n fó la crotz on pren reperament
Trastot l' humá genre (8), e per avilament
Sobr´ el coll de mon fill lo posaren vilment,
Com si éll fos bastax li feren manament
Que éll portás la crotz qui pesa malament,
E per lo greu pes e per lo greu bastiment
Del seu cors glorios de tot mal ignocent.
E eu, lassa, qu´havia fort gran pesament
Cridava als senyors: - Fayts li 'n tost acorriment!

XVII.

Com mon fill fó al loch on fó crucificat,
E en subines ells l' hagueren envessat,
E ab tres claus en la crotz forment lagron clavat
E de cascuna part cascú clau rebavat
Per ço que la pena fos en majoritat,
Car envers la terra estaba regirat (9),
La sanch qui' s decorría tot era calcigat,
Cascun son peu torcava e era despagat,
Com a la sanch de mon fill l´havia acostat,
Sanch qui de font exia de home deytat,
E quant eu lo volia baysar era' m vedat;
Ah lassa! ¿com no muyr o no m' est ajudat?

XVIII.

Per ço que al meu fill fos donat gran turment

E que fos escarnit per trastota la gent,

Ab corona d' espinas e cascuna punyent

Coronaren mon fill quax qui fá honrament

A rey per son regisme com pren honrament;

E cascuna espina entrava tant fortment

Per lo cap de mon fill que tot era sanguent,

E per tota la cara era decorriment,

Del cap tro als peus, mas la angoxos turment

Que eu, lassa, havia no es home vivent

Qui lo pogués pensar, car sols l' esguardament

Que mon fill me fasía m' era quax foch ardent.

XIX.

Com dreçaren la crotz e mon fill pendut vi
En aquell punt un gran colp en mon cor sentí
De tant gran dolor que un pauc no ´m morí:
E la sanch e suor que d' aquell cors exí
Reguá lo payment, perqu' eu adonchs n' haguí
E bayselo molt car, mes per ço nos pertí
La ira ne dolor, ans tota me scarní
Quant sentí aquell sanch que Deus volch pendre en mí.
De mentre que mon fill penjava (¡O) en axí,
Cascun lo deshonrá e cascun lo escarní;
E' l meu fill callava, é ´l cap tenia clí
E al peu de la crotz Sant Johan era ab mí. -

XX.

Esguardá Jesu-Christ sa mayre e Sant Johan,

Ab esguart angoxós com a hom engoxán,

E dix a Sant Johan: - Ma mayre te comán;

Ella sia' n ta guarda duy may en aván:

E vos, mayre e dona, prenets per fill Johan. -

Trista quant eu viu que de mí feu comán

Cell qui no' m lexava nulla hora en quan,

Adonchs mi sentí sola e pensí en están

Que lo meu fill moría e que en gran afan

En aquest mon viuría, on visquí beneran

E ´n estar ab mon fill al qual dix en plorán,

- ¡Ah fill! menem ab tú, per mercé t´ho demán! -

XXI.

De mentre Jesu-Christ en la crotz pendía
En alts crits cridá que gran sed havía,
Car tota humiditat de son cors exía,
En sanch e en suor e per villanía;
Beuratje molt amar que sed no 'n havía
De sutja e de fel vinagre on metía
En la sua boca que mal no desía,
Boca douça d' amor e qui no mentía.
Ah, lassa marrida! ¿com tanta aygua sia,
Que es aço que mon fill, pus tant lo volía
No 'n pogué gens haver pus creada l' havía?
Trista fui quant no li 'n poguí dar aquell dia!

XXII.

Sentia Jesu-Christ en la crotz gran turment
Per las nafres dels peus, e per lo posament
De la sua persona, car en dislungament
Era de sos nirvis è p' el coronament
De cascuna espina que era trop punyent
En cara que havía aytant gran sentiment
De pena e dolor, com fó lo falliment
De tot l' humá linatge e de li primer parent,
Per ço que en fos fayt nostre reperament,
Altre dolor havía Christ en son pensament
Quant vesia sa mayre en tan gran languiment,
Encara que son cors mays fort n' era sintent.

XXIII.

Sentia nostra dona per son fill grans dolors,
Tant que tota estava en sospirs e en plors:
E en axí temblava com fembra per pahors (11)
Lo seu cors sant verge tot era 'n grans suors,
E lo cor se depertia per força de langors,
Tant gran dolor havía que hanc no' n fó majors.
Las suas mans torcía, e cridava: - Senyors!
Volentera morría, car les grans deshonors
E la pena que dats a mon fill, qui amors
Lo fan morir en crotz per tuyts li peccadors,
Mi costrenyen tant fort mon cor ab amargors
Que tot se desleya e´s baxa en dolors (12).

XXIV.

Levava nostra dona les mans e´ls uyls al cel,
En altes votz cridava: - L' arcangel Sant Miquel, (13)
Cherubin, Seraphin, Gabriel é Raphael,
Avallats e vejats esta mort tan cruel,
La qual fan a mon fill li malvat infael,
Sens que éll no ha colpa, ans es estat feel
Al payre qui 'l tramés en mí per Gabriel:
Veus com mor de séd e donenlí de fel
Ab sutja e vinagre, pus contrari a mel
Que no es foch ardent a pluja ni a gel.
Ah Senyor! ajudats, car hanc Cayn d' Abel
No hac mes crueldat com han aquest infael.

XXV.

Cridava lo Senyor qui morí en la crotz
Al seu payre Deu, e gitava sanglotz
Per angoxa de mort que soferia per tots:
- Oh Sant Pare, mon Deu! Vos qui tan bell sots
Pren lo meu esperit car mudar lo pòts
D' Adam e los prophetes e desligaralnots
Del pecat original qui estava en tots.
Ah Payre gloriós! vullats ausir ma vots
E perdonats est layre qui pres mi es en crotz,
Car en mí se confia que eu lo guart de lots
Hon estan li demoni en l' abís mays de sots,
Los quals tracten ma mort e fan d' ira fals mots.

XXVI.

Extremis Jesu-Christ è reclamet Ely, (Elí, Elí, lemá sabakhtháni?)
Qui es entrepetat: "Tú qui est Deu de mí, (14)
Deus de l' humanitat la cual el relinquí,
En lexarla morir mas d' ella no' s partí (15),
Mas volch que morís per ço que hagués fí
L' original peccat que per sa mort delí."
E adonchs Jesu-Christ espirá e morí.
En lo punt de la mort lo sol s´escuray
E si 's feu la luna, e 'l temple s´estomí;
Morí en quant hom, no en quant era daví:
Sa mayre qui´l viu mori al soll casi se jaquí,
E dix a la mort: - Ah mort! portatsne a mí!

XXVII.

Al cors de Jesu-Christ estava restaurat

Un fort petit de sanch per ço que calcigat

No fos per els jueus; mas Longí al costat

Lo ferí ab la lansa e ha lo cor trancát

D' on exí aygua e sanch que ha Longí tocat

En los ulls perque ha son vesér recobrat,

E d' aygua e de sanch fó lo payment rosat.

Maravellás Longí quant vi la claredat,

E de la mort de Christ hac molt gran pietat,

E penedís molt fort com lo hac nafrát,

E eu, lassa, com viu que Longí fo sanát,

Dix als jueus: - Vejats com havets trop errat!


XXVIII.

Quant viren los jueus que Christ fo trespassats,

Cascun lo lexá, e fó acompanyats

De sa mayre e Johan e no d' altre home nats.

Lo dól qu' abdos fasien no pòt esser comptats:

De mentre axí ploraven e mitg jorn fo passats

Joseph d' Arimatias qui era molt privats

De Jesu-Christ, demaná a Pilats

Lo cors de Jesu-Christ e ha li atorgats:

Si qu' éll e Sant Johan de la crotz l' han levats

E la douça puella prenlo en los seus brats,

E ‘n un nou moniment l' han tots tres pausats,

Ab una nova tela en éll l´han soterrats.


XXIX.

Maria Magdalena vench al moniment

On trobá la regina en desconsolament,

E si' s feu Sant Johan e pregá humilment

La puella d' amor que vingués mantinent,

Al hostal e prengués un pauch de recreament (16).

- Ah! dix la regina, tan greu depertiment

Es aquest que eu fas de mon fill, car no sent

Virtut ne força en anant ne en sient. -

E adonch la regina donant baysament

A la peyra del vás ab tal suspirament,

Que pauch no fó son cor ab gran esclatament,

Vench ab Magdalena en ella sustinent.

XXX.

Quant abdos foren vengudes a maysó,
Maria Cleofé e María Salomó
Estaven en la cambra en desconsolació;
Quant veren la regina que no‘ls dix oc ni no (17),
Car quax morta estava, mudaren lo sermó
Que elles li dixeren, no doná responsó,
Car pres era de mort per la greu passió
Que membret de son fill que a greu tort mort fó,
E' sguardá la regina ça ella enviró
Si veuria son fill rey de la mar e l' tro...............

XXXI.

De mentre nostra dona estava en plorar
E en torcer ses mans e en suspirs gitar,
A l´hostal vench Johan e volc la consolar.
La regina que plorava hanc no ´s pòt star (18)
Que ab ella no plorás e si volch esforçar;
Dix a la regina que no volgués membrar
Lo seu fill e sa mort per ço que repausar
Poguessen, car no ho poría molt durar.
- Ah Johan! dix la donçella, no sabs be consolar
Car en membrar mon fill mort no‘m pòt sobrar (19)
E si lo oblidava fallir mi ha amar,
Perque eu te prech fill qu' em vulles d' éll perlar.

XXXII.

Finit es aquest plant qui es tan dolorós,
De la Verge regina mayre de peccadors,
Lo qual vòl que canten los grans e los menors
La douça doncella qui es dona d' amors;
Perque eu Ramon Lull qui del cant ay dolors
Do als uns e als altres per ço qu´ els langors
Membren de nostra dona e la gran deshonors
Qu' es fayta a son fill per Prelats e Senyors,
Car en la Terra Sancta no fan dir lausors;
E si nostra dona hagués ara dolors
Quant tant pauch honren son fill, les hagrá majors.
A vos Verge regina coman est cant d' amors.

VARIANTES.

(1) En veser son Deu fill que haút havia,

(2) E tots temps ha fayt bé é falliment no fó.

(3) Ah Judas traidor! ¿per qual intenció

(4) Tuyt li seu companyon e 'l jueu mal apres.

(5) Que apenas mi sostench, tan fort son castada,

(6) Car eu no poria l' escarns qu' eus veig far,

(7) Los braços tant forts ab un filet ligat.

(8) Trastot l' humá linatje, é per avilament

(9) Car envers la terra estava regitat,

(¡O) De mentra que mon fill pendia en axí,

(11) E enaxí semblava com fembre per pahors

(12) Que tot se desfasia e 's baxa en dolors.

(13) En altas votz cridava: - L' angel Sant Miquel,

(14) Qui es interpretat: "Tu qui est Deu de mi

(15) En lexarse morir mas d' ella no parti,

(16) Al hostal é presés un pauch de recreament.

(17) Quant vereu la regina que no' ls dix oc, no,

(18) La regina que plorava mic no' s pòt estar

(19) Car en membrar mon fill, la mort no ‘m pòt sobrar,

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Las estrofas VIII y XXX están incompletas en los dos códices que tenemos a la vista.

lunes, 30 de agosto de 2021

MARGARIDA CAIMARI. AMOR DE MARE.

MARGARIDA CAIMARI.

https://de.wikipedia.org/wiki/La_Palma_(Magazin)

Encare que naxqué en la illa de Cuba, foren mallorquins sos pares, fou Mallorca

ahont passá los jorns de s'infantesa y ahont viu y va ser educada. Se té donchs per verament mallorquina (sí, claro, consevol que naix a cuba es mallorquí, Fidel Castro, José Martí, eren mallorquins. Ángel Guimerá, naixén a les Canaries, va sé catalá; feu molta pena. Y molta mes los charnegos catalanistes).
La donaren a conexer algunes poesies castellanes, de les cuals ne llegí en sessió pública en l'Ateneo Balear, y llavors secundá lo moviment dels qui formaren l'host del renaxement de les lletres patries, y se dedicá a cantar ab molta de sensillesa los tendres sentiments de mare. Fóre de desitjar que prengués part ab mes dalé en la creuada, ja que no li falta sentiment per arribar a major altura.


AMOR DE MARE.

- Molt grossa ma pena fore,

Angelet de lo meu cor,

El dir á Deu a la vida,

Cuant la vida t'he dat jò.


Venir al mon sense mare

Seria un gran desconort;

Ay, Deu meu! donaume vida

Per surar mos infantons.


Los infantons que desitj'

Perque eus estimen a vos,

Perque me donen besades

Cuant se ruará mon front.


No volgueu, mon Deu amat,

Qu'are m'en duga la mort,

Que sensa mare el meu fill

¿Qué faria en aquest mon?


AMOR DE MADRE.


- Angelito de mi alma! grandísima sería mí pena, si ahora que me ha cabido la ventura de darte la vida, hubiese de dar al mundo mi eterno adiós.

Inmensa es la desgracia de quedarse en él sin madre; ay Dios mío! conservad mi existencia que tanto necesito para conservar la de mis hijuelos.

Estos hijuelos tan deseados y tan queridos, para que os amen, para que a mí me besen y me acaricien cuando surquen mi frente las arrugas.

Dios mío! no permitas que la muerte venga a segar mis días. ¿Qué haría el hijo de mis entrañas privado en este mundo de los cuidados de su madre?


¿Quí li dará com sa mare

Dolses besades d'amor?

¿Quí dins lo bres adormit

Podrá vetlarlo com jò,

Esperant qu'òbrigue els ulls

Per ferlho riure goijós?


La nit passaré contenta,

Si descansat lo nin dorm,

Y trista si 'l sent plorar

Malaltet ò desficiós.


¡Oh, fill meu! ¡quína altre vida

Ab tú m'espera en el mon

Vida plena de ventura!

Vida plena de dolors!


Per tú faré camisetes,

Per tú cosiré llansols,

Per tú guardaré les joyes

De plata, diamants y òr.


Per tú faré una caseta

Que tenga un hortet y sol,

Y fruytals hi sembraré,

Y en mitj del hort una font.


Floretas hi farem crexer

Hermoses dintre del hort,

Floretes que cullirás

Cuant sápigues la llissó.


¿Quién como ella le prodigara sus dulces y amorosos besos? ¿Quién, cabe su cuna, le guardaría como yo su sueño, esperando con ansia que abriese sus bellos ojos para hacerle sonreír de alegría?

Contenta pasaré la noche, si sosegado duerme el muy amado de mi alma; pero triste, muy triste, si le siento llorar inquieto o enfermo.

Hijo mío! ¿qué vida aguardo contigo en el mundo tan distinta de la que esperé?
¡Cuán llena de ventura, y al mismo tiempo cuán llena de congojas!

Por ti me afano en mi labor, cosiendo camisitas para vestirte y sábanas para envolverte: para ti guardaré mis joyas de oro, plata y diamantes.

Para ti haré construir una casita, con un jardín en donde penetre el sol. En el centro habrá una fuente y frescos frutales en torno.

Allí sembraremos toda suerte de florecitas; florecitas de que podrás formar un ramo los días que en la escuela sepas la lección.


Si arribas, fill meu, a crexer,

A ser homo ab un bon cor,

A tenir una carrera,

A ser amat de tothom;


Si respectes lo teu pare,

Si tems a Deu sobre tot,

Y al amor que jò 't tendré

Com un bon fill correspons,


Ma vida será ditxosa,

Tranquila la meua mort,

Llaujeres les meues penes,

Y tú serás venturós.


¡Oh, fill meu! ¡quína altre vida

Ab tú m'espera en el mon!

Vida plena de ventures!

Vida plena de dolors!


Cor de mare es cor de mártir,

Lo martiri pero es dols.

¿Qué m'importa lo martiri

Si a n'el cel dú del amor?

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Si llegas a hacerte mayor, a ser un hombre de buenas prendas; si llegas a tener carrera y consigues hacerte amar de todos.

Si respetas y honras a tu padre, si amas a Dios sobre todas las cosas, si a mi cariño eterno sabes corresponder siempre como buen hijo;

¡Cuán dichosa será entonces mi existencia! ¡Con cuánta tranquilidad veré adelantarse la muerte! Ligeros se harán mis pesares, a medida que seas feliz.

¡Hijo de mi alma! ¡Qué perspectiva se me ofrece contigo en este mundo!
Vida llena de venturas ! Vida llena de dolores!

Corazón de madre es corazón de mártir! Pero el martirio es dulce. ¿Qué me importa este martirio si trasporta al paraíso del amor?

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