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lunes, 20 de septiembre de 2021

Ramon Lull, obras rimadas, introducción

INTRODUCCIÓN.

obras rimadas Ramon Lull, Gerónimo Rosselló, idioma catalan-provenzal, Raimundo Lulio

El gran Ramon Lull (Raimundo Lulio), tan universalmente admirado por teólogos y moralistas, por físicos y químicos, por astrónomos y matemáticos; tan recomendable en la república de las letras como humanista y como ascético; y tan docto en la jurisprudencia como en la medicina, en la astrología como en la náutica; Ramon Lull, el célebre inventor de aquel Arte general que por espacio de cinco siglos ha llenado de asombro el mundo entero, y cuyo nombre brilla con eterno resplandor en la historia de todas las ciencias y de todos los ramos del saber humano, no ha tenido entrada hasta aquí en el catálogo de los poetas; no porque no fuese del número de los elegidos, sino porque la incuria y el descuido han dejado permanecer en la oscuridad y en el olvido las rimas con que daba espansion (expansión) a su ánimo, cantando el orden del mundo y las grandezas y escelencias (excelencias) de Dios.

Semejante abandono si bien puede disimularse a los pasados siglos en que las letras no alcanzaban la atención merecida, fuera imperdonable en nuestros días en que se envanecen los hombres con el título de estudiosos y de investigadores. Así pues, la publicación del testo (texto) original de las obras rimadas del gran pensador del siglo XIII, nos ha parecido no sólo un deber, sino la satisfacción de una deuda que tenía con el mundo literario la patria del gran maestro. A cumplir este deber, a pagar esta deuda consagramos hace tiempo nuestros esfuerzos; y si bien por una parte hemos tenido la fortuna de encontrar códices que reunidos nos han dado por resultado la estensa (extensa) colección que ofrecemos al público, cosa a que no era dado aspirar tratándose de un autor de tan antigua fecha, por otra sentimos no tener mayores fuerzas para hacer nuestro trabajo más digno de unas obras, que amén de su importancia literaria, tienen en alto grado la filológica, por la circunstancia de pertenecer a la época de transición del lenguaje provenzal al llamado comúnmente lemosin y que con mayor propiedad puede calificarse con el nombre más significativo de catalan-provenzal.

Ante esta doble importancia que tienen las obras que nos ocupan, no creemos sea una oficiosidad inútil enriquecer con ellas la literatura nacida de aquel idioma que hablaban en otro tiempo pueblos que dieron el ejemplo de la cultura al resto del mundo, monarcas que se distinguieron por la fuerza de su poder y por el valor de sus conquistas, y soldados que hubieran podido avasallar naciones enteras. Al contrario, estamos persuadidos de que al ofrecer este ejemplo de lo que era capaz ya en el siglo XIII el idioma de los Jaimes, de los Pedros y de los Alfonsos, manejado por uno de los que con más fecundidad y pureza se valieron de él para expresar sus altísimas concepciones, despertará el deseo de sacar del olvido los tesoros inmensos de una literatura digna en verdad de más atención y de mejor suerte.

Lanzándonos pues al desempeño de nuestra humilde tarea, vamos a manifestar simplemente los códices o manuscritos de que nos hemos servido para formar la presente colección:

1.° Uno en 4.° de 115 folios, escrito en papel y pergamino y propiedad del diligente bibliógrafo D. Jaime Antonio Prohens, que ha podido reunir a costa de grandes afanes y desvelos una preciosa colección de obras lulianas impresas y manuscritas que nos ha facilitado con generoso desprendimiento. Este códice de un valor inapreciable es de letra del siglo XV, clara y esmerada, y está muy bien conservado; si bien no exento de erratas debidas al descuido del que lo escribió o al original de donde se sacó la copia. Los versos cortos están a dos columnas, los demás no; y los epígrafes de los capítulos y las iniciales con que estos empiezan son de carmín, sin adornos. Este códice contiene la Medicina del peccat que ocupa poco menos de la mitad de sus folios; sigue después Lo cant de Ramon, las poesías que empiezan A vos dona verge Sancta María, Senyor ver Deus rey gloriós, Lo plant de nostra dona Sancta María, la obra Del consili que feu mestre Ramon Lull malorquí, Lo dictat de Ramon, el opúsculo sobre el pecado de Adán que empieza
Un Senyor rey qui be enten, Lo desconort y concluye con las Horas de nostra dona Sancta María.


2.° Otro en folio de 152 hojas sin numerar, escrito en papel y que nos pertenece. Es de letra de últimos del siglo XVI o principios del XVII y está así mismo muy bien conservado. Carece absolutamente de adornos y no se halla exento tampoco de errores de pluma. Contiene este códice los Cent noms de Deu, a cuya obra siguen las Horas de nostra dona Sancta María, el libro quinto de la Medicina del peccat, bajo el título de Oració per las reglas, el Desconort, el Plant de la verge María que el códice anterior titula Plant de nostra dona Sancta María, la Aplicació de l' Art general, el Cant de Ramon, el Consili, el capítulo III de la parte cuarta de la Medicina del peccat, llamado De trinitat, el citado opúsculo sobre el pecado de Adán, Lo dictat de Ramon, y varios otros capítulos de la Medicina del peccat que designa con el nombre de Tractat de las sinch virtuts.


3.° Otro en folio de abultado volumen existente en la biblioteca del Instituto Balear, y que perteneció en otro tiempo a la de los religiosos dominicos de Palma. Entre varias obras en prosa lemosina ó sea catalana-provenzal debidas a la pluma de nuestro autor, como el Libre del gentil y de los tres savis, de la Primera y segona intenció y de la Consolació del ermitá, hay en este precioso códice la composición sobre L'art de la Alquimia, un índice de los Cent noms de Deu, la poesía que empieza; Senyor ver Deus rey gloriós, y el Desconort, cuya letra se remonta quizás hasta el siglo XIV.

4.° Otro en 4.° existente en la misma biblioteca que contiene entre otras cosas una copia lemosina del Desconort, de mano de D. Nicolás de Pax, varón esclarecido, muy versado en el estudio de las obras de nuestro autor, y traductor de varias de ellas.

5.° Otro en 8.° de 100 folios, que nos pertenece. Es de letra de últimos del siglo XVI y no está exento de frecuentes equivocaciones de pluma, observándose en él muy poco esmero en la ortografía. Contiene los Cent noms de Deu y las Horas de nostra dona Sancta María, copiadas ambas obras de distinta mano.

6.° Otro en 4.° de 24 folios que así mismo nos pertenece. Es de letra también del siglo XVI, y contiene únicamente la quinta parte de la Medicina del peccat bajo el epígrafe de Oració.

7.° Otro en 8.° de 36 folios que se nos ha franqueado, de letra también del siglo XVI, y que además de la misma quinta parte de la Medicina del peccat sobre la Oració, contiene otros varios fragmentos.

8.° Varios códices existentes en la biblioteca del Instituto Balear que entre otras obras contienen algunos de los opúsculos ya citados.

9.° Un tomo en 8.° que comprende una copia moderna de los Cent noms de Deu, sacada quizás de alguno de los códices mencionados anteriormente.

¡O Y por último una copia de mano de D. Joaquín María Bover, que contiene el fragmento que va fielmente incluido en la presente colección, titulado De Lulli. - Lo conqueriment de Maylorcha; cuya copia hemos trascrito exactamente, no obstante de las palabras adulteradas que en ella se observan, por no habernos sido dable consultar el original, aunque nos asegura el Sr. Bover haber cotejado escrupulosamente su traslado con el texto de donde lo sacó.

De todos estos códices hemos podido entresacar las obras rimadas de que hacen mención D. Nicolás Antonio, el P. Antonio Raimundo Pascual y otros bibliógrafos y esclarecidos varones que se han ocupado de las obras y doctrina del gran maestro, si se exceptúan las trovas que escribió éste en su juventud, un tratado de lógica en verso que cita el mismo P. Pascual, y que vio D. Nicolás Antonio, si es que sea el mismo que va mencionado en su catálogo, conocido con el nombre de Lógica de Grozell y que será sin duda el que cita Lulio en su Doctrina pueril y que empieza: Deus per fer á nos honrament, el libro llamado Reglas introductorias al Arte demostrativo, que según dice el citado Pascual, está escrito en verso lemosin; y por último el que el nombrado D. Nicolás Antonio continúa en su catálogo con el nombre de Tractatus vulgaris metricus septem fidei articulos demonstrans: cuyas obras no nos ha sido dable encontrar a pesar de todas nuestras pesquisas.

El mismo D. Nicolás Antonio hace mención en su catálogo de otros opúsculos en verso que no son más que libros separados de los tratados inclusos en la presente colección o continuados con distinto nombre. Así por ejemplo el que continúa bajo el de Orationes per regulas artis versibus rhithmicis vulgaribus, no es más que la parte quinta de la Medicina del peccat sobre la Oración; el que llama Liber ducentorum carminum vulgaris linguæ, es el opúsculo sobre el pecado de Adán; y el que titula Liber hymnorum, quizás sea el llamado Horas de nostra dona Sancta María.

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domingo, 1 de agosto de 2021

NOTAS.

NOTAS.

NOTA PRELIMINAR.

OBSERVACIONES ORTOGRÁFICAS Y LITERARIAS.

Paréceme indispensable apuntar aquí, no precisamente para los lectores mallorquines, sino para los castellanos, algunas observaciones acerca de la ortografía catalana, lemosina, ó balear y modo de leer este idioma literario.

OBSERVACION 1.a – Diferentes sistemas ortográficos: -
Dos sistemas se siguen por la generalidad de los autores lemosines: ó el de Mariano Aguiló, ó el de Rubió y Ors. Yo me he adherido siempre al primero, con la mayoría de los escritores mallorquines y valencianos, y no pocos catalanes propiamente dichos, entre quienes descuella Jacinto Verdaguer. Distínguese este sistema por adoptar la ortografía antigua, de los siglos XIII, XIV, XV y XVI, época maravillosa de nuestra literatura. Los plurales de los nombres procedentes de la primera declinacion latina terminan en es, y no en as; como rosa, plural roses, y no rosas. Muchas razones filológicas se aducen en pro de tal desinencia, que no son de este lugar.

OBSERVACION, 2.a – De las letras. - La letra a tiene dos sonidos: grave, (como la castellana), cuando sobre ella carga la pronunciacion; leve, (parecida á la e muda francesa), en el caso contrario. Así en el vocablo paraula, (palabra), sólo la segunda a se pronuncia distinta y claramente.
La e, como en frances, es abierta è, cerrada é, y muda e. No siempre las distingue el acento, sino el uso.
Esta última se pronuncia exactamente como la a leve. De modo que eras, (verbo), y feres, (nombre), son consonantes. Téngase muy en cuenta esta circunstancia, para percibir la armonía rítmica. Otro ejemplo:
A la claror de la lluna,
Los oratjols respirantne,
Que alzinars y garriguelles
De bosch en bosch embalsaman.

Es romance, porque respirantne y embalsaman, tienen asonancia; la última e del primero, y la última a del segundo se pronuncian del mismo modo. Los valencianos y alicantinos se separan algo de esta última regla, en la pronunciacion vulgar.

La o tiene dos sonidos: ò abierta, como en frances é italiano; y o cerrada, como la castellana. No siempre las distingue el acento, sino el uso.

La c en las sílabas ce, ci, ça, ço, çu, se pronuncia como la s castellana. Se usa de la ç en las sílabas ça, ço, çu, cuyo orígen latino lleva claramente c, * (k o h, no se lee bien) ó ch,
Todos los vocablos lemosines terminados en c toman h final, (sólo en la terminacion masculina, si son adjetivos), como joch, ètich; y esta ch equivale á q.

La g y la j tienen el mismo sonido que en frances, parecido al de la y castellana. Úsase de g siempre que claramente la lleva en su orígen latino: Jeroni, y no Geroni; imatge, y no imatje.
La ny representa la ñ castellana ó gn francesa: any, Catalunya.
(Aquí no se dice nada del añy que se lee en textos como las ordinacions del regne de Mallorca.)
La s se pronuncia fuerte entre vocal y consonante: Anselm, ansa; suave entre vocales, como en frances: ase. Para sonido fuerte entre dos vocales, se dobla la s ó se pone ç, segun sea el orígen: braços, amorosíssim.
La x tiene el sonido de sh inglesa, y en algun modo de ch castellana, pero suave: xot, (cordero), bruxa, (bruja). Exceptuándose las palabras compuestas de la preposicion latina ex, y algunas otras, que enseña el uso, en las cuales la x tiene el sonido de cz ó de cs: extranjer, exámen, luxuria. La x final, (y no la de en medio de diccion, como acostumbran escribir los valencianos), va precedida de i, débilmente pronunciada: peix, (pescado), coix, (cojo.)
La y griega suele substituir á la latina en los diptongos ai, ei, oi, ui, (ayre, reyna, boyra, fruyt.) Finalmente: la z tiene el sonido de s suave; y la usamos cuando se necesita este sonido entre vocal y consonante: alzina.
OBSERVACION 3.a – Sílabas y terminaciones. - Las silabas finales aig, eig, ig, oig, uig, se escriben tal como aquí van escritas; y no atx, etx, itx, otx, utx; ni aitx, eitx; ni aix, eix; ni acx, ecx. Ejemplos: gavaig, (buche), raig, (rayo), roig, (rojo)... En el plural toman s; y se pronuncian débilmente la i en el número singular, y la g en el plural.

Se escriben con qu, y no con c, muchas sílabas que llevan q en su orígen latino; pronunciándose la u, excepto en que, qui. Ejemplos: quant, qual.
Las segundas personas de singular y terceras de plural del presente de indicativo en los verbos de la primera conjugacion toman a, y no e, para no confundirse con las respectivas personas del subjuntivo. Pero las mismas personas en los verbos regulares de las otras tres conjugaciones lemosinas, (pues el infinitivo en nuestros verbos termina de cuatro modos; AR, amar; ER, temer; IR, partir; RE, confóndre (confundir); toman e, y no a.
Igualmente las segundas personas del singular y terceras del plural de los pretéritos imperfectos de indicativo, de todos los verbos, toman a, y no e, (á pesar de la contraria regla que seguían los antiguos), porque así lo pide su orígen. Ejemplos:


INDICATIVO SUBJUNTIVO

Pres. Tu amas – Ells aman Que tu ames – Qu´ells amen.

“partexes - “partexen “partescas – partescan... etc.
Pret. amavas. y no amaves.
amavan. y no amaven
partías. y no partíes.
Partían. y no partíen...etc.


OBSERVACION 4.a – De los acentos y pronunciacion. -
Dos son los acentos: agudo, y grave. Para su buen uso deben adoptarse las mismas reglas, con poca diferencia, que la Real Academia Española señala para la lengua castellana en su Gramática, ya en la edicion de 1874, (sígola yo en este tomo, por no haberme sido posible otra cosa), ya en la de 1880. El acento grave se usa cuando la pronunciacion, (en palabras esdrújulas, graves terminadas en consonante, ó agudas terminadas en vocal,) carga sobre la o ó la e.

OBSERVACION 5.a – Lengua literaria: lengua vulgar. -
En cuanto al acento general y cadencia en la pronunciacion, que tanto distingue á los mallorquines, de los valencianos y catalanes, debo advertir que una cosa es la lengua literaria y otra la vulgar. El catalan literario es uno; y se escribe, y debe escribirse, del mismo modo por catalanes, baleares y valencianos. Así lo hicieron los escritores antiguos; así lo cumplen los buenos autores modernos. La pronunciacion literaria debe acercarse, en cuanto sea posible, á la unidad; aunque no es absolutamente necesario. El catalan vulgar tiene, respecto á pronunciacion, tres dialectos: el barcelonés, el valenciano y el mallorquin. El primero se distingue por la preponderancia de la è abierta, el segundo de la é cerrada ó castellana, y el tercero de la e muda. El mallorquin vulgar tiene tres subdialectos principales: el sollerense, el pollensin y el menorquin; ademas de las variantes de Ibiza y del llano de Mallorca. Es privativo del mallorquin vulgar el artículo es, sa, equivalente al literario el ó lo, la. La gente de Sóller pronuncia como u la o no acentuada. En Pollenza carecen del artículo es, sa, (no en absoluto); en cambio tienen el raro artículo eu. la, equivalente al literario el ó lo. la. Así como en Palma solemos convertir en y la ll de muchos nombres, en Menorca la suprimen. Fulla (hoja), en Palma es fuya; en Ciudadela de Menorca fua. La r de los infinitivos generalmente no se pronuncia, en la conversacion vulgar; no sólo en Baleares sino tambien en las otras comarcas de la lengua catalana. Falta un Diccionario balear que dé a conocer estas diferencias, escribiendo el vocablo literario y sus diferentes pronunciaciones. Falta igualmente una gramática académica, que fije las desinencias y las construcciones. El Diccionario mallorquin de Amengual, (Imp. de J. Colomar, Palma: 1858-1878, - dos grandes volúmenes), es incompleto; desconoce la unidad de la lengua; rompe la tradicion literaria en la ortografía. A lo sumo puede servir de guía á los que estudian el dialecto de Palma. Sin embargo; le faltan bastantes nombres, áun de los vulgarmente conocidos en la isla.
Hé aquí algunos:
Aubahina. - Llovizna matinal.
Barba d´olivera. - Musgo.
Calandria. - Alondra.
Estebeig. - Murmullo, hervidero.
Gró. - Especie de seda. Gro.
Llar. - hogar.
Mabre. - Mármol, pez.
Pedra viva. - Piedra parda.
Ramat. - Rebaño. (también leemos Remat de blanques ovelles...)
Sibina. - Sibina, arbusto. (Sabina)
Terra broja. - Tierra fría; el santo suelo.
Tivellar, tivella. - Hacer dobleces.
Esto, unido á lo desigual de su redaccion, pues en el tomo primero abundan las disertaciones extemporáneas, y en el segundo apénas se explica la significacion de los vocablos, hace que este Diccionario, superior al del P. Figuera y al de Unos amigos, no responda todavía á las exigencias del renacimiento literario.

OBSERVACION 6.a – El Catalanismo. - Éste principió en Palma cuando la fundacion de los Juegos florales de Barcelona, en 1859. Las Fábulas de D. Tomás Aguiló, padre, y las Baladas fantásticas, (1852), del hijo, están escritas en mallorquin vulgar, y nada tienen que ver con el espíritu del renacimiento. Lo Joglar de Maylorcha, (1882), de D. Jerónimo Rosselló, señala la introduccion del nuevo gusto, predicado desde Barcelona con admirables ejemplos por Mariano Aguiló, y Picó Campamar.

En 1872 publica Bartolomé Ferrá sus Comedies y Poesíes; y, aquel año fundada, difunde las nuevas ideas La Revista Balear, reemplazada luégo con ventaja por el Museo Balear, que muere fatalmente en 1877; cuando ya se había dado á luz la delicada Corona poética á la Beata Catalina Tomás en 1874, el tomo de Poetas baleares del siglo XIX, y el Homenaje á R. Lull en el centenario de Miramar. Tal es, hasta hoy, nuestro caudal literario moderno. No hablo de las nuevas ediciones de autores antiguos, ni de pequeñas publicaciones, ménos importantes.
Esta escuela poética mallorquina se distingue por su amor á la pureza de la forma, por su exquisita seleccion de vocablos, y por un espíritu de provincialismo inofensivo, en nada contrario al espíritu patriótico nacional. Aquí nadie sueña en locos separatismos; y si cultivamos la lengua del país, es para conservar su antigua literatura, para promover las espontáneas creaciones de la Musa indigena, tesoro de orientales perlas; y, especialmente, para averiguar y exponer sus relaciones con la lengua nacional. El cultivo del mallorquin, vulgar ó literario, debe contribuir al conocimiento y extension de la lengua castellana. Las faltas de ortografía y sintáxis castellanas que se cometen en Mallorca, se evitarán únicamente cuando se conozcan y estudien bien las relaciones entre ambos idiomas, sus idiotismos, sus elegancias, su historia, sus clásicos.

No niego que en Barcelona habrá habido escritores que tal vez han rebasado esa línea de legitimidad; en Mallorca, nunca. Por mi parte, protesto contra toda tendencia repulsiva, ó perturbadora de la unidad constitucional de nuestra adorada España. D. Francisco M. Tubino, en su reciente Historia del Renacimiento literario contemporáneo en Cataluña, Baleares y Valencia, duda del españolismo de algunos escritores catalanistas.
- De mí dice lo siguiente, que le agradezco en lo que vale:
“El presbítero mallorquin D. José Taronjí, se ha dado á conocer como amador de la gentileza, publicando versos en los periódicos de la isla y tomando parte en los certámenes catalanistas. Nació el 10 de Marzo de 1847, significando desde muy jóven sus aficiones literarias. Es persona docta, que atribuye al renacimiento provincial su justo carácter. Entre sus poesías cítanse como notables: A la Llotja de Palma, Sóller, y la que escribió con motivo del centenario de Raimundo Lulio. Reproducimos...etc.” (Tubino. - Obra citada; página 618.)

(Nota 1.a)
Página 14. (En el pdf original)

MALLORCA. Esta isla tiene 15 leguas de longitud, desde Cap de Pera, hasta Cap Grosser; y 7 de latitud, desde Palma á Alcudia. Está situada en medio del Mediterráneo, á 40 leguas al S. de Barcelona y 37 al E. de Valencia. El promontorio Pera mira á levante y costa de Cerdeña, el Grosser al ocaso y playa de Valencia, el de Formentera al N. y costa de Cataluña, y el de Salinas al Sur y tierras de Argel. La superficie es de 1234 millas cuadradas, que ocupan dos ciudades, 45 villas, 32 lugarejos, y 2496 alquerías ó posesiones (BOVER. Noticias).
- La Sociedad para el estudio de las lenguas romances, tiene su asiento en Mompeller, y es notable centro de reunion de Felibres ó poetas provenzales. En 15 de Setiembre de 1876 publiqué en el Museo Balear un artículo, con el objeto de dar a conocer en esta provincia la Felibrería francesa. Voy a reproducirlo en parte; las relaciones entre baleares y provenzales son de importancia filológica. Dice así:
“Prometimos en nuestro último número que nos ocuparíamos con más detalles que entonces , en la nueva Asociacion general del Mediodía, que se ha constituido en Francia para el cultivo de la antigua lengua de Oc y de sus dos ramas, que actualmente son la lengua provenzal y la catalana, con todos sus dialectos y subdialectos respectivos. La poesía provenzal sigue, especialmente desde el año último, una marcha ascendente, y sus manifestaciones vienen á ser verdaderas festividades literarias en la Francia del Sur; como lo son en la España oriental desde algunos años á esta parte las manifestaciones de la lengua catalana. En el mes de Mayo útimo tuvieron lugar dos de estas alegres é históricas fiestas: una en Nímes y otra en Aviñon, con poco intervalo de tiempo.
“La ciudad de Nímes erigía una estatua á Reboul, en los jardines de La Fontaine. El autor de l´Ange et l´enfant, del Dernier jour, de las Traditionelles, tuvo al escribir en frances sus horas de gran poesía; pero lo que áun ignoran muchos es que escribiese en provenzal y fuese en esta lengua un pintor de costumbres, un poeta lleno de originalidad y de rasgos incisivos y mordaces. Numerosos felibres acudieron aquel día, y entre ellos Roumanille, que debía pronunciar un discurso en el momento de la inauguracion de la estatua. La lluvia impidió el acto; pero por la noche tuvo lugar en el teatro y delante de un auditorio numeroso, que pudo oír de boca del gran felibre el más cumplido elogio de su digno conciudadano.
“La reunion de Aviñon tuvo lugar el 21 de Mayo, día de Santa Estrella, y aniversario vigésimo tercero del Felibrije. Tenía por objeto reconstituir esta asociacion sobre bases más anchas, y darle en Langüedoc y en Gascuña una existencia que hasta el presente sólo era nominal. La reunion tuvo lugar en la antigua Capilla de los caballeros de San Juan de Jerusalem, restaurada hace poco y adornada con inscripciones tomadas de las obras de los principales poetas de la Provenza contemporánea. Muchos hombres ilustres se habían adherido al pensamiento; entre ellos figuraban Mistral, Aubanel, Roumanille, Alberto de Quintana, Gabriel Azaïs, Bonaparte-Wysse, Anselmo Mathieu, Berluc-Perussis, Alfonso Tavan, Villeneuve-Esclapon, el abate Lientaud, Arnavielle, Bonnet, Laforgue, Cárlos de Tourtoulon, Cavallier, Antonio Glaize, Gaidan, Aquíles Mir, Gaut, Roumieux, Ernesto Rousset, Chastanet, Aressy, Frizet, Fourès, el hermano Savinien (de las Escuelas cristianas), Pablo Gaussen, Mario Bourrelly, Mario Girard, Challamel, Bar, etc.
“Por acuerdo de meridionales y catalanes quedó constituido definitivamente el Felibrije. Formará una Asociacion especial tanto en Cataluña como en el Mediodía de Francia, dividiéndose por ahora en tres secciones ó mantenencias: Provenza, Cataluña y Langüedoc; abrazando esta última todo lo que no sea la Provenza propiamente dicha, el condado Venesino, Niza y el Delfinado. Cada mantenencia tendrá su direccion especial, sus reglamentos y sus escuelas particulares. Un consistorio de cincuenta mayorales, (majorals = majouraus), resumirá bajo la autoridad del presidente ó capoulié las diversas fracciones de la Asociacion. Este consistorio tendrá sesion anual, en Aviñon, ó en otra ciudad de antemano indicada por la Junta administrativa. Los mantenedores, (manteneires), pueden ser en número ilimitado. El catalan de Barcelona, purgado de importaciones extranjeras y otros defectos sabidos por los catalanistas de buen gusto, es la lengua literaria de la seccion de Cataluña.

En recuerdo de los siete trovadores de Tolosa y de los siete mantenedores de los Juegos florales de Barcelona, el Felibrije tiene por símbolo y distintivo una estrella de siete rayos; sus Juegos tendrán lugar cada siete años; su Junta administrativa se compone de siete personas, fuera del presidente; y, no contando á éste, el mismo número siete se encuentra siete veces en el número de miembros del Consistorio. La palabra Felibre no tendrá exclusivamente la significacion de poeta provenzal. Segun la definicion de Aubanel, designa tanto al historiador, al pintor y al escultor, como al poeta y al erudito: “al que sabe y ama los nombres de los santos, de los reyes, y de los grandes hombres de Provenza y Cataluña.” El Felibrije sale de su período provenzal, y piensa en unir á sus principios é ideas el mediodía de Francia y el oriente de España.

Una de las mejores disposiciones de los estatutos votados en Aviñon, es la que separa en absoluto la política de todas las reuniones del Felibrije. Hay que responder con hechos á las maliciosas insinuaciones de la prensa de Paris y Madrid. Los Felibres provenzales, dice una autorizada Revista, de la cual tomamos estas noticias, no olvidan jamas que son leales franceses; como los Felibres catalanes no olvidan jamas que son leales españoles.
“La Junta directiva ó direccion general del Felibrije la componen los señores siguientes: Presidente (capoulié), Mistral; vice-presidentes (assessour), Azaïs, Balaguer, y Roumaille; canciller (cancelié), Roumioux; síndico de Provenza, Aubanel; síndico de Languedoc, Tourtoulon; síndico de Cataluña, Alberto de Quintana...
“Antes de pasar al nombramiento de la Junta, Mistral leyó su poesía La copa (La coupo). En este canto corren parejas la esperanza y el temor; el poeta se pregunta si él y sus amigos son el principio ó el fin de Provenza, los últimos hijos de una raza que desaparece, ó sus primeros retoños. Aquellos versos entusiastas y tiernos, miéntras la copa catalana corría de mano en mano hasta el último convidado, dieron á la reunion un carácter solemne, no comprendido por los que no sienten amor á los recuerdos, amor á la historia. Podía considerarse como un sueño esta fiesta poética, celebrada en la vieja capilla de los caballeros de Malta; ante aquellos muros, cincelados por los viejos felibres de la piedra; bajo las bóvedas que oyeron las oraciones de los caballeros, felibres de la espada. Las cenizas de los muertos trovadores saltarían de gozo. Pero es que cada nuevo triunfo del catalanismo ó del provenzalismo, ha dicho Tourtoulon, parece un sueño que se realiza.
¡Adelante; que así renace la verdadera poesía; así puede confiar en un dichoso porvenir!”
Esto escribí hace seis años; la Asociacion general del Mediodía no ha prosperado; mas su espíritu vive aún en Francia y en España.

(2.a)
PÁGINA 32 (del original en pdf).

La Lonja. - Este elegante edificio, es modelo del arte ojival aplicado á las construcciones civiles. Con instrumento público de 11 Marzo 1426, ante Bernardo Sala, notario, tomó el arquitecto mallorquin Guillermo Sagrera la empresa de levantarlo por el precio de 22,000 libras; luégo se le abonaron 2500 más. “Es la lonja un edificio rico y noble; en su interior resplandecen la majestad, el desembarazo y la elegancia; en su exterior gózase de su originalidad y esbeltez; y de aquella su disposicion particular que le constituye altamente poético y pintoresco....; ahora que raras fábricas civiles de aquellos tiempos han sido respetadas, ella es un monumento más precioso, digno de una conservacion la más esmerada, y tal vez en su género el primero de España.” (PIFERRER. Mallorca.)

(3.a)

PÁGINA 40.

EL SEPULCRO DE LA B. CATALINA TOMÁS. - El incorrupto cuerpo de esta bendita Santa mallorquina yace en una urna de plata y cristales. Fué trasladado á su capilla del convento de Santa Magdalena de Palma, en 31 Agosto 1815. - A manera de trono se ve un nicho de figura circular, al que se sube por una escalinata. Sostienen el techo, artesonado de oro, ocho columnas estriadas de piedra de Santañí, de órden corintio, con capiteles dorados. Sobre la última grada se levanta un altar de mármoles, donde descansa la urna. El cardenal A. Despuig costeó la obra; y fué su arquitecto Tomás Abrínes, y su escultor Guillermo Torres. (FURIÓ. Panorama.)

(4.a)
PÁGINA 48.

Contra Lulio y la doctrina luliana se han esforzado en declamar los dominicos, siguiendo al inquisidor Eymerich. En 1483 D. Fernando V el Católico erigió la universidad literaria mallorquina, con las mismas prerrogativas de que gozaba la de Lérida. Pero como en ella había de leerse la doctrina luliana, se opusieron á su fundacion los dominicos. Mandó el soberano que se zanjasen las diferencias, disputando públicamente un lulista y un dominico. El catedrático lulista Pedro Daquí, y el inquisidor Guillermo Caséllas fueron los nombrados; y, en largas conferencias, á presencia del obispo, cabildo, jurados y doctores, salió vencedor el lulista. El dominico, despues de haber confesado delante de tan numeroso y escogido concurso la bondad de la doctrina luliana, procuró molestar a Daquí, por medio del inquisidor general; pero un procedimiento tan extraño dió motivo para que se quitase temporalmente el tribunal de la inquisicion á los dominicos de Mallorca. - En 1752 se suscitaron reñidas disputas entre dominicos y lulistas, por no haber querido asistir los primeros á una fiesta que se celebró en honor del B. R. Lulio; y, despues de muchos altercados, recayó órden del gobierno para que los dominicos fuesen privados de las cátedras que desempeñaban en la universidad mallorquina.
(BOVER. Noticias).

(5.a)
PÁGINAS 74 y 80.

La fiebre amarilla invadió á Palma en 1870, cuando la ciudad no había podido aún reponerse de los estragos del cólera de 1865. - En 1870 hizo pocas víctimas; pero todavía se acordaban los ancianos de la invasion de 1821, cuando la horrible fiebre quitó la vida á 5000 personas.

(6.a)

PÁGINAS 86 y 96.

VALLDEMOSA. - Situada á unas 3 leguas al N.O. de Palma, en el corazon de la sierra. Es conocida por lo saludable de su clima, por lo hermoso de su cielo, por la belleza de su accidentado suelo, y por sus monumentos artísticos. La Cartuja fué antiguamente un castillo construido por el rey D. Sancho de Mallorca en 1321; el rey D. Martin de Aragon, en 1399, hizo donacion del castillo al P. D. Pedro Solánes, para fundar un monasterio de cartujos, que se conservó hasta 1835.
- La iglesia moderna, de órden compuesto, se empezó en 1735 dando la traza el arquitecto D. Antonio Mezquida; el insigne Jovellános contribuyó con sus consejos á su embellecimiento, y fué bendecida en 1812. Tiene excelentes pinturas de Juncosa.

(7.a)
PÁGINA 110.

MIRAMAR. - El sepulcro del B. Raimundo Lulio es obra monumental. Se levanta en oscura capilla del convento de San Francisco, de Palma. El maestro Juan Llobet, verdadero fundador de la enseñanza luliana en Mallorca, erigió á sus espensas la capilla, y trazó é ideó el diseño de los adornos para el sepulcro. La capilla se acabó en Junio de 1448. El escultor del sepulcro fué Mossen Francisco Sagrera, presbítero, de la familia del inmortal Guillermo Sagrera, arquitecto de la Lonja. En 9 de Setiembre de 1492, se depositó el cuerpo del B. Ramon en la tumba, donde desde entónces es venerado. - Miramar está situado cerca de
una ensenada, camino de Valldemosa á Deyá. Hace pocos años se veían alli las ruinas de una pequeña iglesia, consagrada á la Santísima Trinidad. Eran los venerandos, aunque olvidados, restos del colegio de lenguas orientales, fundado en 16 de Noviembre de 1276 por el B. Raimundo. Allí se enseñó durante la edad media la doctrina del célebre maestro; allí se estableció la primera imprenta balear, en 1485. - Un ilustre extranjero, un modelo de príncipes, S.A.D. Luis Salvador, de Austria, ha restaurado tan gloriosa memoria. En 25 de Enero de 1877 se celebró allí el sexto centenario de la fundacion del colegio. Permítaseme reproducir lo que acerca de tan fausto acontecimiento escribí en El Porvenir de Mallorca, (año 2.° n.° 4), al regresar de la fiesta literaria.

La fiesta literaria, repetidas veces anunciada por los periódicos de Palma, para solemnizar el sexto centenario de la fundacion del colegio de Miramar por nuestro inclito compatriota el mártir Ramon Lull; tuvo lugar el 25 del pasado Enero, día en que la iglesia de Mallorca celebra la conversion á la piedad y á mejor vida del expresado mártir.
Desde las primeras horas de la mañana, una numerosa concurrencia de personas de todas clases y condiciones se apiñaban al rededor del edificio y capilla, levantados en aquellos pintorescos sitios por Su Alteza el Sr. Archiduque de Austria D. Luis Salvador. Muchos vecinos de los pueblos de Valldemosa, Deyá y Sóller acudían á la fiesta; y las elegantes señoritas de Palma alternaban con las sencillas payesas de aquellos montes, formando un encantador y animado conjunto. A las diez de la mañana empezó la justa literaria, á la que asistían los principales vates mallorquines. Desde principios del siglo XVI no se había visto reunido tal y tan copioso número de literatos para cantar, en las dos lenguas, la oficial y la materna, la gloria y exclarecidos hechos de Raimundo. En un largo y espacioso salon, situado en el ala izquierda del edificio, estaban colocados los señores del certámen, en la forma siguiente: En el fondo varios personajes distinguidos; á la izquierda, como formando el tribunal de esa corte de amor y buen decir, S. A. el Archiduque, su Señora madre la Gran duquesa (duquosa) de Toscana, el Sr General D. Miguel de la Vega Inclan, el Sr. Alcalde de Palma, y otras personas representando corporaciones ó autoridades: junto á la puerta de entrada se agolpaba el bullicioso pueblo, ávido de oír los inspirados acentos de la poesía lulista: y en el centro y á la derecha estaban sentados, en sendos sillones de construccion antigua, formando paralelógramo al rededor de una preciosa mesa, los poetas y literatos convidados.

A invitacion del Sr. Archiduque, comenzó D. José María Quadrado á leer su trabajo, consistente en una bien escrita Memoria histórica de Miramar, en lengua castellana. Otros señores leyeron elegantes poesías castellanas, entre los cuales recordamos á D. Juan Palou y Coll, D. Antonio Frátes, D. Tomás Aguiló, D. Eduardo Infante, D. Joaquin Fiol, D. Leon Carnicer, Don Francisco María Servera, D. Juan O´Neille y D. Francisco Manuel de los Herreros. Leyéronse igualmente hermosas composiciones mallorquinas de las señoras doña Manuela de los Herreros de Bonet, doña Victoria Peña de Amer, y doña Margarita Caymari de Baulo, renombradas poetisas de Palma, que no pudieron asistir al solemne acto. Y la sala resonó con los acentos, hora tiernos y melancólicos, hora enérgicos y entusiastas de la Musa lemosina, de la antigua poesía trovadoresca, que parecía cobrar nueva vida y entrar en el pleno goce de sus derechos literarios, en aquel sagrado recinto, en donde se habían dado cita el amor á la Religion, el estudio de la antigüedad y la adhesion á la patria mallorquina, bajo las ramas de las encinas y de los olivos seculares. Entre los señores que con sus dulcísimos versos catalano-mallorquines tributaron elevado culto á Ramon Lull y á su patria, recordamos á los casi todos laureados, vates D. Jerónimo Rosselló, Don Gabriel Maura, D. Pedro de Alcántara Peña, D. José Taronjí, Pbro. (el que escribe el libro), D. Bartolomé Ferrá, D. Mateo Obrador, D. Tomás Forteza y D. Juan Alcover. No pudieron asistir á la fiesta, pero enviaron bellas poesías mallorquinas que fueron leídas con las demas, los señores D. José Luis Pons, D. Miguel Victoriano Amer, Don Ramon Picó y Campamar, D. Miguel Costa, y D. Onofre Prohens. Terminó el acto con la lectura de una sentida carta castellana de D. Mariano Aguiló, quien desde Barcelona decía no haberle sido posible concurrir á la solemnidad, pero que se asociaba con toda su alma al espíritu general del certámen. El Sr. Archiduque dió las gracias a los señores reunidos, y declaró terminada la justa poética.

Los poetas y personas convidadas recorrieron con el Sr. Archiduque los deliciosos paseos de la posesion de Miramar. Las grandes arboledas, los encrespados montes, las azuladas olas que se pierden á lo léjos en la vasta llanura de los mares, el sol que desde Occidente difundía entre las brumas quebrados rayos de misteriosa claridad, sobre los declives de los montes y los rasgados peñascos de las playas; todo elevaba el alma, todo absorbía la imaginacion, hácia un mundo ideal de belleza y de recuerdos. Parecía que la augusta sombra de Ramon Lull bajaba á conversar con sus queridos discípulos, al cabo de seis siglos. Todas las poesías habían nombrado á Ramon Lull; todas las imaginaciones le tenían presente. ¡Que el insigne sabio, desde el cielo, su eterna patria, bendiga aquellos sitios y estos esfuerzos!
“A las dos y media de la tarde el Sr. Archiduque obsequió á sus convidados con una comida; en la que reinaron la mayor cordialidad, la más dulce expansion y las afecciones más simpáticas y puras.

Al despedirse del Sr. D. Luis Salvador y de su señora madre la Duquesa de Toscana, los baleares que en aquellos salones habían sido tan caballerosamente obsequiados, llevaban la conviccion de que los actuales poseedores de Miramar son mallorquines de corazon, y que están dispuestos á hacer en beneficio de Mallorca y á honor de Ramon Lull todo lo que pueda concebir su ilustrada inteligencia. En nombre de todos, el decano de los poetas mallorquines, entregó al Sr. Archiduque una poesía laudatoria, dedicada á Su Alteza y firmada por los demas literatos. Y cada uno de estos señores, recibió de manos de Su Alteza una medalla conmemorativa del sexto centenario de Miramar. Esta medalla es de metal blanco, perfectamente acuñada; en el anverso lleva el busto del beato mártir con esta inscripcion: Ramon Lull. - 1276 -; en el reverso lleva un alto relieve representando la posesion y la ermita, con este lema: Miramar -1876. -”

(8.a)
PÁGINA 126.

Deyá. - Villa á 5 leguas al N. de Palma. En arábigo significa cortijo. En tiempo de la reconquista pertenecía con Muza ó Valldemosa (vall de Muza), á la antigua Buñona, (hoy Buñola), que era cabeza de uno de los 12 distritos en que los árabes dividieron la Isla.

(9.a)
PÁGINA 136.

SÓLLER. - Pintoresca é industriosa villa, situada á 4 leguas al N. de Palma, en un valle de naranjos y limoneros, rodeado de elevadísimas montañas que se abaten repentinamente en el cerrado puerto. La configuracion de éste recuerda los más risueños lagos de Suiza é Italia.

(10.a)
PÁGINA 144.

LA MUERTE DE LOS NARANJOS. - Una desastrosa enfermedad mataba los naranjos de Sóller, cuando escribimos esta poesía. La tristeza dominaba los ánimos; sin embargo, los industriosos hijos de Sóller no se han dejado abatir por el infortunio; y recorren hoy las ciudades del litoral español y francés, buscando en el comercio lo que la naturaleza se propuso al parecer negarles. Bien por ellos.

(11.a)
PÁGINA 162.

BINISALEM. - Está situada á 4 leguas al E. de Palma Antes se llamó Rubines. La iglesia se edificó en el siglo XVIII. El P. Cayetano de Mallorca dice que esta iglesia es una de las más bellas alhajas de estas islas. Su arquitecto fué Bernardo Cabrer.

(12.a)
PÁGINA 164.


RAXA. - Este predio dista de Palma 2 leguas y media, camino de Sóller. En tiempo de los árabes se llamó Araxa, y está contiguo á otros predios que áun conservan el nombre de aquellos invasores, como son Beni Atzar y Alfabia. El eminentísimo señor Don Antonio Despuig, de la casa de Montenegro, descubrió, en 1787, en los campos romanos de Arriccia, en el sitio donde Domiciano dedicara magnífico templo á la ninfa Egeria, la mayor parte de las preciosísimas esculturas y fragmentos del arte clásico, que, con lo adquirido de otras partes, trajo á Mallorca, su patria. Así se fundó el celebrado museo de antigüedades, uno de los primeros de Europa.

(13.a)
PÁGINA 168.

LLUCH. - La pequeña antiquísima imágen de la Vírgen, fué hallada por un pastorcillo en 1238, en el fondo de un lúcus o bosque sagrado. Al principio, se la dedicó una capilla; luégo los templarios le cedieron porcion de un predio, en 1270. Tomás Tomás, prohombre de la casa, en 1456 le cedió otro predio; y Calixto III en el mismo año erigió allí un colegio de sacerdotes, confirmado en 1465 por Alejandro VI. Clemente VII en 1551 dió las actuales constituciones. Ademas del prior y sacerdotes del culto, tiene 20 estudiantes de latin y música. La obra actual es del siglo XVI. En sus espaciosas crujías hospédanse continuamente multitud de peregrinos baleares.


(14.a)
PÁGINA 174.

LA VICTORIA. - Es un cerro que termina en el promontorio del Pinar, al N. E. de la Isla. Encima hay la ermita de la Vírgen de la Victoria, llamado así desde la época de las germanías. A un lado está la ciudad de Alcudia en el fondo de su bahia, y al otro en otra bahía la graciosa villa de Pollenza. - Alcudia es nombre árabe que significa altozano; Pollenza, nombre latino, que significa poder, (de pollens), como que Pollentia era, (segun dicen algunos), la capital de la isla, y colonia romana.
La Vírgen fué hallada tambien por un pastor. - En 1405 D. Luis de Prádes concedió al ermitaño Diego que pudiese celebrarse misa en la capilla. En 1523 habitaron allí frailes carmelitas. Por una victoria que los de Alcudia obtuvieron contra los comuneros, en 1522, se le dió este nombre á la Vírgen.

(15.a)
PÁGINA 180.

RANDA. - El cerro de Randa forma un doble cono truncado, á 3 leguas al E. de Palma. El santuario de Gracia está á la ladera del S., engastado en la roca. El P. Miguel Galmés, lo edificó en 1497, construyendo oratorio y hospedería. La nueva iglesia data de 1644.
- Sobre el peñasco descuella la ermita de San Honorato, fundada en 1394 por el ermitaño Arnaldo Brull. - En la parte más elevada del cerro vense las ruinas del colegio de Ntra. Sra. de Cura, donde enseñaron famosos lulistas, (Boil, Pelagio, Daquí, Llobet, Libanio). - El viajero debe visitar la cueva de Lulio, y la mata escrita, en cuyas hojas parecen leerse, (segun cuentan), los nombres de Jesus y María, en caractéres hebreos, grabados por Lulio. Los reyes católicos, y el B. Juan de Ribera quisieron tener hojas de este lentisco. - Al
(aquí salta de la página 545 a la 550).

ÍNDICE (se omite).



FIN DE LA OBRA.


ERRATAS Y CORRECCIONES.

Página Línea Dice Debe decir.

(respecto al original en pdf)

4 13 arpa harpa

24 27 Abg reu Ab greu

40 8 Sus lo sepulcre Vora´l sepulcre

52 13 Totxa Xotxa

60 25 Donzelles y dorades Donzelletes y orades.

80 2 VII VIII

111 4 quec ompuso que compuso

121 2 Oh tú, que nos escuchas, histórica ruina
Oh tú, histórica ruina
142 17 1876 1868

154 25 voltons voltors

157 15 re recoge se esconde

163 11 piedra fría, piedra parda,
166 9 cristalina cristallina

180 15 voluntad voluntat

192 11 La vida amor. La vida amor;
193 11 La vida amor. La vida amor;
194 9 Yá Morey y á Salvá los inspiraren

Y á mestres mallorquíns los inspiraren

195 8 á los maestros Morey y Salvá á maestros mallorquines,
288 10 Que´l pur oratje Qu´ab los oratjes
id. 11 del cel me trau; del cel baxau;
321 5 a llamarada la llamarada

322 8 trits! trist!
440 2 la encreuat l´encreuat

512 15 esperitual espiritual

526 7 ó balear ó balear,
id. 23 OBSERVACION, 2.a OBSERVACION 2.a

527 14 valensianos valencianos

id. 17 taliano; italiano;

viernes, 27 de agosto de 2021

JOSEPH LLUIS PONS.

JOSEPH LLUIS PONS.

(José Luis Pons y Gallarza)

José Luis Pons y Gallarza


Passá l'edat de sa jovenesa a Barcelona y allá feu sos primers estudis. Essent encare jove, se llicenciá en jurisprudencia y en filosofía, sense qu'aquests estudis li fessen oblidar les lletres amenes que havia mostrat estimar desde petit. En l'any 1849 obtingué per oposició la cátedra de Retórica del Institut de Barcelona, qu' ab gran profit de l'ensenyança dirijí fins a l'any 1851, en que li fou concedit baratarla ab la de Geografía y de Historia del Institut Balear que regeix avuy en dia ab aplaudiment dels qui l'escoltan. Les estones d'espay que li ha dexat l'ensenyança, de llevores en çá les ha dedicades a la literatura, y moltes son les poesies y articles en bona prosa castellana que té escampats en diferents periodichs y revistes literaries.

Entre les obres castellanes qu'ha publicat, fetes casi totes ab l'intenció de trencar a sos dexebles el camí de la ciencia, podriam enomenar: Introducción al estudio de los autores clásicos, latinos y castellanos, Estudio de autores clásicos, Segundo curso, Sumarios de Historia universal y de España y are ultimament una altre titolada Elementos de Geografía.

Des que soná a Barcelona lo primer crit de renaxensa, se mostrá ardent amador de la nostra llengua, y poques son les poesies que de llevors en çá té escrites en la castellana. 

Fou un dels set mantenedors en lo primer any de la restauració dels Jochs florals y president del Consistori en l'any 1870. Sa poesia Lo treball de Catalunya guanyá l'any 1862 un premi ofert per lo Ateneo de la classe obrera, y en los anys vinents obtingueren joya La Llar, La mort dels Moncades y La montanya catalana, y accessit Les dues corones y L'olivera mallorquina. Havent guanyat les tres joyes qu'exigexen los Estatuts dels Jochs florals en l'any 1867, fou proclamat Mestre en gay saber, essent lo terç dels poetes mallorquins que han pogut lograr esta honrosa y tan desitjada distinció.

Naxque eix poeta lo dia 24 d'agost de l'any 1823.

(Nota: A Ramon Lull no li fa falta. Mireu lo llibre obras rimadas de Ramon Lull, escritas en idioma catalan-provenzal, de Gerónimo Rosselló, lo primer autor que apareix an este llibre; lemosina y variáns es una paraula que fa anar prou vegades // 
Cuánto daño a gente inteligente hizo la renaxensa, renaixença o renaxement, renaixement de este dialecto occitano llamado catalán. // Va naixe lo día de San Bartolomé; qué raro que no li ficaren Tolo)

obras rimadas de Ramon Lull, escritas en idioma catalan-provenzal, de Gerónimo Rosselló


ORACIÓN

INAUGURAL

QUE LEYÓ

EN LA SOLEMNE APERTURA DEL CURSO ACADÉMICO

DE 1856 A 1857

ANTE

LA UNIVERSIDAD DE BARCELONA,

D. JOSÉ LUIS PONS Y GALLARZA,

Licenciado en Jurisprudencia y Filosofía, Catedrático de Autores clásicos

en el Instituto agregado a dicha Universidad, etc.

BARCELONA.

IMPRENTA Y LIBRERÍA POLITÉCNICA DE TOMÁS GORCHS,

calle del Carmen, junto a la Universidad.

1856.

(Edición de Ramón Guimerá Lorente. Se actualiza la ortografía, ejemplo palabra á : a; ó : o, eleccion : elección, etc.) 

ILUSTRÍSIMO SEÑOR.

La enseñanza del arte de bien decir que me está encomendada justificaría la elección que de mí ha hecho V. S. Ilma. para llevar la voz en esta solemnidad académica, si por un raro y feliz consorcio me fuera dado sellar con el ejemplo aquellos preceptos que mi labio se complace en recomendar a la juventud. Empero a mayor lejanía que el astrónomo de la radiosa estrella, cuyos movimientos observa y mide, me ha dejado inferior a sí el astro de la elocuencia, inasequible aunque placentero objeto de mis esfuerzos y meditaciones. No temo de vuestra ciencia tolerante, ilustres comprofesores, ni quiera el cielo que en mí acaezca, que por la tosquedad del artífice sea culpado el arte; pues sabéis que no basta a realizar el tipo ideal de la belleza aquel amor con que los hombres entusiastas le concebimos tendiendo nuestros brazos anhelantes hacia sus siempre fugitivos resplandores. Olvidaos, si os place, de las doctas y exquisitas razones que en días cual el de hoy habéis o proferido o escuchado, y permitidme que en gracia de esos jóvenes alumnos a cuya erudición tenemos consagradas nuestras vidas ocupe vuestra atención hablándoos de los estudios oratorios, los cuales, si bien apoyan su raíz en la enseñanza elemental, se extienden y entrelazan por todas las ramas del árbol de las ciencias en vosotros tan dignamente simbolizado.

Es vulgar, aunque controvertida verdad, que la oratoria desempeña en las sociedades un destino civilizador y benéfico, por más que en ciertas ocasiones haya venido su acción a ser escasa o nociva. A corroborar esta verdad fecunda en consecuencias irán encaminadas mis breves reflexiones; asunto que no por antiguo carece de interés actual ya que hoy (en) día ciertas escuelas políticas y literarias se declaran hostiles a la locución pública y al arte que tiene por objeto perfeccionar su ejercicio.

Es la oratoria el género de composición literaria que más vastas y directas aplicaciones recibe en la sociedad; aquel en que las miras de utilidad práctica en mayor proporción se combinan con los fines artísticos de la belleza; el que exige al poeta la experiencia y cordura del filósofo, y al filósofo la brillantez dramática de la poesía. En la tribuna pública la inteligencia de un hombre escogido se comunica con las de sus hermanos, no por el inerte lenguaje de la escritura sino por la palabra viva, animada por el gesto y la acción, idioma genuino que enseñó Dios a los corazones para entenderse y amarse.

La elocuencia escrita que nació de la hablada para suplirla, extenderla y perpetuarla, es el cedro aromático que conserva las riquezas de la tradición e impregna de su delicioso perfume las obras de la inteligencia. Por ella leemos con veneración los fastos del universo y las proezas de nuestros abuelos; por ella gustamos con placer la copa de la sabiduría, y meditamos acompañando a la imaginación por sus aéreos caminos. Mas esa regalada esencia que embebida en el pensamiento se transmite del individuo a los pueblos y a las generaciones nunca transciende con tal pujanza como cuando se aúna con la eficacia simpática de la voz y del gesto. Obra entonces con actividad más intensa en la voluntad humana, insinuándose en sus afectos y seduciendo al juicio mismo. 

Para instruir o halagar basta con que escribamos; para obligar a querer es preciso que hablemos.

La elocuencia hablada es la elocuencia por antonomasia, en todo su vasto poder y con toda su influencia social. Los tribunales, los consejos, las asambleas se gobiernan por la voz de los oradores. A ella ceden los pueblos irritados, o a sus acentos se alzan contra la tiranía. Siempre el más elocuente es quien persuade; y quien persuade ese es quien manda. Cuando las ideas y los sentimientos comprimidos en cada pecho no hallan salida ni ejercen acción, un hombre se levanta, y adivinando lo que todos anhelan y no consiguen decir, interpreta las intenciones y deseos de la multitud, habla a cada uno su lenguaje, y mientras al parecer se ciñe a expresar la opinión del concurso le impone su voluntad, ejerciendo el más soberano acto de predominio personal, el más elevado de los poderes concedidos a los mortales.

La oratoria es un espectáculo. Mientras el sabio al resplandor de su lámpara solitaria ensaya la solución de los inagotables enigmas de la ciencia; mientras el historiador sentado ante sus tablas de bronce, rodeado de pergaminos y medallas burila para la posteridad imperecederos recuerdos; mientras el poeta al pie de un torreón, alzados a la luna sus ojos, modula entre los murmullos de la noche los acentos de su ideal esperanza; el orador henchida la mente de probados consejos y el pecho de amor al hombre sube las gradas de la tribuna y paseando su vista por una muchedumbre cuyas miradas y atención convergen hacia sí, autor y actor a un tiempo, concibe, expresa y representa, ilustra, seduce y avasalla. Menos permanentes sin embargo sus laureles suelen marchitarse poco después del triunfo, y cada vez que el bien público y el amor a la gloria le llaman a dar muestra de sus talentos se ve obligado a alcanzar con una nueva creación una nueva corona. El orador se reproduce todo entero en cada una de sus obras, porque a cada una imprime la claridad de su pensamiento, el fuego de su fantasía y hasta la expresiva majestad de sus acentos y actitudes. Al cerrarse sus labios todo desaparece; ni es posible conservar un fiel trasunto de su peroración; así como se fija por los aparatos fotográficos el ornato de las catedrales, y se guardan cifradas en la nota las más delicadas inspiraciones de la música. Dante, Walter Scott y Rossini pueden ser patrimonio de imitadores; pero ¿quién es capaz de resucitar a Demóstenes?

Como la pública locución sea la expresión más personal del pensamiento y las pasiones, son sus efectos los más poderosos en las instituciones y en las costumbres. La discusión oral, madre de la oratoria, está en la índole y en las necesidades del hombre, siendo una condición de sus descubrimientos intelectuales y del ejercicio de su actividad moral. Sin ella las luces y los sentimientos del individuo cesarían de recorrer la órbita universal por donde ahora rápidamente circulan, y aislados los espíritus iríase lentamente extinguiendo la vida de las sociedades. - Desde los cariñosos consejos que el patriarca reparte a su familia sentada en torno suyo bajo la encina secular, hasta las vehementes peroraciones del varón político en la asamblea, vemos a la oratoria gobernar las resoluciones del hombre, más presto a ceder a la voz de otro hombre elocuente que capaz de deliberar por sí mismo, aunque sea con el poderoso auxiliar de la lectura.

Pero ¿me será lícito atribuir a la elocuencia hablada que hoy forma mi objeto esa tan profunda influencia que es quizás hija de la fuerza propia de las ideas y sentimientos o del mero hecho de su propagación? No ignoro que la palabra no es más que el signo de la idea o del objeto; ni desconozco el poder ilimitado de las opiniones y creencias engendradoras de sectas y partidos, y llego a concebir en la esfera de lo posible la transmisión de esas creencias y de los afectos que las acompañan por medio del lenguaje desnudo de todos los atractivos con que el talento y el arte oratorio saben ataviarle. Mas decidme: entre esa multitud de fuerzas morales que sostienen y conducen el mundo de la inteligencia a la manera con que la gravedad y otras fuerzas físicas equilibran el orbe en que vivimos, ¿no distinguís bien deslindada esa que extiende y por decirlo así empuja el pensamiento de unos a otros individuos, le vivifica, le ilumina, le inflama y le hace irresistible? ¿Es esa elocuencia oral una ilusión de los preceptistas, un mero efecto de las circunstancias, o es más bien un don real de la Providencia inherente al de la palabra y cuyo destino bienhechor es el de hermanar nuestro linaje en la vida, aumentando el recíproco influjo de nuestros deseos y creencias? Si así no fuera, ¿sentiríamos tan viva emoción desde las primeras palabras proferidas por un labio elocuente? ¿Nos dejaríamos seducir y someter por ella, cediendo al predominio de una voluntad que sola, sin fuerzas ni autoridad se atreve a torcer y a confundir nuestros designios, y logra esclavizar el último recinto de nuestro albedrío? ¿Para qué hubiera Dios creado hombres cuya habla vertiera luz y belleza y les hiciera dueños de las simpatías de todos sus semejantes? Aquel universal asentimiento que siempre sabe alcanzar la verdadera elocuencia; aquella noble humillación con que el salvaje arroja su arco a los pies del misionero y se inclina a besar la cruz de su sayal; aquella placentera condescendencia que siente el magistrado al persuadirse de que le es lícito restituir al reo el aire de la libertad y las dulzuras de la familia; aquella entusiasta convicción con que a la voz de un hombre corre un pueblo entero a las armas; todo, todo nos patentiza el origen providencial y el bienhechor destino de la oratoria.

A tan obvia verdad hubieran al parecer de haber cedido los talentos que guían a la humanidad: mas lejos de armonizar en este punto sus opiniones, muéstranse en divididos campos, unos apasionados partidarios de la locución pública, y otros tan enemistados con ella que a ser posible condenaran a perpetuo silencio a todo el que llevara el nombre de orador. Esta controversia, si bien adormecida por la universal tibieza que predomina hoy en la esfera de las teorías, no deja de subsistir en lo que tiene de práctico y aplicable a aquellas instituciones en las cuales la oratoria desempeña un papel de importancia. Cuestión es que afecta a la jurisprudencia si la oratoria propiamente dicha es o no admisible en los tribunales; cuestión es que atañe a la teología si la predicación oral admite o no los recursos oratorios del arte mundano: cuestión es que a la política pertenece, si la oratoria ilustra o extravía a los parlamentos; y cuestión en fin con todo saber enlazada si la elocuencia oral puede contribuir a la indagación y propagación de la verdad científica. Acorde con la experiencia en estas cuestiones la mayor y mejor parte de las autoridades literarias, resuélvelas afirmativamente: mas desde remotos siglos vienen eminentes escritores combatiendo la elocuencia, si bien que en obras capaces por sí solas de acreditarla.

Desde Aristóteles a Schlegel, no solamente muchos filósofos sino ciertos literatos no han ocultarlo su repugnancia hacia el arte de los oradores, ya concibiéndole como una consecuencia de las pasiones y debilidades humanas, ya como una emboscada presta contra la razón y el albedrío, ya como un juego sofístico y pueril indigno de las almas robustas. Ya se le ha envuelto en el anatema fulminado contra toda belleza poética; ya se le ha negado su naturaleza literaria relegándole a la esfera de los negocios, como si fuera una simple combinación de los intereses eclesiásticos, políticos o judiciales. 

Tan exageradas apreciaciones, aunque condenadas por la constante sanción de los tiempos, no han dejado de modificar las creencias en algunos, influyendo en la prosperidad o decadencia de la oratoria. Amarga verdad es que los hombres elocuentes han justificado a veces con sus extravíos esos cargos dirigidos por su causa al arte mismo. Sin embargo en la dilatada vida de este no son más numerosos los ejemplares del abuso que los del beneficio; antes bien se observa que el verdadero esplendor literario de la oratoria ha sido siempre compañero de las virtudes públicas y de la grandeza de las naciones. Otorgadme unos instantes más de atención, y recorriendo con paso rápido los hechos hallaremos en ellos las causas por las cuales la locución pública prosperando o decayendo, ha derramado en la sociedad ya flores ya veneno.

¿En dónde se oculta la cuna de la elocuencia? ¿Fue bajo las fructíferas palmeras del Asia, o en el culto suelo de la Grecia o en los ignorados peñascos del septentrión donde por vez primera un caudillo arrastró con su voz a los guerreros primitivos? 

Aunque pudiera darnos en esto luz la aurora de la historia que sólo amanece tras la noche de la creación, jamás debiéramos indagar el origen de un talento que no tiene otro padre que el Omnipotente, otra patria que el mundo, ni otro límite que la humanidad. Espontanea brotó la elocuencia en los labios de las generaciones ante-históricas, como el agua de sus arroyos, como la miel de sus colmenas; tan espontanea como ahora se reproduce en cada hombre al renovarse en él como en nuevo Adán todos los fenómenos de la creación y del estado de naturaleza. La sociedad trajo consigo la observación y la imitación, y estas dieron vida al arte, cuyo destino es regir todas las fuerzas y aptitudes de la organización humana.

Cuando la historia literaria de Grecia, la más vulgar entre las antiguas, empieza a nombrar a los que se llaman sus primeros oradores, ya existe el arte en su forma más o menos empírica.

Después de la elocuencia fabulosa simbolizada en los mitos de Orfeo y Anfión; trascurrida la edad de la oratoria poética representada en Ulises, Néstor y otros caudillos homéricos, Solon al ofrecer a los Atenienses el don de sus ejemplares leyes, queriendo asegurarlas una obediencia inteligente, granjeóse la sumisión del pueblo avasallándole con su sabiduría y dulzura de su palabra, sin que pueda dudarse de que el prestigio oratorio que gozó, fue un poderoso auxiliar de sus virtudes cívicas y de su ciencia. 

Temístocles, Pisístrato, Alcibíades y los otros varones políticos o guerreros a quienes debió la Grecia su independencia y civilización, más bien por sus ardientes peroraciones que por sus altos hechos se ciñeron aquella esplendorosa aureola que deslumbra todavía al que lee los fastos de las generaciones de Maratón y de Platea. Pericles, el audaz orador que aun hoy en día avasalla con su nombre al siglo que dominó con su facundia, por más que no exento de las comunes tachas de ambición y tiranía, levantó los corazones griegos a una altura de sentimientos capaz de inspirarles con la emulación de las pasadas y recientes glorias de su país el generoso aliento necesario para sobrepujarlas. El sacro fuego del patriotismo, la constancia en la adversidad, la templanza en el triunfo, la gratitud hacia los bienhechores del pueblo, la entusiasta altivez, el amor a la belleza, a la virtud y sobre todo al heroísmo, joyas del espíritu con que el carácter griego se fue enriqueciendo, no son otra cosa que la recompensa del entusiasmo con que la multitud enaltecía a sus oradores, Sin su habla eficaz, jamás hubieran sido vencidas la debilidad esencial, la versatilidad y ligereza que oponía la índole de los Atenienses a las exhortaciones de cuantos aspiraban a conducirles a dominar el Asia entera. La gloria política y militar de Atenas debióse en su mayor parte a la elocuencia de sus caudillos y legisladores, así como su gloria científica a la elocuencia de sus filósofos. ¿Quién negará a Demóstenes el título de bienhechor de su patria? Pues bien: el que arrebató a Esquines la envidiada corona, doble premio de sus servicios y de sus talentos, en vano hubiera luchado contra el Macedonio si le faltara aquel su invencible acento más poderoso que el oro y el hierro para poblar los mares de armadas y los campos de cadáveres enemigos. La imaginación ática cedió al fanatismo que la comunicaban las inspiradas voces de Temístocles y Alcibíades, gozóse con los pulidos discursos de Isócrates y los oradores de su esmerada escuela; aplaudió la cultura de Iseo, Lisias y Esquines y obedeció a la pujanza de Demóstenes, Esta serie de oradores de primer orden que descollaba entre un pueblo de oradores, no sólo prueba la fecundidad literaria del suelo griego, mas la influencia que el arte de decir tuvo en su civilización clásica y deslumbrante aun en medio de sus desaciertos políticos y de su progresivo abatimiento. Atenas fue grande por sus héroes y por sus sabios; sabios y héroes en Atenas fueron elocuentes.

Cuando la planta de hierro de Alejandro sofoca la voz de la elocuencia en la garganta del último orador ateniense; cuando crece la yerba al pie de la tribuna popular, mirad como el antiguo valor y las virtudes cívicas huyen también como solían huir los penates del territorio conquistado. En vano la escuela de las ciudades se esfuerza en reanimarse: no veréis aparecer en sus plazas un ciudadano que proponga con valerosas palabras leyes bienhechoras; y si al pasar por un gimnasio oís las declamaciones de los sofistas degenerados sobre fingidas controversias, si os atraen la volubilidad de su lenguaje o el falso brillo de sus premeditados conceptos, apartaos: os engañáis: no está con ellos la elocuencia.

Reflejándose en la Roma de los decemviros las instituciones políticas y judiciales de Grecia, despertaron en los hijos de Rhea el amor a la elocuencia, nuevo en sus corazones belicosos. A Fabricios, Curios y Camilos, sucedieron Lelios, Catones, y un Escipión capaz de decir en su defensa a la plebe acusadora en el día del juicio: En tal día como este salvé a Roma y destruí a Cartago; vamos a dar gracias a los dioses inmortales.

Retumbó la voz agitadora de los Gracos entre las convulsiones de la república; y cuando el puñal de la venganza dejó inmóviles sus labios enardecidos, las doctas peroraciones de Crasos, Antonios, Scévolas y Hortensios prepararon el verdadero reinado de la oratoria fabricando su cetro a Marco Tulio. Cífranse en este solo nombre la explicación, la historia y la defensa del arte de decir. Preguntadle por su naturaleza y sus preceptos, y seis no sobrepujados escritos os demostrarán que el sol de la elocuencia hace germinar en la sociedad talentos y virtudes; y que a su calor fecundante nacieron en el pueblo conquistador aquellos prudentes senadores cuyas deliberaciones resolvían la suerte del mundo. Esos libros impondrán silencio a los que sólo extravíos y corrupción esperan de la locución pública; porque escritos por quien no abusó jamás de su poder, y mientras duraba el recuerdo de los varones que guiaron tantas veces con su palabra al rey de los pueblos hacia la majestuosa grandeza que le hizo llamar pueblo de reyes, no podían calumniar así al más bienhechor de los talentos. Y si no bastan los ejemplos consignados en esas páginas, de la influencia saludable con que los oradores antiguos sostuvieron los fueros de la razón, de la justicia y del bien público en el senado y en el foro, cerrad el libro de Claris oratoribus, y abrid el que contiene los discursos de su autor. Cicerón mismo es la mejor apología de su arte. Elevado por él a las primeras magistraturas y lo que es más a una reputación sin rival, no le empleó jamás en alucinar a la multitud en su provecho, ni quiso por su medio asaltar las dignidades y los honores. Habló en pro de los oprimidos, habló contra los malvados aunque fueran poderosos, abogó por la causa de las libertades patrias, lidió contra las usurpaciones del poder, y generalizando las doctrinas filosóficas con incansable celo atesoradas, ilustró su época y preparó la de Augusto en que Roma iba a subir a lo alto de la rueda de su destino. En la corle de poetas de este primer emperador ved apagarse la tea de la elocuencia en las aguas de la corrupción. Muerto el espíritu público y la dignidad cívica, sometida la justicia a la voluntad del soberano, la oratoria nada puede hacer en bien de la patria. Más tarde, algunos malos oradores se consagran a la delación y a la calumnia; porque sólo la calumnia y las traiciones se abren paso en aquellos tenebrosos días de los Calígulas y Claudios. Pero escuchad. Suenan en el foro las arengas de Quintiliano. ¿Habrá revivido el gran Cicerón? No es el español instrumento de ricos ambiciosos, ni sanguinario perseguidor de leales; es un docto imitador y émulo de aquel maestro: es un buen patricio; un paciente preceptor que alienta con sus consejos y con su ejemplo a un mismo tiempo la probidad y el gusto literario. Síguele Plinio, digno de alabar a Trajano; y el autor del diálogo sobre la corrupción de la elocuencia no arrastrando tampoco por el común decaimiento, al señalar sus causas corrobora el paralelismo que sigue el esplendor de la oratoria con la pureza de la educación, la integridad de las costumbres, y la prosperidad del régimen del Estado.

Cual si esta verdad permaneciera controvertible tras las dos épocas ejemplares de los oradores clásicos, el mismo Dios-hombre sirviéndose de la elocuencia oral para la propagación de su santa doctrina abre en la predicación evangélica un palenque ilimitado en que hasta la consumación de los siglos la locución pública ha de combatir y vencer, no ya las preocupaciones de un magistrado, ni la obstinación de un partido, sino los más escondidos y tenaces hábitos que encarrilan el corazón humano en los senderos del vicio. Desde entonces el eco de los nuevos discursos empieza a susurrar con timidez bajo las catacumbas; vibra con ternura en las solitarias mansiones de las vírgenes y los eremitas; déjase percibir entre los círculos del pueblo; suena en los secretos gabinetes de los palacios, y creciendo con sobrehumana intensidad rasga los paños que ensordecían su timbre, y truena repitiéndose de gente en gente desde lo alto del templo de Constantino. A la oratoria divina del Maestro y los apóstoles, suceden las caritativas y sentidas exhortaciones de los obispos de la primitiva cristiandad, y con las apologías de Tertuliano y Orígenes, con las fervorosas pláticas de los Ciprianos, Gerónimos y Agustinos, de los Gregorios, Basilios y Crisóstomos extiéndese la fé reanimando el espíritu en el imperio mientras sus miembros eran por todas partes dilacerados. 

El renacimiento de la humanidad obrado por el Cristianismo pone en contacto la nueva elocuencia con el sepulcro de la antigua, haciendo que al terminar el último epílogo de Cicerón se oiga la introducción de la primera homilía de S. Pablo. El ángel de la persuasión cristiana inspira saber, virtudes y heroísmo a los siglos que dejaba huérfanos la muerte de la civilización antigua y el silencio de la Suadela clásica. De la fuerza de las convicciones que sabe arraigar en las almas responden los tormentos de los mártires; y de la claridad que esparce en el universo, la multitud de los que no sabiendo más que escuchar, aprenden a concebir las verdades más exquisitas, y las conservan para legarlas a sus descendientes. Cristiana y guerrera la edad media, sus oradores están en los templos o en los campos de batalla. No tiene un senado con Catones y Tulios, ni una plaza con Pericles y Demóstenes; pero tiene concilios en que reyes, magnates y soldados, se someten a la elocuencia de los sacerdotes; tiene controversias en que las herejías luchan contra la fé, como los adalides en las justas; tiene empresas como las Cruzadas en que el entusiasmo alentado por la exhortación se precipita contra el mar, la sed y las cimitarras; tiene sesudos consejeros para guiar el armado brazo de sus monarcas, y pecheros que empiezan a enseñar a la muchedumbre sus olvidados fueros.

Clásica todavía, es decir, erudita e indigesta en sus formas pero popular en el fondo de sus doctrinas, la elocuencia de aquellas edades no queda rezagada tras la civilización, antes bien guíala fomentando sus instintos hasta que viene a sorprenderla el renacimiento. Entonces a las tumultuosas arengas de los caudillos, a las belicosas argumentaciones de los prelados, suceden las discusiones de la ciencia, de más tranquilo carácter y con resultados más fecundos. Los oradores se han refugiado de los castillos a las cortes y a los tribunales. Pedro el ermitaño no tiene ya que arengar a los cruzados en las arenas de la playa; pero apiñados en Trento los doctos defensores de la fé ortodoxa, luchan con enemigos más espantables que Saladino, contra los cuales a su vez se arman los labios de Bossuet y Massillon, de Fenelon, Flechier y Bourdaloue, de Ávila y Granada. En la arena política los aceros tienen que abrir paso a los ciudadanos para subir a la tribuna; por eso en vano buscaréis en edades casi contemporáneas una oratoria que cotejar con la romana y ateniense. Reducidos a intérpretes y casuistas los jurisconsultos, asentados los tribunales bajo la sombra de los tronos y pendiente de la gracia la justicia, tampoco es de esperar que resuenen en los oídos de Carlos I o de Luis el Grande acusaciones como las contra Verres o Marco Antonio. - La oratoria refleja entonces como siempre en su cristal verídico la situación de la sociedad. La fé la tiene encomendados sus pendones; por eso en donde quiera los defiende con ardimiento; la ciencia implora su auxilio para reconquistar el perdido imperio; por eso las bóvedas de las escuelas empiezan a repetir las estudiadas disertaciones de los maestros teólogos, filósofos y humanistas; pero como la colisión de los derechos individuales y colectivos, comprimida por la dominación feudal, y atenuada por el olvido y la ignorancia, no estalla todavía, no aparecen oradores que interpreten ideas y sentimientos casi desconocidos. Sin embargo en algunas elocuentes quejas de vasallos oprimidos, y en algunos clamores de cuerpos populares alborea la luz de la discusión parlamentaria, luz que más tarde refleja en las asambleas modernas las ondulaciones de los senados y tribunales antiguos.

El volcán de la revolución francesa convierte esa luz en un incendio, mas desde entonces entrada Europa en un nuevo camino, y una vez imposible el retroceso a la pasada organización, la palabra vuelve a adquirir su entero predominio. Oye la corte de Carlos III a nuestros primeros oradores políticos y judiciales; y desde entonces la elocuencia viene guiando a los pueblos, casi siempre hacia la razón y el bienestar; aunque desviándolos pocas veces hacia los errores y la anarquía. - No quiero velar a vuestros ojos las sombras de Cromwell, Dantón y Robespierre; pero no dudo que reconoceréis que si Cicerón vale por muchos Catilinas, y Bossuet por muchos Luteros, también los excelentes y sensatos oradores que en los modernos siglos han ilustrado los templos y las asambleas, pueden y valen harto más que la corta falange de los tribunos sanguinarios, de los predicadores ineptos, y de los leguleyos ambiciosos que la oratoria bastarda engendra para oprobio de la legítima.

No puedo sospechar que haya entre vosotros uno solo que al recorrer la galería de los grandes, de los verdaderos oradores, de esos hombres que a una gran suma de elevadas ideas han juntado el singular talento de saber difundirlas instantánea, eléctricamente; les niegue el título de bienhechores de la humanidad. Vosotros no confundís los talentos estratégicos del cálculo, el sordo poder del interés, el alucinamiento causado por la identidad de opiniones o sectas, el prestigio individual, y otras circunstancias a que deben su éxito peroraciones en su esencia vulgares, con aquella sentida unción que nace de lo más íntimo del pecho, y nos conmueve y hace sentir porque el orador está conmovido y siente. Vosotros sabéis que hasta la declamación teatral en un actor distinguido no es una farsa ni una imitación; sino la expresión de afectos bien comprendidos, porque se experimentan, y no se fingen. Podréis decirme que el número de tales artistas y tales oradores es escaso, lo concedo; mas ¿desde cuándo el crédito de las ciencias ni de las virtudes se mide por el número de los ignorantes o de los malvados?

Si os lamentáis de la torcida dirección que los hombres dieron y dan al talento oratorio, cual se la dan y se la dieron a todas las más nobles facultades, yo me doleré de ese abuso al par que vosotros, tanto más cuanto más alta y limpia idea tengo concebida de ese don de la Providencia. Y por lo mismo que me estremezco ante esa confusión de la ficción con el sentimiento y de la intriga con la razón; y tiemblo al considerar si llegará tal vez un día en que la sociedad harta de engaños y desconociendo la buena oratoria la condene y conculque junto con la espúrea; por eso he querido alzar desde aquí mi voz aunque feble, y protestar de antemano contra tan injusto anatema.

¡O jóvenes a quienes el candor y la esperanza conducen por entre flores hacia toda belleza y verdad, pero a quienes amaga la oculta serpiente del escepticismo, yo anhelara haceros concebir el destino de la oratoria y el tipo del orador en toda su pureza y rectitud cual le concebían el gran Cicerón y el español Quintiliano. Yo quisiera que aquellos de vosotros a quienes toque subir las gradas de los tribunales en defensa de los derechos o de la vida y libertad ajenas, supierais desde hoy y no olvidarais jamás que vuestras palabras han de ser la sola expresión de la razón y la honra ofendidas, nunca de la codicia ni del odio; que jamás la mentira descendiendo de vuestro labio ha de manchar vuestra noble toga, y que nunca el llanto de una familia despojada, ni los gemidos de un inocente han de maldecir vuestra venenosa elocuencia, aunque la sociedad os colme de su oro y sus aplausos. Yo quisiera que los que consagrados al altar, tengáis que interpretar en humanos discursos toda la palabra de un Dios, hubierais llenado antes vuestro espíritu de su caritativa doctrina, y cada vez que dirigierais a los fieles vuestras exhortaciones, os acordarais de que el mundo y sus bienes son ajenos a aquel por cuya boca habla la eternidad; que hasta la gloria literaria es en él una vanidad reprensible cuando deja de ser el instrumento de la enseñanza divina; y que al bajar del púlpito pudierais agradecer a Dios el don de la elocuencia al observar en la conducta de los fieles el efecto de vuestra predicación. Yo quisiera que los llamados a deliberar desde los altos asientos del congreso político sobre la independencia, la seguridad y el bienestar de la patria, llevarais allí la mente poblada de conocimientos y experiencias y el corazón henchido de indomables virtudes para resistir a los vértigos del poder y la adulación, y que al reinar en la asamblea por vuestra facundia estimarais en más las bendiciones del oscuro agricultor, feliz con vuestras bien meditadas leyes, que las ebrias ovaciones de los partidos. Y aún de vosotros a quienes ofrece la fortuna la lámpara investigadora de la filosofía para que os internéis por los intransitados senderos de las ciencias quisiera que al pedir a la oratoria sus cristales de colores para mostrar al mundo vuestros hallazgos de verdades os propusierais iluminar más bien que deslumbrar a vuestros contemporáneos, y aborreciendo cual Sócrates la ostentación sofística, hicierais como Platón elocuente y amable la sabiduría.

Todos los que me oís deberéis a la oratoria más de un triunfo en vuestra vida literaria y hasta en vuestra vida familiar; porque todos participaréis de ese torbellino del siglo que anhela fiar a decisivas razones en oral lucha los intereses de mayor entidad, aborreciendo las prolijas discusiones escritas. Aunque tareas alejadas de los grandes teatros de la locución pública os nieguen el peligroso privilegio de influir con vuestra palabra en los destinos de la sociedad, no por eso os faltarán esferas en que ejercitar tan noble don, porque las corporaciones científicas, los jurados, las sociedades mercantiles e industriales, las juntas políticas y administrativas tan frecuentes en la época en que vivimos os brindarán diarias ocasiones de ilustrar a vuestros conciudadanos y de granjearos con el tiempo una más alta reputación oratoria. ¡Ojalá que al lado de esas escuelas prácticas a que tal vez tendréis que arrojaros sin la preparación necesaria, hallarais escuelas en que se expusiera la serie de principios conducentes para formar de vosotros buenos oradores para el foro, el púlpito y la tribuna. ¡Ah! el don de la palabra no se abusara tan lastimosamente, si se facilitaran los medios de aprender a dirigirle hacia los bienhechores fines a que está destinado; si se prodigaran menos los elogios a todo el que se expresa con verbosidad u osadía, y sinó no se atreviera a exclamar todo el que por primera vez dirige la palabra a una concurrencia: yo también soy orador. 

Ilmo. Sr.: en este día solemne, verdadero cumpleaños de la Universidad siento que el sinsabor con que me amarga mi insuficiencia, témplase con la satisfacción de proclamar la utilidad de la elocuencia oral ante los mismos que con su ejemplo diario la autorizan; y de exhortar a esa juventud en que fía la patria su bienestar futuro, a cultivar con ahínco esa rama de la literatura, tan compatible con el ejercicio de sus profesiones, dirigiendo el precioso talento de la peroración hacia la razón, la verdad y la justicia de que nunca el cielo quiso separarle.

Si él oye mis votos no tendrá España que ceder a otras regiones europeas en copia de renombrados oradores, ni será Cataluña la postrera en inscribir los nombres de sus hijos en el pedestal en que brillan los de los Granadas y Jovellanos.

HE DICHO.


Barcelona 1.° de octubre de 1856.


UNIVERSIDAD DE BARCELONA.

RECTOR

en comisión.

D. D. Agustín Yáñez y Girona.


VICE-RECTOR.

D. D. Ramón Roig y Rey.


SEÑORES PROFESORES

ENCARGADOS DE LA ENSEÑANZA EL CURSO ESCOLAR

de 1856 a 1857

Y SUS RESPECTIVAS ASIGNATURAS.


FACULTAD DE JURISPRUDENCIA.

DECANO.

D. D. Ramón Roig y Rey.

Catedráticos.

D. D. Vicente Rius y Roca … Prolegómenos del derecho: elementos de la historia externa del derecho romano: instituciones de este derecho.

D. D. Manuel Laredo … Continuación de las instituciones del derecho romano.

D. D. Ramón Martí de Eixalá. Elementos de la historia del derecho español: elementos del derecho civil y mercantil de España.

D. D. Francisco Javier Bagils. Derecho canónico.

D. D. Felipe Vergés y Permanyer … Continuación del derecho canónico.

D. D. Francisco Permanyer … Ampliación del derecho civil, mercantil y penal: fueros

provinciales.

D. D. Ramón Roig y Rey … Procedimientos: práctica forense.

 

AUXILIAR.


D. D. Pablo Mestre.

Sustitutos.

Lic. D. Manuel Anglasell y Serrano. 

Lic. D. José Vilaseca y Mogas.

Lic. D. José Mestre y Cabañes.

D. D. Amador Guerra y Gifré.

D. D. Víctor Brugada y Just.

Lic. D. Antonio Vicente Menéndez y Azopardo.

Lic. D. José Samsó y Ribera.


FACULTAD DE MEDICINA.

DECANO.

D. D. Francisco de Paula Folch.

D. D. Juan Magaz … Aplicación de la Física y de la Química a la Medicina.

D. D. José Seco Baldor … Anatomía descriptiva y lecciones de Neurología.

D. D. Carlos de Silóniz … Neurología en toda su extensión: Anatomía general y

microscópica.

D. D. Marcos Bertrán … Fisiología especial o humana.

D. D …..... Aplicación de la Historia natural a la Medicina.

D. D. Francisco de Paula Folch. Patología general: Anatomía patológica: Estudio clínico de Patología general y de Anatomía patológica.

D. D. Ramón Ferrer y Garcés. Higiene privada. Medicina legal y nociones de Toxicología.

Nociones de Higiene pública.

D. D. Juan Bautista Foix ... Elementos de Terapéutica general, Farmacología y Arte de recetar: Filosofía de la Terapéutica y de la Farmacología.

D. D. Joaquín Cil … Patología quirúrgica.

D. D. Antonio Mendoza … Anatomía quirúrgica, operaciones, apósitos y vendajes: Clínica de operaciones.

D. D. Venceslao Picas … Clínica quirúrgica.

D. D. Francisco Juanich … Patología médica.

D. D. José de Storch … Clínica médica; preliminares clínicos: exposiciones prácticas de los principios de la ciencia; moral médica.

D. D. Antonio Mayner … Patología especial del sexo femenino y de la niñez. Obstetricia; clínica de esta asignatura.

 

Empleados facultativos con el carácter de sustitutos permanentes.

Lic. D. Narciso Carbó. Ayudantes.

D. N. N ….... Ayudantes.

D. D. José Roca. Profesores clínicos.

Lic. D. José Armenter. Profesores clínicos.

Lic. D. José Vidal. Conservador - preparador de piezas anatómicas.

Lic. D. José de Letamendi. Primer Ayudante del Director de trabajos anatómicos.


Empleados en la Escuela sin el carácter expresado.


Lic. D. Francisco Pérez. Ayudante del preparador de piezas anatómicas.

D. N. N. Ayudantes de anatomía.

D. Eusebio Nunell. Ayudantes de anatomía.


Alumnos internos pensionados en las Clínicas.


D. Isidro Sastre.

D. José Oriol Navarra.

D. Félix María de Echauz.

D. Juan Rocamora.

D. Francisco Vidal.

D. José de Moya.

D. Damián Mayol.

D. Francisco Cruzet.

D. Manuel París.

D.


Sustitutos.


Lic. D. Juan Rull.

D. D. Antonio Oliver y Pi. 

Lic. D. Juan Marsillach.

Lic. D. Joaquín Llorens y Cánua.

D. D. Justo Espinosa. 

Lic. D. Ramón Torent.

Lic. D. Emilio Pi y Molist.

Lic. D. Nicolás Homs.



FACULTAD DE FARMACIA.

DECANO.

D. D. Agustín Yáñez.

Catedráticos.

D. D. Juan José Anzizu … Aplicación de la Mineralogía y de la Zoología a la Farmacia, con su materia farmacéutica correspondiente.

D. D. Agustín Yáñez y Girona. Aplicación de la Botánica a la Farmacia con su materia farmacéutica correspondiente.

D. D. José Alerany … Farmacia químico inorgánica.

D. D. Rafael Sáez Palacios … Farmacia químico - orgánica.

D. D. Vicente Munner … Práctica de las operaciones farmacéuticas: principios generales de análisis química.


Ayudantes de Farmacia.


D. D. Juan Nepomuceno Folch.

D. D. Pedro Bassagaña y Bonhome.


Sustitutos.


D. D. Joaquín Pujol y Sagristá. 

Lic. D. José Roca y Ferreras. 

Lic. D. Fructuoso Plans.


FACULTAD DE FILOSOFÍA.

DECANO.

D. D. Juan Agell.

Catedráticos.

D. D. Jacinto Díaz … Literatura latina.

D. Antonio Bergnes de las Casas. Lengua y literatura griega.

D. D. Manuel Milá … Literatura general española.

Lic. D. Francisco Javier Llorens. Filosofía y su historia.

D. D. Ramón Anglasell. Economía política: derecho político: administración y derecho administrativo.

D. D. Juan Agell. Química general en toda su extensión: Química inorgánica.

D …..... Física en toda su extensión.

D. D. Antonio Sánchez Comendador. Mineralogía y Zoología.

Lic. D. Antonio Costa. Botánica.


Ayudantes de las cátedras de Física y de Química.


D. D. Antonio Rave.

Lic. D. Salvador Matas (interino.)


Sustitutos.


D. D. Joaquín Pujol y Sagristá. 

Lic. D. Fructuoso Plans.

D. D. Federico Carreras.

D. Emeterio Suaña.

D. Francisco Fasant.

D. José María de Mayolas. 

Lic. D. José Cots y Cots.


CÁTEDRA DE NOTARÍA: 

Catedrático.

D. D. Félix María Falguera.

Sustitutos.

Lic. D. Antonio Boada y Jenet.

D. Miguel Martí y Sagristá.


INSTITUTO DE SEGUNDA ENSEÑANZA

AGREGADO A LA UNIVERSIDAD.

DIRECTOR.

D. D. José Martí y Pradell.

SECCIÓN DE ESTUDIOS ELEMENTALES DE FILOSOFÍA.

Catedráticos.

D. D. Ramón Avellana y Pujol. Elementos de Matemáticas.

Lic. D. José Luis Pons (y Gallarza, el autor del discurso). Estudios de los autores clásicos, latinos y castellanos.

D. Juan Cortada. Geografía e Historia.

D. D. José Oriol y Bernadet. Continuación de los elementos de Matemáticas.

D. D. Antonio Rave, ayudante sustituto de las cátedras de Física y de Química. Elementos de Física general y experimental y de Química general.

Lic. D. Pedro Codina. Elementos de Psicología y Lógica.

D. D. Salvador Mestres. Elementos de Ética.

D...... Elementos de Historia natural.

Bedeles de las Facultades de Jurisprudencia y Filosofía.

D. José Arabí, bedel primero.

D. Esteban Viñolas, bedel segundo .

D. José Ayuso, bedel tercero.


Bedeles de la Facultad de Medicina.


D. Jaime Vidal, bedel primero.

D. Juan París, bedel segundo.

D. José María Crehuet y del Río, bedel tercero.


Bedeles de la Facultad de Farmacia. 


D. Carlos Callejas, bedel primero.

D. Francisco Solans, bedel segundo.


Alumnos que han obtenido premios extraordinarios y ordinarios correspondientes al curso de 1855 a 1856.


PREMIOS EXTRAORDINARIOS.

Jurisprudencia.

D. José Narciso Flaquer y Fraisse. (Licenciado).

D. Pedro Borinaga y Díez. (Bachiller).

Medicina.

D. José Ametller y Viñas. (Licenciado).

D. José Cosialls y Romeo. (Bachiller).

Farmacia.

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D. Jaime Forn y Segura. (Bachiller).


PREMIOS ORDINARIOS.

Jurisprudencia.

D. Felío Sayol y Margenat.

D. José María Maranges y Diago.

D. Pedro Birosta y Esquerrá.

Medicina.

D. José Ametller y Viñas.

D. Eusebio Nunell y Terrada. 

D. Juan Antonio Buixó y Font.

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D. Baudilio Net y Figueras.

D. Joaquín Oms y Mirambell.

D. Francisco de Paula Campá y Porta.

Farmacia.

D. Joaquín Salvador y Benedicto.

D. Jaime Forn y Segura.

D. José María Martí y Terrada.

D. Mariano Agelet y Casanovas.

Elementos de Filosofía.

D. Simón de Rojas Bruguera.

D. Juan Adzerol y Estrader.

D. Antonio Ginebreda y Boguñá.

Latinidad y Humanidades.

D. Jaime Pila y Rodó.

D. Aquilino Arabio Torre.

D. Román Gros y Rigalt.

Notaría.

D. Domingo Agulló y Soler.


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