lunes, 30 de agosto de 2021

EL 25 D'OCTUBRE 1349. Tomás Aguiló Forteza.

EL 25 D'OCTUBRE

1349.

https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Lluchmayor

Asseguda dins la cambra,  La cambra de mes endins,  Dona Costança, l'esposa  D'en Ramon de Sant Martí,


Asseguda dins la cambra,

La cambra de mes endins,

Dona Costança, l'esposa

D'en Ramon de Sant Martí,


Pròp d'una taula, ab el colze

Demunt un coxí molt rich,

S'aguantava el front, enveja

Dels llíris de son jardí.


Deu del cel! qui l' hagués vista

Aquell vespre malehit,

En que li estavan devora

Trists com ella els seus dos fills!



EL 25 DE OCTUBRE

1349.


Sentada junto a una mesa, en su más apartado retrete, Doña Constanza, la esposa de Ramón de Sant Martí.

Apoyado el codo en riquísima almohada, sosteníase la frente, cuya blancura envidiaran los lirios de su jardín.

Dios del cielo! quién la viera aquella malhadada noche, cuando, como ella tristes, rodeábanla sus dos hijos!


A tres anys un no arribava,

No arribava l'altre a cinch,

Y per cert que tots dos eran

Com dos ángels de garrits.


El mes grandet la tenia

Agafada p'el vestit,

Esglayat la se mirava

Demunt sa falda el petit.


¡Pobre mare que no feya

Jochs y festes als seus nins,

Perque plena d'amargura

Sols pensava en son marit!


Pensava qu'en aquella hora

Se trobava en gran perill,

Y ja a dolses esperançes

No gosava doná' abrig.


Els seus ulls li espiretjavan,

De son cor treya suspirs,

Y per molt que fés esfòrsos

No 'l tenia gens tranquil.


En Gilabert de Centellas

De ciutat havia exit,

Y en son estol, gent valenta,

S'hi contavan molts de mils.


En los tres años frisaba el uno, el otro no llegaba a cinco, y eran los dos tan bellos que semejaban dos ángeles.

Teníala el mayorcito cogida de la falda de su brial, y en su regazo el pequeño mirábala aturdido.

¡Pobre madre, que no hacía mimos ni fiestas a los hijos de su amor, porque llena de amargura pensaba sólo en su marido!

Pensaba que en aquellos instantes hallábase en terrible riesgo, y no osaba dar albergue a lisonjeras esperanzas.

Asomó el llanto a sus ojos, exhalaba dolientes gemidos, y a pesar de sus esfuerzos no conseguía recobrar el perdido sosiego.

Gilaberto de Centellas había salido de la ciudad, y componíase su mesnada de muchos millares de valientes.


La llum del sol apagada,

S'anava el cel enfosquint,

Y a la cambra un esclau mòro

Ab un ciri entra summís.


- No guaytavas a la torre?

- En vench, senyora.- ¿Y qu'has vist?

- Ran de mar fòchs que servexen

Per doná' a ciutat avís.

- ¿Y res mes?- Fayes enceses

De Lluchmajor p'el camí.

- Y dius ver? Mon còr s'esclata,

Mon còr no'm cab dins el pit.


- De pols una nigulada

S'hi veya abans, y ferits

Del sòl los férros de llansa

Hi llambretjavan sovint.


- Ah! son ells, son ells que tornan,

Son els nostres inimichs;

¿Es que venen victoriosos

O s'en venen fugitius.


Y, digués, ¿son lluny encara?

- A retronar fins aquí

No 's tardará moltes hores

La remor del seus clarins.


Apagada ya la luz del sol, ennegrecíase el cielo; y con una vela en la mano entró humildemente en la cámara un esclavo moro.

- ¿No velabas en la torre? - De allí vengo señora. - ¿Y qué viste? - Orillas del mar grandes hogueras que deben ser aviso para los de la ciudad.

- ¿Nada más? - Antorchas encendidas camino de Lluchmayor. -

¿Es cierto? Se me rompe el corazón que no cabe, no, dentro mi pecho.

- Descubríase antes espesa nube de polvo, y los hierros de las lanzas reflejaban los rayos del sol poniente.

- Ah! son ellos los que vuelven; son sin duda nuestros enemigos: mas ¿es que vienen victoriosos o es que huyen derrotados?

Y, di, ¿están lejos todavía? - Dentro de breves horas se oirá desde aquí el sonido atronador de sus clarines.


- Vés, puja, puja a la torre,

Y si 's cumpleix mon desitj,

Si mon plant el cel escolta,

No serás ja mes catiu. -


D'exir lo esclau acabava,

Quant la dama exhala un crit,

Perque 's veu devant un frare

Que l'abrassa ab frenesí.


De fèrro una cervellera,

Un arnés mitj desguarnit,

Uns esperons sanguinosos,

Cubria el ropatje humil.


Espassada la sorpresa:

- Ramon! Esposa! qu'estim...

- ¿Y el Rey? - Amor de ma vida,

¿No estavas pensant en mí?


- El Rey?... Callas, y a la boca

l'' acòstas plorant el dit?

- En Centellas comandava

No soldats, sino botxins.


- ¿Qué vols dir? - Caygut en terra...

- ¡Pobre Don Jaume! Felis,

Qu'entre el desterro o l'afronta

No ha tengut temps d'elegir.


- Ve, sube, sube a la torre, y si mis anhelos se cumplen, si escucha el cielo mis suspiros, no seras ya cautivo. -

Acababa de salir el esclavo cuando lanzó la dama un grito de terror, al ver entre sus brazos a un fraile que la estrechaba con frenesí.

Cubría el humilde ropaje un acerado yelmo, un arnés desguarnecido y unas espuelas mojadas en sangre.

- Ramón! exclamó la dama, desvanecida su sorpresa. - Esposa adorada!.... - ¿Y el rey? - Amor de mi vida, ¿no estabas pensando en mí?

- El rey... Callas y llorando me impones silencio? - Los de Centellas no eran soldados sino verdugos.

- ¿Qué dices?- Caído en tierra... - Pobre Don Jaime! - Feliz, pues no pudo escoger entre el destierro y la afrenta.


- Deu etern! ¿y la justicia

Consent tan horrible crim?

- ¿Y ha de viure sens corona

Qui en son cap corona ha vist?


- Ingrata, ingrata Mallorca!

Y l'infant? - Está ferit.

- Tot perdut! - Tot, fòra l'honra

Guanyada aquex dematí.


- Els traydors tan valerosos!

Y els faels...- Mes qu'ells ardits,

Y per cada tres dels nostres

Ne duya en Centellas vint!


Tres llansades he rebudes...

- Ah!... - Mon cavall mes de sis.

Còps d'espasa, ¿quí los conta?

Sols sé que masell n'estich.


De la sang qu'ara 'm degota

N'está aquex trispol homit;

Ja 'l veurás com vermeyetja,

Ja 'l veurás demá matí.


Venturós si a les galeres

Viu encara jo hi arrib,

Y un poch de terra sagrada

Pot esser mon derrer llit. -


- Dios eterno! ¿y tu justicia consiente tan horrible crimen? - ¿Y puede vivir sin corona quién la llevó en su cabeza?

- Ingrata, ingrata Mallorca! ¿Y el infante? - Está herido. - Perdióse todo! - Todo, menos la honra alcanzada en este día.

- Los traidores tan valientes! y los leales... - Más esforzados que ellos; por cada uno de los nuestros llevaba Centellas veinte!


Tres lanzadas recibí... - Ah! - Mi caballo más de seis. Golpes de espada, ¿quién pudo contarlos?

Con la sangre que mana mi cuerpo humedécese el pavimento, a la luz de la mañana le verás todo enrojecido.

Dichoso si puedo llegar con vida a las galeras, y cubre mis huesos un puñado de tierra bendecida! -


Dona Costança esmortida

No sent ja lo que li diu,

Y als nins, Don Ramon abrassa

Plorant també com un nin.


El front gelat de sa esposa

Besa ja p'el derrer pich,

Y sortint d'aquella cambra

De sang dexa un regalim.

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Desvanécese Doña Constanza y no oye ya la voz de su marido. Don Ramón estrecha contra su corazón a sus hijos llorando como un niño.

Besa por última vez la frente helada de su esposa, y al salir de aquella cámara deja en el suelo un reguero de sangre.

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