lunes, 30 de agosto de 2021

BARTOMEU FERRÁ PERELLÓ. LA RONDALLA DELS TRES HOSTES. VENTADA. DEU CASTIGA. IGNORANCIA

BARTOMEU FERRA

(Ferrá, la à encara no la escribíen à).

Bartomeu Ferrá y Perelló (wikitroles cat)

Ans que tot se doná a conexer per ses poesies satíriques y cuadros de costums mallorquines, y mes per algunes comedies, com Els calsons de mestre Lluch y Contes vells, barallas noves. Aprés escrigué composicions séries y conseguí que fos mencionada en los Jochs florals de Barcelona de 1869, la titolada: Ensòmnis é remembrançes, y en los de 1870 y 1871, obtingueren lo segon accéssit el romanç, Les minyonetes de Son Cigala y La rondalla dels tres hostes. Ha publicat totes ses poesies en un volúm in 4.° estampat p'en Felip Guasp l'any 1872. Naxqué lo dia 3 d'octubre de 1843.

http://www.enciclopedia.cat/ec-gec-0026585.xml

LA RONDALLA DELS TRES HOSTES.

(A na Marieta Rosselló y Zavaleta.)


Açò era y no era,

Fa temps enrera,

Una donzella, filla

Del rey d'un'illa.

Fada ne fou sa mare,

Mas, no viu ara.

Dins lo castell tot' hora

Plora que plora,

Broydant prop de sa dida

Molt esmarrida,

Que 'l rey no vol que surta

A cullir murta.


Lo rey les hores passa

Cassa que cassa

Per entre boschs d'alzines

Sonant botzines.


LOS TRES PEREGRINOS. (Huéspedes)

(A María Rosselló y Zavaleta.)

Érase que se era (28): allá en tiempos añejos hubo una doncella hija del rey de una isla. Hada fue su madre, mas ya no existe: y la doncella vive apenada y triste en el castillo, bordando con primor junto a su nodriza, y llora que llora porque su padre no quiere que salga a coger mirto.

Pasando está el rey las horas caza que caza, con sus trompas ensordeciendo las selvas y los


Sa filla 'l veya corre

De dalt la torre,

Y méntres que corria

La nit venia;

Per devallá a la sala

Baxa l'escala,

Quant òu lo cant en l'ayre

D'un bon trobayre.


- Dama de la finestra,

Per un sol vespre

Vullau darme posada;

Y la vetlada

Vos cantaré les gloses

De les set roses.

- Bé pot pujar sens triga;

Ben vingut siga!

Mon pare alberch no nega

A qui me prega,

Si bé no vol que surta

A cullir murta. -


Lo jovencell li parla

Jurant aymarla;

L'escolta la donzella

Tornant vermella.

- ¿Quín present me fariau

Si ab mí 'us uniau?

- Mon arpa del sò lliure,

Que fa reviure.


encinares. La hija sigue al padre, desde el torreón más alto, con melancólica mirada, y así ve adelantarse la noche. Mas, al bajar a la sala del castillo por el caracol estrecho, oye resonar en el aire el canto de un trovador.

- Niña, la mi niña, que al mirador te asomas, dice, dígnate hospedarme por una sola noche en el castillo, y te cantaré en la velada, si te place, el tierno romance de las siete rosas.

- Seáis el bien venido! Entre sin tardanza el trovador: mi padre no rehúsa el albergue a quien de mí lo implora, aunque salir no me deja a coger mirto.

El doncel la habla de amor, y amor la jura; la doncella le oye poniéndose encarnada.

- Dime, ¿qué presente me harías si te unieses a mí?

- Mi laúd te diera de libres acordes, mi laúd que vuelve los corazones a la vida.


- Trobayre, aquexa hisenda

Trau poca renda.

- Dama, prou vos valdria

Esta arpa mia. -


Lo rey parteix sens patge

Al hermitatge;

Cada any hi va una volta

A fer l' absolta,

Hont s'esposa estimada

Es soterrada.

Del mirador, sa filla

Esguardant l' illa,

Veu que una nau lleugera

Vé a la ribera,

Y un mariner ne corre

Cap a la torre.


- Dama de la finestra,

Per un sol vespre

Vullau darme hospedatge;

Y mon vïatge

Vos contaré, si agrada,

Exa vetlada.

- Bé pot pujar sens triga;

Ben vingut siga!

Mon pare alberch no nega

A qui me prega,

Si bé no vol que surta

A cullir murta. -


- Escaso es tu don: poco produce, trovador, tu hacienda.

- Mi laúd, niña, no tiene precio: con él tendrías un tesoro ! -

El rey, sin paje que le acompañe, se dirige a la ermita. Va una vez cada año a orar por su amada esposa sobre la misma tierra que la cubre.

Contemplando la tierna doncella desde la ventana su adorada isla, ve una ligera nave que llega a la playa y un marinero que corre hacia el castillo.

- Niña, la mi niña, que al mirador te asomas, dígnate hospedarme por una sola noche en el castillo y te contaré, si te place, en la velada mi viaje y mis aventuras.

- Seáis el bien venido! Suba el marinero sin tardanza: mi padre no rehúsa el albergue a quien de mí lo implora, aunque salir no me deja a coger mirto.


Lo mariner li parla

Jurant aymarla;

L'escolta la donzella

Tornant vermella.

- ¿Quín present me fariau

Si ab mi 'us uniau?

- Ma nau que 'l mar navega

'Xi com llampega.

- Mariner, exa hisenda

Trau poca renda.

- Dama, prou vos valdria

Exa nau mia. -


Lo rey parteix y als pobres

Fá bones obres,

Que sa vila ha esfondrada

La torrentada.

De lo castell dins l'horta

S'obri una porta;

Un mercader la passa

Y entra a la plassa.

La donzella cosia,

Dins gelosía

De daurades esquerdes,

Percintes verdes.


- Dama de la finestra

Per un sol vespre,

De que romanga 'us placia;

Jo 'us deman gracia


El marinero le habla de amor, y amor la jura; la doncella le oye poniéndose encarnada.

- Dime, ¿qué presente me harías si te unieses a mí?

- Mi nave te diera, niña; mi nave que cruza el mar como el relámpago.

- Escaso es tu don: poco produce, marinero, tu hacienda.

- Mi nave no tiene precio: con ella tendrías un tesoro ! -

El rey parte a dar amparo a los pobres cuyos hogares arrastraron las avenidas. En el jardín ábrese una puerta y entra un mercader en el patio del castillo. La doncella, detrás de una celosía de dorados traveseros, bordando estaba un verde ceñidor.

- Niña, la mi niña, que al mirador te asomas, dígnate hospedarme por una sola noche en


Per mostrarvos alhaques (alhajes)

Riques y maques. (majes)

- Bé pot pujar sens triga;

Ben vingut siga!

Mon pare alberch no nega

A qui me prega,

Si bé no vol que surta

A cullir murta. -


Lo mercader li parla

Jurant aymarla;

L'escolta la donzella

Tornant vermella.

- ¿Quín present me fariau

Si ab mi 'us uniau?

- Lo mirall de l'ausencia

Que fou ma herencia.

- Oh! mercader, ta hisenda

Val poca renda.

- Dama, prou vos valdria

La joya mia. -


Cada hoste vá y s'afanya,

A terra estranya,

Pensant sempre en la filla

Del rey de l'illa,

Quí plena d'anyorança

N'ha fet mudança.

Als tres hostes somia

De nit y dia.


el castillo y te enseñaré las ricas y hermosas joyas que traigo.

- Seáis el bien venido! Suba sin tardanza el mercader: mi padre no rehúsa dar albergue a quien de mí lo implora, aunque no me deja salir a coger mirto. -

El mercader la habla de amor, y amor la jura; le oye la doncella poniéndose encarnada.

Dime, ¿qué presente me harías si te unieses a mí?

- Daríate todo cuanto heredé; daríate el espejo de la ausencia.

- Escaso es tu don: poco produce, mercader, tu hacienda.

- Niña, la alhaja no tiene precio, ella es un tesoro.

Los tres siguiendo su destino, van a tierras extrañas; pero los tres piensan siempre en la hija del rey, que palidece y se marchita en la tristeza. Noche y dia suena en los viajeros, y alejada de su semblante la sonrisa, vive doliente y llorosa; inútil es ya que la permitan salir a coger mirto.


No va pus delitosa,

Sino plorosa,

Y es per demés que surta

A cullir murta.


Qué 'n direm! que 'ls tres hostes,

Baix d'unes costes,

Un bell jorn comparexen

Y se conexen.

Lo mercader repara

Y veu ben clara

Al mirall, la donzella,

Per maravella,

Del tot esblanquehida

Que pert sa vida.

Als companys ho fá veure;

No 'l volen creure.


Qué 'n direm! que 'l paratje

N'era una platje,

Y 'l mariner deslliga

Sa nau, sens triga.

- Anem! d'aquí a una estona,

Ona per ona,

A l' illa desitjada

N'haurá arribada. -

Los dos companys s'hi juntan

Y a la nau muntan.

Y ala, avant! sense teme'

Rema que rema.


¡Quién lo creyera! En un hermoso día se encontraron y conociéronse los tres caminantes al pie de una montaña. El mercader reparó en el espejo de la ausencia la imagen de la doncella, pálida y sin colores, como si fuese a extinguírsele la vida: los compañeros la ven agonizar y no quisieran creerlo.

¡Quién lo creyera! aquel sitio era una playa; el marinero desató rápido la nave: todos se unen y saltan al batel. - Partamos, y pronto de ola en ola llegaremos a la isla deseada.- Y boga que boga avanzaron sin temor.


Qué 'n direm! que a la roca

De l'illa toca.

Ja pujan la dressera;

Mas, ¿qué 'ls espera?

Tantost lo pont s'acala,

Van a la sala,

Y arribant a la porta

Senten: - ¡Ja's morta!... -

Llavors, de lo trobayre,

L'arpa mou l'ayre;

Y al punt, per maravella

Viu la donzella.

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Are, els quí ohiu la glosa,

Digau: ¿quín sia

Dels tres que merexia

Ferne sa esposa?

Lo mirall diu sens falta

Que está malalta;.

La nau s'hi ha tramesa

Per 'vinentesa,

Y l' harpa del só lliure

La fá reviure.

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Buena fortuna! ya abordan a la ribera, suben por el atajo, se baja el puente del castillo, llegan a la sala y oyen exclamar: - ¡Ha muerto! - Al instante el trovador hace vibrar el aire con los acordes de su laúd y vuelve por milagro a la vida la hermosa doncella.
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Los que habéis oído mi canto, decidme, ¿cuál de los tres peregrinos merecía desposarse con la hija del rey? El espejo reveló que estaba enferma y moribunda, rápida la nave hendió las aguas volando a su socorro, y el arpa de las libres armonías devolvió los latidos al yerto corazón de la doncella.

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LA VENTADA.


¿D'hont ix l'alé que sorollant oretja

Y polsaguera mòu,

Y ab seca fullaraca juguetetja

Y 'ls pedrolins remòu?


¿D'hont ix l'alé que esfondra y arruina

Lo crivellat casal,

Y vincla, cruix y esqueixa de l'alzina

Lo rebassut cimal?


De mes en-llá les sèrres vé; s'afua,

Arruxa los niguls;

Mes quant ses íres ferm penyal agua,

Llavors gita bramuls.


Tal volta en arenals, monts y planures

N'ha fet cent remolins,

Y ha despullat arreu de ses verdures

Les eures y los pins.


EL HURACÁN.

¿De dónde viene ese aliento de gigante, que mugiendo pasa, y cubre el espacio de una nube de polvo; ese aliento que arrebata la seca hojarasca de los árboles y remueve hasta las piedras?

¿De dónde viene esa desbocada furia, este soplo que hunde y arruina el agrietado caserío, dobla, y hace crujir, y troncha el robusto ramaje de las encinas?

De más allá de las sierras partió, y arremete con indomable empuje aventando los colosales nubarrones; mas si a su paso iracundo se oponen los peñascos, lanza espantosos rugidos.

Tal vez allá en lejanos arenales, o en los montes y llanuras, arremolinóse cien veces, y despojó de su verde pompa las yedras y los abetos.


Tal volta ha saludat la caravana

Enmitx d'ardent desert,

O bé dels cims gelats de tramontana

Lo vel n'ha descubert.


Tal volta ha rebetjat les blaves ones,

Del mar guaytant lo fons,

Que ab escumera han engolit fellones

Cadávres y timons.


Son trafegar per llunyadanes platjes

No res d'eix mon detén.....

Lo breu y dilatat de sos viatjes,

D'enveja l'pit m'encén.


D'enveja, sí; per ço cuant la ventada

Rebufa ab veu de trò,

Al ras de la garriga, a s'alenada

Esment hi poso jò.


Llavores que m'alsás d'est sòl voldria,

Com alsa lo pallús,

Y dels humans los dòls y l'agonía

No m'perseguissen pus.


Y anar amunt, volant com les estrelles

Que son l'etern esglay

D'setgles y mes setgles, maravelles

Penjades en l'espay.


Llavors trascolaría ab reverencia

Dins mon pur esperit,

Los raigs que hi vessaria l'alta sciencia

Del rey de l'infinit.


Tal vez saludó poco hace, en medio del abrasado desierto, a la sedienta caravana, o viene de rasgar el velo con que se envuelven las altísimas cumbres del septentrión.

Tal vez agitado ha con fuerza inconmensurable las olas del mar, escudriñando sus profundidades; mientras se hundían en un abismo de espuma cadáveres y timones.

Nada, nada detiene su camino audaz sobre las playas mas apartadas...! ¡Ah! lo raudo y dilatado de sus viajes me enciende el corazón de envidia.

De envidia, sí; por eso cuando el huracán se desata, y con voz atronadora muge, desde la pendiente de la desabrigada selva, sigo atento su paso terrible.

Entonces quisiera que me arrebatase del suelo, así como arrebata la seca arista, y me trasportase allá lejos, donde no me persiguieran los dolores ni las agonías de este mundo:

Que me elevase a los infinitos espacios, volando al par de las estrellas, eterna admiración de los siglos, maravillosas lámparas suspendidas en la bóveda celeste.

Entonces, poseído de la reverencia más alta, filtrarían en mí espíritu los rayos que en él derramase la ciencia divina del rey del infinito.


DEU CASTIGA.


Seguint d'eyma la dressera

S'en anava un vell ceguet,

Y d'enfora li cridaren:

- ¡Per l'esquerra, y no caureu! -


A l'avís que l'enganyava,

¡Malanat que l'obeeix!

Descals vá per sobre aritjes,

Y ningú corre a treure'l...!


Qui 'l burlá es aqueix bell jove

Que, al portal de La Mercé,

Als devots fa llum los vespres

Ab un fanal qu'éll no veu.

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CASTIGO DE DIOS.

Caminando a tientas por angosto sendero iba un anciano cieguecito, y - ¡A la izquierda, que vais a caeros! - gritóle una voz lejana.

¡Infeliz del que sigue traidores consejos! el pobre andaba descalzo por sobre los zarzales y nadie acudía a socorrerle....!

Quien le burló es el mancebo que todas las noches alumbra a los devotos en la puerta de la Merced, con una lámpara cuya luz no verá jamás el desdichado.

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IGNORANCIA.


Dins lo camp de l'ignorancia

N'han sembrat males llevors;

¡Ay del poble que s'escolta

Losa pòstols del error!


De paraules que afalagan

Han begut lo verí dolç:

¡Trists d' aquells quí esperan viure

Del traball sense lo jòu!


¿No devalla a la planura

Tot quant sobra a n'els turons?...

Per no veure richs y pobres

Es mester esfondrá el mon.

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IGNORANCIA.

Semilla de perdición sembraron en el campo de la ignorancia:
¡Ay del pueblo que escucha a los apóstoles del error!

La humanidad ha bebido el dulce veneno de halagadoras mentiras.
¡Infelices de los que sueñan andar su camino, libres del yugo del trabajo!

¿No baja al llano todo lo que sobra a las alturas?....
Preciso es que se hunda el mundo para no hallar en él ricos y pobres.

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